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Paul Barham: 'A very English man in Córdoba'

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Marta Jiménez

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Esta entrevista tuvo lugar antes. En aquellos tiempos dorados en los que te sentabas en un bar cualquier día al mediodía y charlabas tranquilamente con alguien delante de una cerveza. Aquellos días buenos en que besabas, abrazabas y dabas la mano de forma espontánea. Esos días llenos de planes que ahora se han quedado en el limbo del porvenir.

Paul Barham (Hastings, cerca de Brighton, 1964) es músico y profesor de inglés. Lleva en Córdoba más tiempo que en su Inglaterra natal y aunque es muy español en muchos aspectos, su acento y su música lo delatan como un inglés de pura cepa. Tras pasar por grupos como los punks Aspidistras o los indies The Aftersoons, Paul acaba de publicar en distintas plataformas su primer trabajo en solitario, 8-track Mind Ep . Ocho canciones personales con tintes biográficos y cercanas al folk que presentará en directo acústico y también con banda en algún momento cuando acabe todo esto.

En ellas se respira la banda sonora con la que creció Barham. Incluso se intuye cómo un Paul bebé ya presenció una de las míticas peleas entre los Mods y Rockers desde su cochecito. También, que la radio siempre sonaba en su casa llenando el ambiente de canciones de The Beatles, The Kinks, The Who... Paul quería ser entonces una estrella de rock e imitaba a Elvis delante del espejo. Los músicos le parecían seres caídos del cielo, por eso con 14 años cambió un palo de golf regalo de su padre por una guitarra eléctrica. Y tocó punk hasta que le sangraron las manos.

Aunque en una cosa sí que hizo caso a su progenitor: fijarse en las letras. Cantar las letras.

P. ¿Qué te trajo a las España de principio de los 90?

R. Vine a Barcelona para hacer un curso de profesor de inglés para españoles. Quería viajar, estaba harto de Inglaterra y me fascinaba España. Me saqué el título de profesor y me salió trabajo en Badajoz, un lugar que ni sabía dónde estaba.

P. ¿Y qué te encontraste?

R. A gente de frontera. Allí estuve dos años y aún tengo amigos, como el músico Gecko Turner. Recuerdo que Badajoz estaba lleno de bares con música pachanga y eso no era lo que buscaba. Había acabado quemado con mi último grupo en Inglaterra, vendí casi todo mi equipo al llegar a España, me quedé solo con una acústica y una eléctrica. Un día entré en una tienda en Badajoz para comprar cuerdas y vi que el lugar era de los míos, había chaquetas de cuero, pendientes... Allí conocí a Julien Elsie, era el dueño de la tienda y yo no hablaba español apenas. Tenía un grupo de rock'n'roll y fui a un ensayo con ellos y así entré en su grupo. Hoy Julien ya ha sacado varios discos en solitario y he contribuido letra a casi todos. Fue uno de los mejores artistas del año de FNAC en 2016.

P. Pero al final pusiste el ojo en Córdoba.

R. Busqué trabajo en Córdoba porque quería estar en España y me gustaba el sur. Viajé por Granada, Sevilla, pero había algo en Córdoba que me hacía sentir como en casa. Recuerdo El Limbo, no sé si se llamaba así ya, Millenium, la Corredera... recuerdo todo eso. Era 1993.

Había algo en Córdoba que me hacía sentir como en casa

P. ¿Llegaste a Andalucía antes que Joe Strummer [cantante de The Clash]?

R. No, él ya venía en los 80 porque tenía una novia malagueña. Tengo una anécdota curiosa con esto. Había un grupo de punk británico y la batería era la novia de Strummer. Era de Málaga y se llamaba Paloma, aunque todos la llamaban Palmolive, como la novia de Popeye [en España la novia de Popeye siempre fue Olivia]. Era un grupo de la primera ola del punk, las Slits se llamaban. Eran amigas de los Sex Pistols y eran unas locas anarquistas. Hicieron giras con los Clash a finales de los 70.

Pues bien, su sobrina vive en Córdoba y es amiga mía y me presentó a un amigo que le dijo si a Paul le gusta el punk debe conocer a tu tía. Anda ya, como va a conocer a Palmolive, contesto ella, y y yo le dije, no me jodas que ella es tu tía, qué casualidad. Así que Strummer ya venía en los 80.

