Hirokazu Koreeda: La memoria del presente
Una familia posa para una foto en el jardín de su casa. La madre lleva entre sus manos una fotografía del hijo muerto. El abuelo abandona la foto. Y el plano. La secuencia pertenece a Still walking (Caminando), un filme de 2008 - que fue un gran éxito internacional-, dirigido por el japonés Hirokazu Koreeda. Uno de esos escasos directores contemporáneos que poseen la extraña habilidad de ganar los más importantes premios en los festivales de clase A y, al mismo tiempo, llegar a un amplio público.
El investigador de cine japonés y crítico en El antepenúltimo mohicano, Miguel Muñoz Garnica, un granadino afincado en Córdoba, dedicó su tesis doctoral al director tokiota. Ahora este trabajo académico se ha adaptado y se ha dado un baño de divulgación para convertirse en otra de las clásicas monografías de la editorial Cátedra. “La brillante culminación de un profundo estudio y análisis de Koreeda”, en palabras de Carmen Castilla.
La abogada y analista cinematográfica se encargó de presentar en Córdoba, y en diálogo con el autor, la recién aparecida publicación sobre el director que ganó la Palma de Oro en Cannes en 2018. Muñoz Garnica reveló para comenzar que nada mejor “que ver cine al hablar de cine” y entonces, las luces se apagaron. El autor desplegó todo su poderío de análisis fílmico a la sala con la secuencia mencionada al principio.
Al hilo de las imágenes, la puesta en escena, la composición del plano, el montaje, el fuera de campo, las voces del exterior o los primeros planos, emergió el universo Koreeda en fondo y forma: la memoria, la familia, la vida y la muerte. Un director que interpela al espectador con su lenguaje fílmico, conjugando pasado y presente y “creando nuevas memorias”, en palabras del autor de su monografía.
Las cuestiones universales que plantean filmes como el ganador en cannes Un asunto de familia (2018) u obras como de De tal padre, tal hijo (2013) también brotaron en una conversación que viajó e hizo breve parada en otros filmes del japonés como After life (1998), Air doll (2009) o Nadie sabe (2004), así como por una producción documental que también ha influido en su cine de hoy.
“Las películas de Koreeda no son autobiográficas”, manifiesta Muñoz Garnica, “pero sí son un reflejo de sus dudas”, en alusión a la difícil relación que tuvo el cineasta con su padre y a los sentimientos que provoca el vacío que le dejó la desaparición de los progenitores. El autor se adentra también en la vida y en los procesos creativos del director japonés en su monografía, además de realizar un exhaustivo análisis fílmico de sus películas.
La conversación entre Castilla y Muñoz Garnica durante la presentación cordobesa también transitó las conexiones internas de Koreeda con su propio cine y con el de otros directores clásicos del cine japonés con los que “se hermana”, como Yasujirō Ozu en, por ejemplo, Cuentos de Tokio (1953). “Romper el montaje a modo de puntuación fílmica o las conexiones simbólicas que otorgan significación” acercan a Koreeda al maestro Ozu, según el autor.
La familia como un guiso que se va impregnando de sabores. Las vivencias y el tiempo compartido que prevalecen sobre la consanguinidad. El humanismo de Koreeda y su retrato del Japón contemporáneo en un libro que viene a llenar el vacío ensayístico sobre el autor japonés en España.
En tiempos en los que maldecimos la guerra, el hecho cotidiano de disfrutar de una lluviosa y plácida tarde de marzo entregándose a la cultura también realizó alguna conexión con la memoria occidental del padre fundador americano John Adams, quien a finales del XVIII vino a justificar la guerra para que sus hijos se pudieran dedicar al comercio y la ingeniería, para que sus nietos pudieran hacer música y poesía.
Porque la paz también es hablar de cine.
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