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El yacimiento de Cerro Boyero, protegido con la declaración como Zona Arqueológica

Panorámica de Valenzuela.

Redacción Cordópolis

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El Consejo de Gobierno ha aprobado inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la categoría de Zona Arqueológica, el yacimiento de Cerro Boyero, en el término municipal de Valenzuela (Córdoba). Este enclave, representativo del poblamiento ibero de las campiñas altas y medias del Guadalquivir durante la Edad del Hierro, alberga también vestigios de un amplio periodo que va desde el Bronce Final hasta la Edad Media.

Los principales valores arqueológicos del yacimiento se centran en los restos de una ciudad ibérica fortificada, de más de 17 hectáreas y estratégicamente asentada en una meseta con buenas condiciones de habitabilidad y defensa, amplio control visual del territorio y manantiales y terrenos aptos para el cultivo en sus inmediaciones. El recinto original fue ampliado hacia el este en época iberorromana, como atestigua la existencia de cisternas y silos datados en ese periodo.

Cerro Boyero fue dado a conocer en el año 2002, a raíz del hallazgo casual de un relieve antropomorfo ibérico y parte de una inscripción en piedra en un lugar cercano a la zona fortificada. La primera de estas piezas conserva la mitad del rostro de un hombre con barba y pudo pertenecer a la fachada de un edificio. La inscripción se sitúa en un bloque de forma trapezoidal y en ella se aprecian dos líneas de escritura con seis signos identificables y tres incompletos. El régimen de protección acordado incluye ambos bienes inmuebles, que actualmente se exponen en el Museo Municipal y Centro de Interpretación del Territorio de la cercana población de Alcalá la Real (Jaén).

Los materiales en superficie del yacimiento revelan una ocupación humana continuada durante el Bronce Final Reciente (cerámica pintada a bandas con motivos geométricos de policromía roja y negra), la Edad del Hierro Antiguo (molinos de mano y otras piezas de moler), la época ibérica (otras cerámicas con decoración geométrica), la ocupación romana (abundantes vestigios cerámicos y restos de ánforas y conducciones de agua) y la Edad Media (cerámica vidriada).

De la muralla ibera se conservan algunos restos emergentes, sobre todo en el flanco norte, donde se aprecia una construcción en talud a base de piezas pequeñas. En otros sectores  existían lienzos de grandes sillares, aunque la acumulación de grandes montones de piedras para facilitar las tareas agrícolas impide reconocerlos.

Otros indicios apuntan a que la necrópolis del poblado podría situarse en la zona de El Barranco, prolongación natural de Cerro Boyero, donde también existen abundantes restos de cerámica ibérica y romana.

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