Paula Bonet: “La poesía no solo está en la palabra, es una manera de mirar”
“La literatura es el arte que más respeto, me ayuda a crecer, a entender el entorno”. Y en esa manera de entender el entorno y el desarrollo de la propia vida, la escritora, pintora e ilustradora Paula Bonet (Villarreal, 1980) toma la palabra como una herramienta feminista, para hacer visible todo lo que del mundo de la mujer se oculta.
Invitada a participar este sábado en Cosmopoética, esta exitosa autora cuenta que “la poesía no solo está en la palabra, sino que es una manera de mirar, de relacionarse con el mundo. La poesía está en la mirada”. Y su mirada quiere atravesar tabúes para usar la palabra ante las realidades femeninas silenciadas: “¿Por qué se nos silencia a las mujeres?”, cuestiona.
Su experiencia vital y su determinación la empujaron a escribir su última obra, Roedores, en la que narra su paso por dos abortos naturales consecutivos en apenas año y medio. Y lo ha querido hacer como manera de ponerle nombre, de hablar, de escribir, sobre un proceso muchas veces silenciado por mujeres, hombres, por la sociedad. “Lo que no se nombra no existe”, sintetiza.
“Es uno de esos tabúes sobre las mujeres. Y he querido hacer evidente la falta de lenguaje en este tema”. Lenguaje que toma todo el peso prácticamente en esta obra, pese a que los títulos anteriores de la autora compaginaban palabra e imagen a partes iguales, y en su obra la pintura es el germen. “Aquí la imagen es anecdótica”, dice para hacer comprender el esfuerzo por escribir y nombrar su experiencia, la de muchas mujeres. “Es una realidad muy frecuente de la que no se habla, ni de la pérdida dolorosa, ni del silencio, el duelo que no se hace por alguien no existe aún...”, reflexiona.
Su experiencia en este libro sirve para que Bonet tome la literatura, su lenguaje poético sin ser poesía, como bandera feminista, pero su discurso habla de recuperar las voces de mujeres que han sido grandes olvidadas en la escritura, en la pintura y, en la sociedad en general. “Ha habido muchas escritoras, muchas pintoras, que fueron leídas, valoradas....pero que desaparecieron cuando se cuenta la Historia”.
“Que haya autoras supone que ponen lo femenino encima de la mesa y lo sacan de las tinieblas”, de esa oscuridad histórica a la que hace referencia. Porque su objetivo último es que esa experiencia de las mujeres salga a la luz, no solo en el discurso artístico, sino en el discurso político y social. En eso, recuerda, el 8M de este año ha dado un empujón superlativo, “nos ha ayudado a nombrarnos”, dice.
Y con nombres y con imágenes -“no están tan lejos ambas disciplinas”-, “lo importante es lo que se quiere contar. A Córdoba ha venido a eso, a contar, a charlar, en los diálogos entre autoras donde ha compartido espacio con María Sánchez, autora de Cuaderno de campo y con quien ha emprendido una relación profesional que las ha llevado a editar la obra de esta ilustrada con las imágenes de Bonet en una nueva edición que saldrá pronto a la venta. Se trata, dice, de crear. Se trata, al fin y al cabo, de ”nombrar el mundo en femenino“.
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