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El abogado acusado en el crimen de La Chica Carlota conocía el nombre ficticio que usó el falso cura con la víctima

Pedro Gómez, de perfil, y Joaquín Robles, de espaldas

Alejandra Luque

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El abogado acusado en el crimen de La Chica Carlota, Joaquín Robles, sí conocía el falso nombre con el que Pedro Gómez se presentó ante la víctima, Juan Carlos, para ejercer el trabajo de “investigador” en la denuncia que quería presentar debido a unos presuntos abusos. El nombre que adoptó Pedro fue el de Felipe Jiménez y unos correos que se intercambiaron entre la víctima y el abogado muestran que este conocía la identidad de quien, además, se refiere como el “investigador”.

Estas pruebas contrastan con lo declarado por el abogado el pasado lunes, cuando aseguró desconocer si Pedro se presentaba ante Juan Carlos con el nombre de Felipe Jiménez. El conocimiento de estos correos y de otras tantas pruebas más responden a varios informes realizados por el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil basados en el clonado de dos portátiles, cinco pendrives y dos teléfonos.

Durante la cuarta sesión del juicio, un agente de la Guardia Civil e investigador en el caso ha desgranado toda la información que se obtuvo tras los clonados. Estas clonaciones han sido sometidas a dos estudios ya que el segundo, más profundo, permitió recuperar documentos borrados.

Así, los informes recogen, por orden cronológico, los correos que se intercambiaron Juan Carlos y Joaquín cuando el primero decidió poner en manos de un abogado sus pretensiones de denunciar los supuestos abusos sexuales sufridos. El primero -fechado a finales de febrero de 2017-, fruto de una conversación telefónica previa, fue enviado por Joaquín, relativo al presupuesto por sus servicios como abogado, que estipuló en 6.000 euros más IVA. La relación que se estableció entre ambos siempre fue por correo debido a las dificultades que Juan Carlos tenía para hablar, tal y como consta en un correo que le envió a Joaquín, a pesar de que este lo negó en su declaración. Fue entonces cuando el acusado le transmitió su preferencia por hablar por teléfono, aunque nunca se realizaron llamadas entre ambos.

La aparición de Pedro como Felipe Jiménez se produjo cuando la víctima y Joaquín apenas habían intercambiado correos. Tal y como ha apuntado el agente de la Guardia Civil, el abogado compartió emails con Juan Carlos en los que, sin ninguna duda, conocía que Felipe se trataba de Pedro y quien, además, hacía el papel de “investigador”. Además, en uno de los correos invitó a la víctima a irse a vivir a Madrid mientras que en otro le comentaba la disposición de Felipe para ir a Estepona, donde vivía entonces la víctima, para tener un primer encuentro.

No fue hasta el 1 de abril cuando Joaquín remitió a Juan Carlos otro correo apuntándole cuánto debía ingresarle en su cuenta corriente otra transferencia con el concepto de “provisión de fondos para el investigador para Felipe”, ascendiendo la cuantía a 3.000 euros. En su declaración, el abogado manifestó que la transferencia con este concepto era para él “ya que al investigador lo pagaba directamente” la víctima.

Desde febrero de 2017 hasta agosto de ese año, el acusado y la víctima intercambiaron diferentes correos en los que Juan Carlos le demostró a Joaquín su enfermedad y la incapacidad temporal que le concedió el Instituto Nacional de la Seguridad Social. Además, según ha expuesto el agente de la Guardia Civil, a finales de mayo, Juan Carlos le comentó a Joaquín que Felipe “aúno no le había contactado”. Sin embargo, el intercambio de emails se corta, por parte del abogado, el 7 de junio, pero Juan Carlos siguió enviándole correos hasta el 22 de agosto. Entre medias, el 13 de julio, la víctima le mandó un email pidiéndole que “le diera instrucciones a Felipe” para que continuara con la investigación que estuviera realizando. El 20 de agosto, Juan Carlos le informa sobre la reunión que ya habían tenido él y Felipe el 5 de julio y le pide que le facilite la demanda que estuviera formulando, así como las pruebas recabadas por el “investigador”. Juan Carlos tampoco obtuvo respuesta de Joaquín a estos correos. El 22 de agosto fue cuando la víctima contactó con otro abogado.

Fotografías de Pedro y de la casa de Juan Carlos días después de su desaparición

En el portátil de Juan Carlos, la Guardia Civil obtuvo ingente cantidad de información tanto de la propia víctima como imágenes de su vivienda y el rastro que había quedado de las diferentes páginas webs que se habían realizado en este ordenador en fechas posteriores a su desaparición, como el Consejo General del Poder Judicial, el número de Joaquín Robles o la web del BBVA. Además, en este portátil se hallaron otros documentos que fueron creados en fechas posteriores a la desaparición de Juan Carlos, como cerca de 700 fotografías de Pedro con su pareja, familiares y amigos, vestido de sacerdote; vídeos de contenido sexual entre hombres e imágenes del estómago de Pedro tras su operación estética.

En un segundo portátil, en una carpeta con nombre CHAT, los investigadores encontraron los mensajes de texto que se habían intercambiado Juan Carlos y Joaquín. El primer sms está fechado el 18 de abril de 2017, en el que la víctima aseguraba al abogado que ya había “realizado la transferencia para el investigador”. El 31 de mayo, Juan Carlos le comentó que seguía “sin tener noticias del investigador” y, tres minutos después, el abogado le respondió asegurándole que “tampoco, estamos tratando de localizarlo”.

En este mismo ordenador se encontraron imágenes de Juan Carlos, fotografías de las cerraduras de las puertas de la casa de la víctima, así como una copia de los contactos de su móvil, entre los que se encontraban el del abogado y el de Felipe Jiménez, en realidad, Pedro Gómez.

Huellas de Pedro en cinta americana y sustancias sedantes

Durante la sesión de este jueves ha declarado también una decena de agentes de la Guardia Civil, quienes analizaron las muestras que se recogieron en la vivienda de Juan Carlos. Así, se revelaron huellas obtenidas por toda la casa y en diferentes objetos, resultando destacable solo una, encontrada en una cinta americana negra y que correspondió al ADN de Pedro.

Además, se recogieron hisopos de dos cuerdas -una de ellas anudaba el cadáver-, y dos botes con líquido en su interior pero en los que también se hallaron otras sustancias que, una vez analizadas, se constató que se trataban de drogas sedantes que “se usan en delitos de agresión sexual” y de sumisión química, han apuntado los agentes. Estas sustancias, mezcladas con alcohol, aumentan la probabilidad de muerte de quien las ingiere, han precisado.

Entre las muestras analizadas, y con relevancia para la investigación, se halló también una pala con tierra, aunque no se ha podido acreditar que dichos restos correspondieran a alguna zona de la vivienda de Juan Carlos dado que no se estableció una comparativa entre el terreno de la casa y la tierra hallada.

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