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REPORTAJE

Así era un 'hamman' público en los arrabales de la Córdoba islámica

Zona de descanso propuesta por los arqueólogos

Alfonso Alba

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Hay una parte de la Córdoba islámica arrasada dos veces. La primera, tras la fitna (guerra civil) del siglo X. La segunda, hace apenas una década, cuando la ciudad se expandió hacia occidente y la construcción de viviendas fue limpiando el subsuelo de restos arqueológicos. Pero estos trabajos previos han dejado una enorme documentación a los arqueólogos que ahora están reinterpretando e, incluso, divulgando. Gracias a la arqueología virtual desarrollada por Cristina Camacho Cruz y Rafael Valera Pérez, ya se sabe cómo eran los edificios comerciales de los inmensos arrabales de la antigua Qurtuba. Ahora, también es posible imaginarse cómo eran los baños públicos de una ciudad que entonces ocupaba una superficie mayor a la actual.

Estos dos arqueólogos cordobeses han reinterpretado el trabajo de excavación previo que se desarrolló antes de las obras de construcción de la actual Ronda Oeste de la ciudad. La excavación descubrió un gran edificio público que se interpretó como un hamman de tamaño considerable al que incluso se le dio un nombre probable: Elvira. Ese es, de hecho, el nombre que habría recibido el arrabal en el que se trabajó, uno de los nueve que había en la zona occidental y de los 21 en que se dividía toda la ciudad en el siglo X.

El arrabal se habría comenzado a ocupar a finales del siglo VIII o principios del siglo IX. Los arqueólogos dieron con una especie de zona de huerta previa, que posteriormente, ya durante el emirato, se convirtió en un gran edificio residencial. En el siglo IX, por tanto, se construyó este hamman, en las inmediaciones de otra gran mezquita que daba servicio a este arrabal islámico. Ya en época califal, el propietario decidió, incluso, ampliar los baños. En el año 1009 colapsa el estado omeya. La guerra se prolonga hasta el año 1031 y se saquea Medina Azahara. A la destrucción de la ciudad palatina se une el abandono de estos arrabales. Los arqueólogos encontraron pozos tapados, en lo que parecía el intento de los dueños de estas viviendas en regresar. No lo hicieron. Se hallaron desplomes de tejados y potentes niveles de incendio.

Estos arrabales, por tanto, tuvieron una época de esplendor que rápidamente colapsó. También los baños públicos, como demuestra su enorme extensión. En total, el edificio ocupaba una zona de 360 metros cuadrados, en forma de L. El acceso principal a los baños no estaba en la calle principal, sino en una anexa. El edificio se dividía en tres espacios claramente diferenciados: la zona seca, la zona húmeda y la zona de servicio.

En la zona seca se halló un vestuario, un acceso y una sala de descanso. En este espacio, los bañistas descansarían sobre unas tablas de madera antes de abandonar el lugar. A la zona húmeda se entraría desde el vestuario. Los bañistas acudirían con un paño en la cintura y calzado adecuado. Dentro, las estancias siguen el recorrido en L mayúscula. Al principio se encontraría una sala fría, posteriormente otra templada y finalmente la caliente. Ésta es la que estaría más próxima al horno que evacuaría bajo las salas el aire caliente para ir calentándolas. La sala templada sería, según la propuesta, el verdadero lugar de socialización, pues es donde se pasaría más tiempo y donde se recibirían los masajes.

Finalmente, se ha localizado también una gran zona de servicio. Ésta, a su vez, con dos espacios diferenciados: uno en el que se encontraría el pozo y otro con el horno. El pozo tendría forma de noria y repartiría el agua por todos los espacios.

Córdoba llegó a disponer de gran número de baños públicos. Aunque las fuentes escritas, probablemente exageradas, llegan a hablar de 600 en época de Almanzor, en los arrabales occidentales (hoy arrasados) se llegaron a localizar ocho diferentes. Los baños eran privados o públicos. Los públicos solían ser construidos con benefactores en beneficio de la comunidad, ya que se consideraba que debían ser accesibles para todos los musulmanes.

La recreación virtual de estos dos arqueólogos ha llegado a plantear, incluso, una vista aérea de cómo sería el arrabal en el que se localizaban estos baños. Todas las viviendas de alrededor contaban con su patio.

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