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Zarco, 13, el patio que ha quedado fuera del Concurso tras participar durante 30 años

Casa-patio en Zarco, 13, de la ruta Santa Marina-San Agustín

Alejandra Luque

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La lista provisional de los patios admitidos al Concurso municipal ha dejado indiferente a pocas personas. Especialmente a los cuidadores de los patios después de ver que uno de los recintos más veteranos ha quedado fuera del certamen: el ubicado en la calle Zarco, 13. Este patio empezó a concursar a principios de los 90 aunque su longevidad en el certamen se remonta a los años 40. Sin embargo, por el momento ha quedado fuera del listado provisional. La polémica es aún mayor cuando un patio conventual, el de Santa Marta, 10, sí ha entrado en el Concurso, una decisión cuestionada en el sector.

“La decisión me ha sentado fatal porque todo el que me conoce sabe que el amor hacia mi patio es vocacional. A dos semanas del Concurso me parece una decisión muy rastrera que tantos los técnicos del Ayuntamiento como la Comisión nos haya dejado fuera” explica a CORDÓPOLIS el propietario del patio, Santiago Hernández, un joven de 26 años. Intuye que los motivos que ya le han esgrimido oralmente no tienen fundamento y ha presentado una alegación ante lo que considera “injusto”.

La entrada o no en el listado provisional de los patios pasa por cumplir todos los requisitos que recogen las bases. Una vez hecho esto, la comisión técnica inspecciona cada uno de los recintos, que son puntuados. Estas calificaciones son las que sirven para establecer la criba y decir cuáles pasan y cuáles no. Sólo 50 podían hacerlo y este año se han quedado fuera el patio de Hernández y los ubicados en Alfonso XII, 29; Almorávides, 6; Cidros, 20 y Cidros, 7.

El joven intenta buscarle una explicación a la resolución provisional de los participantes, pero ninguna logra convencerle. Acudió al Ayuntamiento y allí le comentaron que su patio había sido “uno de los que menos puntuaciones” había conseguido. Explica que cuando la Comisión visitó el recinto se encontraba adecentándolo, pintando y cambiando algunas macetas, “por lo que había menos plantas que si estuviera visitable”. “Dudo que ese haya sido el motivo porque todo el mundo sabe que trabajo para tener un patio de categoría, que no me conformo con lo que sea, traigo plantas del extranjero y tengo un proyecto de recuperación de las plantas antiguas que se utilizaban en los patios”. “Gracias al Ayuntamiento he participado en jornadas hablando de la importancia del relevo generacional en los patios pero con decisiones como ésta demuestra que realmente no está por esa labor”.

Cuestión aparte es la del desembolso que supone el mantenimiento del patio durante todo el año, que se acrecienta en los meses previos al Concurso para que todo luzca a las mil maravillas. “En la Asociación Claveles y Gitanillas llegamos a hacer un cálculo de los gastos que un patio supone al año y serían unos 6.500 euros”.

Su exclusión se une, además, a la inclusión por primera vez del patio del convento de Santa Marta, ubicado en el número diez de la calle homónima. Hernández asegura que se alegró “muchísimo” cuando supo que este recinto se había incorporado al Concurso. “El certamen es una cosa viva y tiene que ir evolucionando”, afirma, aunque reconoce que lo que no esperaba es que “la entrada de patios así iba a suponer la salida de otros que son de particulares y que aportan el valor puro e intrínseco de los patios”. Según las bases del certamen, los patios conventuales sí pueden formar parte del Concurso, dejando fuera a aquéllos que son propiedad de entidades con ánimo de lucro, patios de viviendas con fines turísticos, recintos con una superficie inferior a los 19 metros cuadrados y aquellos patios cuyos propietarios de los inmuebles no habiten en la casa.

Sin embargo, Hernández puntualiza que el patio de este convento estaría incumpliendo la base primera, relativa a la definición propia de lo que es un patio. “El de Santa Marta no la cumple porque no mantiene el exorno propio del patio cordobés permanentemente ya que el patio ha sido decorado para el Concurso. Cualquiera que haya pasado por allí antes lo sabe”. Por ello, el joven cuidador contempla que este patio se incluya en los recintos que no concursan, como es el caso de patios institucionales.

Desde sus inicios en el Concurso, Zarco, 13 ha ganado accésits en 1993, 1994, 1995, 1996, 1998, 1999, 2000 y 2001. Tras el fallecimiento de su abuela en 2002, su familia decidió no participar. Hernández también era muy pequeño y aún no tenía la capacidad para continuar con la tradición. En 2018 volvió y consiguió el premio carácter singular. En 2019 participó de nuevo al igual que en 2020, cuando el Ayuntamiento hizo una edición especial en octubre debido a la pandemia.

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