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2012 termina en la sala de espera

FOTO: MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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El calendario cultural se ha asentado pese a los recortes y revive la ilusión y el ímpetu emprendedor autónomo en pequeños formatos

Para un periodista, empezar una crónica de balance cultural del año 2012 haciendo referencia a la debacle de la candidatura de 2016 es tan socorrido como, tal vez, injusto. Pero no se puede negar que el guantazo fue de una sonoridad, una publicidad y un dolor tal, que todavía, año y medio después, cuando vemos un cartel azul con la estrella, nos llevamos la mano a la mejilla y decimos ¡ay!

¿Y quién lo iba a decir? La tierra no se abrió cuando el austriaco nos dio calabazas ni de la Corredera salió más azufre del habitual. 16 meses después, seguimos organizando exposiciones, conciertos y recitales. Sí, mucho más pequeños, mucho más baratos. Porque la cultura de los grandes fastos, seguramente, quedará para recordársela en cuentos infantiles a nuestros nietos. “Yo vi a John Fogerty brillar más allá de las puertas de la Axerquía. Y la calva de Mark Knopfler arder en la Plaza de Toros... de verdad que los vi, Pablito... en Córdoba”.

Este año, al festival de la guitarra vendrá Alejandro Sanz... Pero eso será en 2013. Es decir, que toca en otro artículo. En 2012, y ya que estamos con el Festival, se han hecho malabarismos para que todo encaje con poco dinero. La misma tónica de las grandes celebraciones institucionales. La de la Guitarra, Cosmopoética, Eutopía... Para los presupuestos de BMW que manejaban, literalmente ahora van en bicicleta.

Pero van. Y eso es lo más importante. Hace solo un año, muchos apostaban por la desaparición de las citas más importantes con la llegada del PP al Ayuntamiento. Pero no ha sido así. Se han mantenido todas y hasta se ha añadido una más: el festival de Cine Africano. Y su directora viene con la firme decisión de que la cita se quede.

También ha habido cambios en el calendario de Cosmopoética y Eutopía, tensiones entre la Junta y el Consistorio a cuentas del aburridísimo debate del C4, alguna puñaladilla trapera compartida, junto a los tropiezos propios del novato que se estrena. Pero no se puede negar que, en lo que respecta al calendario cultural, sigue inalterable. Y en eso, tiene mucho que ver la labor del concejal de Cultura, Juan Miguel Moreno Calderón, que sin apenas aspavientos ha mantenido un rumbo fijo de continuidad, a pesar del corsé de las cuentas y las presiones internan.

Así que seguimos teniendo las grandes citas. Y una programación teatral y musical que se reparte entre tres escenarios municipales: Gran Teatro, Góngora (y su sala Polifemo) y Axerquía. Que se une a la de las salas expositivas de Vimcorsa, Pepe Espaliú y Góngora. Con el punto negro de la sala Puertanueva, epicentro de la crítica del sector artístico a la gestión cultural de la Fundación Botí, por parte de la Diputación.

Pero más allá de las instituciones, la cosa se mueve. También hay otras muchas iniciativas que no suelen publicitarse en los medios porque no cuentan con presupuestos públicos. De la resaca de 2016 salió un germen de tejido ciudadano con ganas de hacer cosas. Y aunque en este caso, el ejemplo de causa-efecto no sea del todo cierto, no se puede negar que experiencias vecinales como Emplazarte -que regularmente saca el arte gratuito a la calle en forma de conciertos, danza o exposiciones- ha bebido mucho de las orientación urbana y ciudadana que se le quiso (aunque finalmente no se dio) a la candidatura de 2016.

También hay verdaderos Quijotes, como los artistas que han montado El Arsenal, en Chinales y que financian exposiciones y cursos desde la iniciativa privada. De igual forma que hace el fotógrafo Andrés Cobacho en Blow Up, la Escuela de Fotografía que acaba de abrir. Iniciativas arriesgadas y llenas de ilusión muy ligadas a los tiempos de crisis y que son un revulsivo cultural para la ciudad. Ejemplos que se unen a experiencias que sobreviven contra viento y marea, como el Teatro Avanti, el único privado de Córdoba.

Se nos quedan muchas cosas fuera... Hubo una gran exposición de Góngora... la fiesta de los Patios ya es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad... Y muchas cosas más. Pues sí. Finalmente Córdoba tenía vida cultural sin 2016. Y aunque siga en la lista de espera para no sabe muy bien qué, se hacen cosas.

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