P. Pero fue en los 90 cuando llegó a Granada buscando a Lorca.

R. Sí, eso fue más tarde. En Granada Strummer produjo a los 091 y pasó largas temporadas en Almería, algo que cuenta muy bien el documental Quiero tener una ferretería en Andalucía [2011]. Él es una de mis referencias. Recuerdo estar  ensayando con mi grupo punk, Aspidistras, y llegar el bajista contando que había escuchado en la radio que había muerto Joe Strummer. No me lo creí y cuando lo confirmamos hicimos muchas canciones de The Clash en nuestro siguiente concierto, que fue en El Quiñón, en febrero 2003. Él murió en diciembre de 2002. También lo hicimos en la fiesta de Happy place en la sala X de Sevilla. Eran versiones, éramos como actores y yo quería eso para nuestras canciones. Hicimos una maqueta que no llegó a salir como disco, hicimos un par de conciertos y poco más. Aspidistras era un grupo de homenaje al punk, de versiones. No funcionaron las canciones propias que hicimos y lo dejamos 16 años después de crearlo. Y por eso empecé en solitario con la acústica.

P. ¿En cuántos grupos has estado en Córdoba?

R. No en tantos, en alguno de blues, en Aspidistras, en The Aftersoons y ahora solo. No había tocado versiones en mi vida antes de venir a Córdoba. Es una pena que ahora lo que apela a las masas sea lo descafeinado, los homenajes son lo que vende. Los artistas como yo tiene una salida muy limitada, menos mal que no lo hago por el dinero, sino por necesidad artística, digamos. Yo no sé si internet ha mejorado o empeorado las posibilidades porque es un mar y un trabajo como éste es como escupir en el mar. Hay muchos grupos y menos oportunidades de poner tu música a disposición de todos, pero con tanta oferta, no sé.

Es una pena que ahora lo que apela a las masas sea lo descafeinado, los homenajes son lo que vende

De niño tenía que ahorrar dos meses para comprar un single e ibas a la tienda a escucharlo, a ver si la cara B te molaba, y estabas una hora decidiendo cuál te comprabas. Y luego igual con los álbumes, te tirabas decidiendo horas en la tienda de discos. Era un compromiso, era como la arqueología de encontrar algo, un viaje, te lo trabajabas. Hoy es como un chicle que escupes, la gente no lo saborea. Es muy superficial la forma de consumir música hoy. No me quejo porque es lo que hay y yo también consumo de esa manera, aunque escucho un álbum, eso sí. No tengo Spotify. Me arriesgo y compro un álbum, ese es el compromiso con el artista.

P. Háblame de tu disco 8-track Mind Ep.

R. Son canciones que salen sin pensar, espontáneamente, por eso es una mezcla de folk, blues e igual las letras tienen algo de pop indie, lo que me sale sin censurar nada. He hecho muchas letras antes para amigos. Lo que tengo dentro es lo que he absorbido, una mezcla y una actitud: blues, punk, folk... es difícil ponerle una etiqueta de género.

P. Creo que es un disco muy inglés.

R. Sí, ahí está el lado English. He vivido más años en España que en Inglaterra, pero la esencia es inglesa, es una llama muy pura, todo lo demás no. No soy patriótico, pero no puedo negar mis raíces. Me siento más español que inglés en muchos aspectos, pero en música poco y en literatura, menos. Mi pareja me está educando en música española de los 80 y 90, de la que no conocía gran cosa.

Me siento más español que inglés en muchos aspectos, pero en música poco

P. ¿También dirías que las letras son muy inglesas?

R. Me gustan las letras ambiguas. La primera canción Kitchen sink es un homenaje a John Bratby, un artista inglés que en los años 40 y 50 pintaba cuadros de su fregadero de manera sencilla y brutal, muy realista. Pertenecía a una ola de realismo y dio vida a un género de teatro que empezaba a reflejar en el arte la vida de la gente obrera. También nombro en esa canción a John Osborne, un dramaturgo y guionista muy famoso en Inglaterra, que hizo muchas obras y película en esa época. Empecé a hacer esta letra sobre parejas en conflicto. Son canciones y letras que se refieren a cosas muy británicas.

P. Y a cosas muy políticas y sociales, como Wood came down, la canción que cierra el disco.

R. La última canción se refiere a una huelga minera del 84, a una batalla entre mineros y policías que luego se demostró que fue una estrategia casi militar para dar mala imagen de los mineros. Es el uso de la violencia policial para aplacar las protestas. Estoy muy sensibilizado con este movimiento. Habla de esa época y es un poco mi pasado porque, aunque nací en el sur de Inglaterra, mi adolescencia la pasé en Leeds. De hecho, el tema Mr. Morris & me es la historia de mi mejor amigo que murió con 30 años, de nuestra vida adolescente en Leeds.

P. Saturday matinee se acuerda de esas matinés de cine y teatro que también fueron usuales en la España del pasado. Eran funciones cinematográficas, teatrales o musicales que se celebraban por la mañana o a primeras horas de la tarde.

