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La Junta aprueba iniciar el procedimiento para declarar BIC el Mausoleo de la Vizcondesa de Termens

Dos de las figuras del mausoleo que se va a proteger.

Redacción Cordópolis

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La Comisión de Patrimonio aprobará este viernes el inicio del procedimiento para la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Monumento, del Mausoleo de la Vizcondesa de Termens de Cabra, según ha informado la delegada territorial de Cultura, Cristina Casanueva.

Según ha indicado la Junta de Andalucía en una nota, el monumento es parte integrante del Patrimonio Histórico Español, según la Ley de Patrimonio Histórico. En el mausoleo se albergan los restos de la Vizcondesa de Termens, Carmen Giménez Flores, también conocida como la Infantona, y de sus progenitores, José Giménez y María de la Sierra Flores.

Se trata de un conjunto monumental de gran relevancia histórica, artística y cultural, al ser un testimonio de la propia historia de Cabra construido por Carmen Giménez Flores. Por sus valores específicamente artísticos, históricos y culturales, la Junta justifica que sea merecedor de una protección singular.

El conjunto funerario objeto de protección está formado por el Panteón que se localiza en el Cementerio Municipal de San José y la capilla funeraria de la Fundación Termens, donde se alojan la mayor parte de las partes escultóricas del proyecto original de Mariano Benlliure y Gil.

Actualmente, el conjunto del Mausoleo de la Vizcondesa de Termens en Cabra se encuentra dividido en dos ubicaciones, la que se refiere al Panteón o templete que se encuentra en su ubicación original en el cementerio de Cabra y la mayoría de las partes escultóricas y otras obras añadidas que se encuentran en la Capilla de la Fundación Termens.

El complejo escultórico está realizado en mármol de Carrara y representa a las figuras yacentes de la vizcondesa y sus padres, presididos por una figura femenina que esparce flores. En las paredes se encuentran las obras en bronce, también de Benlliure, de Misericordia, que anteriormente ocupaban el friso del panteón, que continúa en el cementerio municipal, y dos puertas con ángeles del mismo. En un lado, adosado a la pared, también se encuentra un altar con la figura en mármol de la Virgen del Carmen.

La estructura simbólica del mausoleo original de la Vizcondesa de Termens ofrece tres niveles: histórico, intermedio y superior. El primer nivel o nivel histórico, se concreta en la representación de los cuerpos yacentes de la Vizcondesa y sus padres. Representa el nivel terrenal y en él destaca el naturalismo con que el escultor representa los rostros de sus protagonistas.

En este nivel histórico se reivindica el linaje aristocrático de la familia Giménez- Flores y para ello se sitúa en el nivel de los sarcófagos, en su frente debajo de la pareja de angelotes, el escudo del apellido Brito coronado con timbre vizcondal.

El nivel intermedio se dedica a reflejar la dedicación temporal de la Vizcondesa, por medio de la representación de las Obras de Misericordia como paso previo para alcanzar la inmortalidad. En el mausoleo de la Vizcondesa de Termens, son ocho relieves en bronce, que también se pueden interpretar como referencias a la vida de su promotora.

El nivel superior, es el nivel celestial con claros matices escatológicos ya que, realizado por el artista ante la exigente mirada de su promotora en vida, supone más que el tránsito a una realidad superior. La alusión a la esfera celeste se manifestaba en una bóveda constituida por seis bloques de mármol blanco de Chercos en la que se abría un óculo coronado por un cupulín de hierro forjado adornado con estrellas de seis puntas, cabezas de angelitos, y la cruz.

La finalidad primera del monumento era solemnizar la memoria de la difunta, por lo que el más importante de los escultores de su época se hizo cargo del proyecto. En el trasfondo de esta obra funeraria es perceptible matices espirituales, comunes a la causa y al efecto.

Benlliure es un escultor académico de fuerte inspiración clásica que vivió un modo de ser peculiar y actuó en consonancia de sus criterios estéticos, aunque inmerso dentro de una realidad temporal muy concreta, la crisis del cambio de siglo.

Mariano Benlliure y Gil (1862-1947) fue el último gran maestro del realismo y el más famoso e importante escultor de esta época. De la ingente producción del escultor valenciano, destacan sus monumentos funerarios. Mariano Benlliure participó en la Exposición Universal de París de 1900 y en la de Bellas Artes en el Palacio del Retiro que se celebró a continuación. El mausoleo dedicado al tenor Gayarre lo consagró como escultor.

Cuando en marzo de 1908 aceptó el encargo de realizar las obras escultóricas y arquitectónicas del panteón de la Vizcondesa de Termens, era ya un escultor afamado. Establecido definitivamente en Madrid, desde 1896, estaba inmerso en una etapa de éxitos que le había propiciado amistades entre los gobiernos de la Restauración y la Casa Real, que en ocasiones le encargaron directamente obras, junto a otras que tuvo que ganarlas en concurso frente a otros artistas.

Igualmente, al contemplar el altar de la Virgen del Carmen, quizás la obra más valiosa de las que conforma este mausoleo, se observa cómo el artista valenciano se aparta de la iconografía religiosa propia de la imaginería tradicional y utilizada repetidamente por él, para crear una representación extraordinaria de clara influencia modernistas.

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