La Córdoba de los años 20 contada por la prensa, en una muestra en el Archivo Histórico
El delegado territorial de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía en Córdoba, Eduardo Lucena, ha asistido este jueves a la exposición 'Los años 20 en Córdoba: una mirada a través de la prensa', organizada por la Real Academia de Córdoba y el Archivo Histórico Provincial, con el patrocinio de la Diputación de Córdoba, y en la que han colaborado el Archivo Municipal de Córdoba y el Real Círculo de La Amistad.
La muestra responde al hito de que en el presente 2022 se ha cumplido un siglo del nacimiento del Boletín de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. Por ello, la institución ha querido celebrar el primer centenario de esta publicación, una de las más longevas del panorama nacional y fuente indispensable para cualquier estudio sobre la historia de Córdoba, con un amplio programa de actos, que concluye con esta exposición, cuyo tema central ha sido el recuerdo de los años 20 del siglo pasado, en los que el Boletín vio la luz.
Siguiendo ese hilo conductor, Eduardo Lucena ha señalado que la exposición “pretende mostrar el transcurrir de dicho periodo en nuestra ciudad, tal como lo refleja la prensa, fiel reflejo de su época, a través, sobre todo, del testimonio de los periódicos locales, como Diario de Córdoba, La Voz y El Defensor de Córdoba”.
Para ello, según ha precisado, por su parte, la directora del Archivo Provincial y una de las comisarias de la exposición, Alicia Córdoba, “se ha hecho una cuidadosa selección de noticias publicadas año tras año en dichos diarios, los de más tirada de la ciudad. Son portadas y, en algunos casos, páginas interiores, que recogen los principales acontecimientos de la década y, con ellos, el latido de una Córdoba, que encara con más ilusión que recursos la modernidad que anuncia el siglo XX”.
El trabajo se ha realizado siempre, según ha recalcado, “desde el punto de vista de los periodistas del momento, entre ellos figuras aún hoy recordadas, como Ricardo de Montis o Vázquez Ocaña, condicionados por una prensa sometida a la voluntad de los poderes públicos, a la escasez de medios y, salvo honrosas excepciones, a un lenguaje florido y halagador, hoy en desuso, pues cada uno es hijo de su tiempo.”
Esa visión se complementa con la ofrecida en imágenes de distintos medios gráficos, también de la época, “que nos ayudan a reconstruir estos años tan significativos para la ciudad de Córdoba”.
La segunda década del siglo XX se inicia en el plano nacional con el desastre del Annual en 1921, la terrible derrota del Ejército español en Marruecos, que convulsionará al país. El malestar social es especialmente grave entre las clases trabajadoras, cantera de los soldados enviados al frente; crece la agitación en las calles y con ella la inestabilidad política en medio de una crisis económica.
En esta situación, y con el beneplácito del Rey Alfonso XIII, expresado en su famoso discurso en el Real Círculo de La Amistad de Córdoba, se produce el golpe de estado del general Primo de Rivera en 1923, cuya dictadura marcará el rumbo de la nación hasta su caída en 1930.
La instauración del nuevo régimen tendrá repercusiones directas para Córdoba, pues a partir de ese momento y durante toda la década, el gobierno local estará en manos de la familia Cruz Conde. Hombre de confianza de Primo de Rivera, José Cruz Conde figura al frente del Consistorio municipal solo desde 1924 hasta su nombramiento como gobernador civil de Sevilla dos años después, pero en la Alcaldía de Córdoba le sucede, tras un breve paréntesis, Rafael Cruz Conde, que llevará a término el ambicioso programa iniciado por su hermano.
En primer lugar acomete el Plan de Mejora y Embellecimiento de Córdoba, una reforma urbanística de gran calado que transformará la ciudad, dando lugar a la actual configuración de Las Tendillas. El proyecto, del arquitecto Félix Hernández, contemplaba la ampliación de la entonces denominada plaza de Cánovas, tras el derribo del Hotel Suizo, y la construcción de hermosos edificios señoriales en su contorno, algunos de los cuales son diseñados por el propio arquitecto. Paralelamente, se crea una nueva calle que da salida norte a la plaza en la dirección de la estación de ferrocarril, la actual Cruz Conde.
La terminación del pantano de Guadalmellato y el impulso a la construcción del nuevo edificio de la Facultad de Veterinaria serán otros destacados objetivos del gobierno de los Cruz Conde. Además, previeron la importancia que el turismo llegará a tener para la ciudad y trabajaron en ese sentido, con actuaciones como la promoción del pabellón de Córdoba en la Exposición Iberoamericana de 1929, de la que José Cruz Conde es comisario.
Pero la proyección de Córdoba al exterior viene sobre todo de la mano de su artista más cosmopolita, Julio Romero de Torres, que en esta década, a la que pone fin su multitudinario sepelio, llega a la cúspide de su fama internacional.
Así, “las referencias a la obra del pintor son constantes en cualquier medio gráfico o publicitario del momento, mientras que las noticias sobre su carismática personalidad son frecuentes, no ya en la prensa local, sino en la nacional y extranjera, revelando su extraordinaria popularidad”, según ha apuntado, por su parte, la académica Rosa Luque, otra de las comisarias de la muestra, quien ha indicado que “su influencia es patente incluso en la incipiente cinematografía rodada en escenarios locales, en cuya temática y estética está bien presente la huella de Romero de Torres”.
Junto a esta Córdoba imaginada o imaginaria, plagada de tópicos, una realidad distinta se hace presente en las noticias de los diarios, la de una ciudad que, bajo un barniz de modernidad e innovación tecnológica, con la puesta en marcha de líneas de autobuses urbanos o de una nueva centralita de teléfonos, sigue inmersa en el pasado y carece de recursos para responder adecuadamente a calamidades y desastres. Las inundaciones que se producen en estos años son prueba de ello, destapando una deficiencia de infraestructuras y una miseria a la que a duras penas pueden hacer frente los poderes públicos.
Con todo, esta es una época optimista, que tiene confianza en el progreso y en la posibilidad de cambio y que lucha por conseguirlo en todos los ámbitos, el político, el pedagógico y el cultural. Además, intelectualmente es una etapa brillante, pues la llamada Edad de Plata de la cultura española tiene su reflejo a nivel local en personajes de la talla de Rafael Castejón, Antonio Jaén Morente, Samuel de los Santos, Azorín Izquierdo, Eloy Vaquero, José de la Torre o el propio Félix Hernández.
Fueron todos figuras señeras en sus respectivos campos y todos miembros del cuerpo de académicos de la Real Academia de Córdoba en uno de los momentos de más actividad de sus más de dos siglos de vida, lo que la hace liderar de forma indiscutible la vida cultural de la provincia.
No es casualidad que sea precisamente en 1922 cuando vea la luz su Boletín, ni que aporte a lo largo de estos años un sinfín de contribuciones de un nivel excepcional, entre ellas “dos grandes celebraciones, en las que la Academia no ya es partícipe, sino principal organizadora: el III Centenario de la muerte de Góngora en 1927 y el Milenario del Califato en 1929. Una década, la de los años 20, digna de ser recordada”, según ha resaltado el director de la Real Academia, José Cosano.
La exposición permanecerá abierta hasta el 31 de enero de 2023 en el Archivo Histórico Provincial de Córdoba, con entrada por la calle Pompeyos, 6, en horario de 10,00 a 14,00 horas, de lunes a sábados, incluidos los festivos 26 de diciembre y 2 y 6 de enero.
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