R. John Osborne hizo una obra, The Entertainer, que era teatro realista y que protagonizó Laurence Olivier. Arthur Miller le pidió a Olivier ir a ver una obra de Osborne una vez que pasó por Londres, ya que era la nueva onda de aquel tiempo. Olivier vio el éxito que tenía en la gente y le pidió a Osborne hacer una obra con él. Mi canción es un poco sobre la muerte del music hall que influyó muchos en los Beatles, los Kinks, además de en el nacimiento del rock'n'roll. Vi la película [The Entertainer] y me puse a hacer la letra con los recuerdos de haber ido al cine el sábado por la mañana en aquellas matinees.

https://www.youtube.com/watch?v=IQGgFyxPicY

P. ¿No te ha salido ninguna canción antibrexit?

R. Eso es más para Aspidistras. El punk es más político. No me salió y me parece muy tópico ahora, además me iba a salir algo demasiado enfadado. Hubiera escrito algo tipo fuck you Brexit. Hay algunas ráfagas en It doesn't matter, que dice “nosotros nos lo montamos y ¿qué hacen? construyen una muralla”. Hay frases sueltas sobre construir muros, pero no he hecho todavía una canción dedicada a eso en concreto.

Si escribía sobre el brexit me iba a salir  demasiado enfadado. Hubiera escrito algo tipo 'fuck you Brexit'

P. Es verdad que el punk brilla por su ausencia en este disco.

R. Es un género muy cerrado y tuve mis dudas acerca de componer en ese estilo porque tenía muchas restricciones, aunque eso es una buena disciplina. Prefería que salieran canciones más espontáneamente, tanto en  la música como en la letra. Había compuesto para muchos amigos antes, folk, blues, pop indie, lo que me sale sin censurar nada.

P. Entiendo que compones con facilidad.

R. Sí, me salen canciones fácilmente. La melodía, pero la letra me cuesta hasta que sé qué estoy cantando y para quién estoy cantando, porque hay que tener claro para quién cuentas la historia. Lo que yo tengo que cantar no puedo cantarlo si no lo siento. No aguanto el tú y yo de tantas canciones, es algo muy perezoso. Ni tampoco las canciones de amor perfecto. Me gustan las letras de Ray Davies, de The Kinks, de Tom Waits. Lou Reed ha sido una gran inspiración, sobre todo con Velvet Underground, también Nick Cave, incluso John Lennon y McCartney, sus canciones dicen algo.

Lo que yo tengo que cantar no puedo cantarlo si no lo siento

P. ¿Eres más de Lennon o de McCartney?

R. Lennon le dijo a McCartney, lo único que quieres hacer es llenar el mundo de tontas canciones de amor. Y la respuesta de McCartney fue la canción Some people want to fill the world with silly love songs [Paul McCartney & Wings, 1976]. Las letras de Lennon eran mucho más interesantes e incluso rebuscadas. McCartney era el hombre de la melodía, buenísimo, y Lennon era de la palabra. Tenía otra profundidad. McCartney era más tradicional, por eso eran tan buenos juntos.

P. No quiero utilizar la palabra madurez, así que ¿cuántos gramos hay en este disco del momento existencial que vives?

R. La letra y el tipo de música, no quiero decir que vengan de la madurez, porque soy muy inmaduro en muchos aspectos, pero la edad, la experiencia, no tengo ninguna crisis de mediana edad, para nada, pero pensé, si miras para delante tengo mucho menos que mirar que hacia atrás. Todas las canciones hablan de mis experiencias y cuanta más edad más experiencia, no sé si más lucidez para contarlas, pero cuando compongo es un ejercicio de exorcismo. Una vez que tengo la idea y sé sobre qué estoy cantando ya fluye la letra. Me gusta escribir letras pero me cuesta mucho más escribir para mí que para otros, porque cuando yo tengo que cantar esas letras es más personal y tengo que sentirlo.

P. ¿Qué planes tienes para el disco?

R. Es autoeditado y todo está pagado todo de mi bolsillo, el mastering, la producción... He editado 100 copias, si las vendo me quedo satisfecho. Es abrir la puerta y meter el pie. Este es el primer escalón.

P. ¿Lo subirás a Spotify?

R. Sí, cuando vayas a Roma, haz como los romanos

P. Donde fueres haz lo que vieres, decimos aquí.

R. Pues es lo mismo. No tengo la mentalidad de los románticos, vivo en esta época pero hay que tener un compromiso con el artista. Hay apasionados de la música, como yo, pero para la gran mayoría ocurre lo que me pasa a mí con la literatura, tengo mis gustos pero no tengo tanto criterio. Lo entiendo y no tengo grandes pretensiones. Esto es también como un acto de terapia, el proceso de crear un disco. Por eso quería sacarlo ya y que la gente lo escuche. Quiero enfocarme en el disco siguiente, un trabajo que ya estoy incubando porque de éste hace ya un año.

