Coja la batuta otra vez, Maestro
Un señor austriaco llamado Herbert Von Karajan dijo una vez: El arte de dirigir consiste en saber cuándo hay que abandonar la batuta para no molestar a la orquesta. Este viernes, Juan Leovigildo Brouwer Mesquida, más conocido mundialmente como Leo Brouwer, explicó más brevemente en cinco pequeñas palabras los motivos que le empujaron a dirigir a una orquesta en Córdoba hace 25 años. “Me gusta crear cosas nuevas”, confesó.
Así de simple. Brouwer siempre optará por la música como coartada para revelar el móvil que le trajo a esta ciudad, cuando ya era un compositor, arreglista y director sinfónico reconocido en todo el planeta. Corría el año 1992, el año de las Olimpiadas de una Barcelona que hoy parece muy lejana, de una Exposición Universal que no tardó en pasar factura, y de la llegada del AVE a la ciudad. Y entre el ruido olímpico, el de los brindis al sol y el de las vías del tren, en Córdoba sonó la música. La de uno de los actores culturales más importantes de la ciudad, su orquesta.
Fue el 29 de octubre de aquel año 92. Nacía auspiciada por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento, y apadrinada por dos nombres tan potentes como los de Rafael Orozco y Adolfo Marsillach. Faltaba un tercero, y para su dirección se había escogido a un compositor cubano, Leo Brouwer, que tomó la batuta del conjunto y lo dirigió hasta el año 2001. Este domingo volverá a coger la varilla en el Concierto Extraordinario del 25 Aniversario de una Orquesta que, en sus propias palabras, se ha mantenido “dúctil” y con unos niveles muy saludables de “cultura sonora”.
“Me siento feliz de ver que en 25 años ha habido una continuidad en la música sinfónica o clásica en Córdoba”, afirmaba ante los periodistas el maestro cubano, que reconocía haberse encontrado en la orquesta el mismo nivel que cuando dejó de mover su batuta y paso a ser “director emérito” del conjunto. “No voy a decir que más, ni voy a decir que menos”, recalcaba el maestro cubano sobre los músicos a los que conducirá en el recital del Gran Teatro.
Será con un repertorio “muy saludable” y muy “latinoamericano”, en sus propias palabras, que incluirá un homenaje a Federico García Lorca, así como tangos y danzones populares, y en el que la pieza más compleja será la que aporte él, pues, como el compositor cubano advierte, no sabe “hacer música bonita”. “Solamente lo hago cuando el director me pide una melodía para hacer llorar a las muchachas en el cine”, apostilla guasón.
Localidades agotadas y conciertos didácticos
Bonita o no, la música que va a sonar este domingo en el Gran Teatro ha agotado las localidades. Y, mirando atrás, puede que el cartel de Sold Out tenga mucho que ver con una de las actividades estrella del músico cubano cuando dirigía la orquesta cordobesa: Los conciertos didácticos. Miles de niños, entre ellos quien les escribe, pasaron por unos recitales que fueron impulsados por el Ministerio de Cultura y que son parte del legado de Brouwer al frente de una Orquesta de Córdoba a la que también empujó “a las calles, las plazas y las iglesias”, lugares en los que “se ofrecieron una serie de conciertos notables”, recuerda.
“Eso no se puede recrear, si no hay una voluntad colectiva”, apunta Brouwer, acompañado de la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, y el consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Miguel Ángel Vázquez, principales sostenes económicos de la orquesta que dirigirá este domingo de nuevo el compositor cubano. Éste pide a todos, sociedad, autoridades y medios de comunicación, que trabajen unidos para crear “un hábito” entre el público, el de abrir las orejas a la música clásica. “Eso se fue creando paulatinamente y estamos muy satisfechos de verlo 25 años después”, zanja el maestro.
Por su parte, Isabel Ambrosio aseguraba que nadie en la ciudad “cuestiona que la Orquesta de Córdoba es uno de los principales referentes culturales”, mientras que Miguel Ángel Vázquez recalcaba que “la orquesta está viva, está vigorosa y conserva sus raíces”. “El sello que dejó el maestro Brouwer sigue vigente”, terciaba el titular de Cultura.
El sello de Brouwer se verá, por tanto, este domingo tanto entre el público como desde el escenario, cuando vuelva a coger la batuta otra vez de la que fue, es y será su orquesta española.
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