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El Aula de Cine de La Imagen de Sur: aprender qué hay tras el lenguaje favorito de los adolescentes

Aula de Cine en el IES Guadalquivir.

Juan Velasco

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Enseñar qué hay detrás de los vídeos que consumen sin parar en sus teléfonos y aprender a trabajar en equipo. Ese es el objetivo con el que CIC Batá ha implementado este año el proyecto Aulas de Cine, una iniciativa impulsada en colaboración con la Delegación de Educación del Ayuntamiento de Córdoba y que se enmarca en la muestra de cine social La Imagen del Sur. 

Se trata de un proyecto que busca no solo enseñar técnicas cinematográficas, sino también ofrecer a los jóvenes herramientas para expresar sus inquietudes y puntos de vista sobre temas sociales de gran relevancia, según comenta el mentor del proyecto, Quino Aguilar, quien añade que el Aula de Cine persigue enseñar a los alumnos a analizar críticamente el audiovisual, “una herramienta que utilizan a diario pero cuya estructura y lenguaje aún no comprenden por completo”. Aguilar destaca que el proyecto busca que los jóvenes entiendan lo que ven en televisión o redes sociales y los elementos narrativos que configuran esos mensajes.

En esta edición, tres institutos de Córdoba se han sumado a la iniciativa: el IES Guadalquivir, el IES Trassierra y el IES Guadalquivir. Cada centro ha trabajado en un corto documental que refleja sus preocupaciones y realidades, desde la movilidad sostenible hasta la mejora de sus espacios escolares. Los estudiantes han colaborado en un proceso de creación que ha requerido la construcción colectiva de guiones, el aprendizaje de técnicas de grabación y la coordinación en equipos.

El proyecto no solo ha enseñado a los alumnos técnicas audiovisuales, sino que se enmarca dentro del “cine social”. Esta orientación busca que los alumnos creen contenido que no solo entretenga, sino que refleje problemáticas y aspiraciones colectivas. “Queríamos que contaran historias para cambiar su realidad inmediata”, explica Aguilar. En el caso del IES Guadalquivir, por ejemplo, los estudiantes desarrollaron un documental sobre el huerto escolar, abordando así su esfuerzo y el impacto de este espacio en la comunidad.

En el IES Trassierra, por su parte, se abordó el tema de la movilidad sostenible a través de la bici como alternativa al coche. El proceso de creación del corto llevó a los jóvenes a pensar sobre su impacto ambiental y a plantearse cambios en sus hábitos. Finalmente, en el IES Zoco, el cortometraje giraba en torno a la idea de mejorar el propio centro a partir de los intereses de los alumnos. 

Nativos tecnológicos, analfabetos audiovisuales

 “Cada centro ha querido contar su historia”, explica Aguilar, “y eso ha dado pie a cortos muy diferentes, pero igualmente sociales”. En este ámbito, además del aspecto técnico, el proyecto promueve habilidades como el trabajo en equipo y la función de roles, fundamentales para un rodaje. 

Aguilar menciona que muchos jóvenes, acostumbrados a grabar videos en sus teléfonos, han aprendido conceptos como la composición de planos, los ángulos de cámara y la continuidad de escenas, elementos que desconocían a pesar de ser consumidores habituales de audiovisuales.

“Son nativos tecnológicos pero analfabetos audiovisuales”, comenta Aguilar, refiriéndose a la diferencia entre consumir y entender el lenguaje audiovisual. Con esta iniciativa, los estudiantes han aprendido que cada plano tiene una intención y que un montaje bien realizado puede cambiar el significado de una escena. 

A nivel técnico, el rodaje ha sido un desafío para los estudiantes, quienes han trabajado tanto con cámaras profesionales como con sus propios móviles. Aguilar explica que los jóvenes aprendieron sobre los planos, el uso de ángulos y el montaje de secuencias, rompiendo con su tendencia inicial de grabar todo en plano secuencia, como suelen ver en redes sociales.

La delegada de Educación, Narci Ruiz, subraya la importancia de esta iniciativa como herramienta educativa. “Ya que la cultura audiovisual está muy arraigada en nuestra juventud, queremos lograr, a través de lo audiovisual y con una temática social, que nuestros jóvenes puedan conocer este sector y darles competencias que pudieran llevarles a una oportunidad de futuro trabajo en este sector”, explica la concejala, que visitó la pasada primavera el taller del IES Guadalquivir, y destacó entonces que el cine ayuda a los jóvenes a reflexionar sobre temas relevantes, promoviendo el debate y fomentando actitudes críticas frente a los problemas sociales.

En este ámbito, Ruiz resalta que, con esta iniciativa, los jóvenes adquieren capacidades comunicativas. “Lo pude comprobar en una de las clases de los talleres donde pude ver como trabajaban la realización de un guion, el manejo de una pequeña cámara y lo que se divertían trabajando juntos”, apunta.

Zonas Eracis

El proyecto de Aulas de Cine, que se desarrolla en centros de zonas desfavorecidas (Eracis), también busca incentivar la asistencia a clase y la participación en actividades escolares. Según Aguilar, “la idea es motivar a aquellos alumnos que están en riesgo de absentismo para que encuentren en el cine una razón para quedarse en el centro y participar”. Este enfoque ha dado buenos resultados en el IES Guadalquivir, donde varios estudiantes se han matriculado en el Aula de Cine.

Por otro lado, el IES Trassierra cuenta con una infraestructura bien dotada, con una sala de edición y equipos de alta calidad que han permitido a los jóvenes familiarizarse con un entorno profesional. Aguilar considera que este tipo de experiencias motiva al alumnado y le brinda herramientas que van más allá del aula.

Las producciones generadas en el marco del Aula de Cine participarán en el Festival de Cine Educativo Foco y en la Muestra de Cine Social La Imagen del Sur, organizada anualmente por CIC Batá. Este aspecto es esencial para Aguilar, quien considera que la proyección de los cortos en festivales amplifica el impacto del proyecto y permite a los jóvenes compartir sus historias con una audiencia más amplia.

El Aula de Cine también ha fomentado la reflexión sobre el uso de la imagen como una forma de comunicación responsable y respetuosa. A través de los talleres, Aguilar ha promovido el derecho a la comunicación, insistiendo en que los jóvenes deben aprovechar sus habilidades para construir mensajes positivos y de calidad.

Finalmente, el Aula de Cine ha dado a los jóvenes una plataforma para expresarse, permitiéndoles contar historias que pueden mejorar su realidad o la de su comunidad. Como concluye Aguilar, “los jóvenes ven mucho contenido audiovisual, pero pocas veces se detienen a pensar en su significado o en cómo pueden usarlo para transformar su entorno”.

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