Hay que tener un compromiso con el artista

P. Hablando de literatura, el nombre de tu grupo punk, Aspidristras, tiene un toque muy angloespañol: por un lado nombra a una planta muy típica de aquí y por otro sale de una novela de George Orwell [Keep the Aspidistra Flying. Que no muera la aspidistra, en español]

R. El nombre sale de la novela de Orwell. Una novela de los años 30 con un simbolismo que me gusta. La planta era muy popular en Inglaterra también porque requería pocos cuidados y poca atención y florecía. Cuando montamos Aspidistras leía ese libro a la vez, he leído todo de Orwell, ensayos y novelas, me gusta mucho. Pues en ese libro la aspidistra simbolizaba todo lo que él odiaba, representaba la clase media y la gente que compraba esa planta entraba en ese club. Y contra todo eso se rebelaba el punk británico de los 70, contra lo establecido, el sistema. Ese era el enemigo. Hicimos un repertorio de canciones propias de género punk, muy cerrado, por mi culpa y hacíamos versiones del 77 al 79.

P. ¿Seguirás haciendo conciertos con ellos?

R. A partir de ahora empiezo un camino en solitario. Si sale algún concierto con Aspidistras, estupendo, pero ahora estamos dormidos.

P. Pero sí que habrá conciertos con tu nuevo disco tras el enclaustramiento, cuando nos dejen.

R. Sí, quiero hacer un acústico en el Limbo, con Javi Ramos en los coros y la percusión y algún músico ya. Las canciones funcionan de forma muy flexible, en acústico, con piano y con banda.

P. Llevas 27 años como profesor de inglés en Córdoba.

R. Sí, llevo 20 años en Eurolingua y antes estuve 7 en Albany. Ahora también doy clases en la ESAD [Escuela de Arte Dramático], de expresión oral e interpretación en inglés. Estábamos preparando Kiss me, Kate un musical de los años 40 de Cole Porter. Trabajamos con la fonética, que es una de mis especialidades junto a hacer directos, así que en este trabajo se mezclan mis conocimientos.

P. ¿Qué nos pasa a los españoles con el inglés que tanto nos cuesta?

R. Llevo casi 30 años aquí, hablo bastante correcto pero mi acento me delata. Eso es porque comencé a estudiar español a los 27 años, si hubiera empezado de niño no tendría tanto acento, sería más fácil. Mis hijos son bilingües totales y cuando van a Inglaterra los toman por ingleses y aquí por españoles. Si hubiese ido Alemania, hablaría alemán como ellos, porque el inglés y el alemán son idiomas hermanos. El latino y el inglés no lo son lingüísticamente, por eso nos cuenta tanto a los ingleses la pronunciación.

Y es lo mismo para los españoles, aunque aquí hay otros motivos como la época de Franco, en la que todo era doblado, no existía la versión original con subtítulos, como en Portugal, donde se habla fenomenal en inglés. Cuando vivía en Badajoz veía la tele portuguesa porque podía ver series en inglés, ya que por aquel entonces no entendía la tele española. Eso influye y ha mejorado mucho desde que vivo en España. En los años 90 la edad media para sacarse el B2 eran veintitantos años y ahora hay alumnos con 15 años que se sacan el C1. Doy clases también en Las Esclavas, en Bachillerato, y el nivel es bastante bueno. Pero es normal, no hay muchos paralelismos entre ambas lenguas.

P. ¿Crees que el lenguaje determina el pensamiento?

R. No solo la lengua, la cultura de dónde vienes influye mucho en cómo te expresas. Los ingleses somos isleños y se dice que cada individuo que vive en una isla es una isla en sí mismo y somos así un poco los ingleses. Los españoles se expresan con todo el cuerpo, con los brazos, con la entonación y los ingleses son más verbales y se expresan con menos gestos.

Volviendo a la música, mis oídos son ingleses y el lenguaje del rock'n'roll es el inglés. Puede haber buenas canciones de rock'n roll en español, por supuesto, y letras buenísimas, pero para mí la lengua franca del rock'n'roll es el inglés igual que la letra franca del flamenco es el español. Sería espantoso cantar flamenco e inglés. En cuanto al vocabulario, en inglés es muy extenso y tiene muchas frases hechas, como el español, y luego está el individuo, hay gente que se expresa bien y gente que no, o que se expresa bien a nivel oral pero luego no escribe bien y viceversa.

Para mí la lengua franca del rock'n'roll es el inglés igual que la letra franca del flamenco es el español Paul Barham | TONI BLANCO

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