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Un temporal histórico no alivia la situación de sequía en los embalses del Guadalquivir

Embalse de San Rafael de Navallana, este mismo lunes.

Alfonso Alba

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La sequía en la cuenca hidrográfica del Guadalquivir era (y es) tan profunda que un histórico temporal de lluvia apenas ha aliviado la situación. En la provincia de Córdoba no llovía tanto en tan poco tiempo (cinco días) desde el año 2010, cuando se produjeron unas históricas inundaciones por las que se desbordó el Guadalquivir en varios puntos de Córdoba, con miles de parcelistas desalojados de sus casas.

Los acuíferos estaban tan vacíos que a pesar de unas lluvias muy generosas y generalizadas las escorrentías (que corran los arroyos) no han sido tan importantes como para aportar grandes cantidades a los embalses. En términos relativos, apenas si los pantanos han crecido en un 1% en este temporal excepcional, que llevaba 11 años sin producirse en la cuenca del Guadalquivir. En términos absolutos, y redondeando, en los embalses han entrado en total unos 40 hectómetros cúbicos.

¿Y eso es mucho o es poco? La capacidad total de los embalses cordobeses es de 3.411 hectómetros cúbicos, la mayor de toda Andalucía y por supuesto de toda la cuenca del Guadalquivir. Los 40 hectómetros cúbicos de este temporal han elevado la reserva de agua en Córdoba hasta los 770 hectómetros cúbicos en total. Es decir, los embalses siguen estando en una situación crítica, al 22,55%. En los diez últimos años, la media es que los embalses estaban al 57%. Es decir, deberían tener 1.920 hectómetros cúbicos de agua, 1.100 más que ahora mismo.

En el año 2010, la cuenca del Guadalquivir salía también de una sequía cuando se produjeron unas precipitaciones extraordinarias. Entonces, un primer temporal como el actual (se produjo antes de Nochebuena) también dejó lluvia abundante, pero apenas se notó en los embalses. Los acuíferos estaban tan escasos que la tierra empapó gran parte de la lluvia. Fueron los posteriores temporales los que provocaron grandes escorrentías que dejaron unas históricas inundaciones (eso sí, peores fueron las de los años noventa y mucho peores la de los años sesenta, como reflejó Miguel Moya en esta crónica publicada hace cuatro años en este periódico).

La mayor parte de las aportaciones de agua han llegado a los embalses de Sierra Morena. En el caso de La Breña II han entrado cerda de diez hectómetros cúbicos de agua. Pero su situación sigue siendo dramática. La Breña II, el segundo mayor embalse de toda Andalucía, está al 16,3% de su capacidad. En Córdoba, el embalse que mejor está es el Guadalmellato, al 47% de su capacidad. Sierra Boyera, clave para garantizar el agua a los 72.000 vecinos del norte de Córdoba y a todo el ganado de la zona, aún no ha llegado ni al 27%.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir no prevé desactivar aún la declaración de sequía en la cuenca. No lo hará hasta que no entre agua suficiente en los embalses como para garantizar, al menos, dos campañas de riego para los agricultores. Es decir, los embalses tienen que estar por encima del 55% cuando concluya el periodo de lluvias.

Los agricultores, contentos pero prudentes

Los agricultores están contentos con las precipitaciones, pero se muestran prudentes aún. El presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, ha afirmado que en estos últimos días se han producido “buenas precipitaciones”, pero destaca la “necesidad de que continúe esta tendencia”, ya que “la tierra ha absorbido gran cantidad de agua y los embalses apenas han mejorado su situación”. Fernández de Mesa ha señalado que en las zonas de la provincia de Córdoba donde más ha llovido ha sido en el entorno de Hornachuelos con 160 litros o Puente Nuevo, frente a otras partes de la provincia como Iznájar, con 38 litros, o Puente Genil, con 50 litros, donde el olivar “no ha recibido mucha agua”.

Por tanto, para que la situación “mejore de verdad, se necesita continuar con estas precipitaciones en las próximas semanas, pero no parece que las previsiones sean así”. No obstante, ha afirmado que “el agua ha venido muy bien al arbolado porque ha permitido que la humedad se quede en las raíces y tengan agua de reserva para la primavera próxima”. Igualmente, para los cereales ha sido “muy buena” la lluvia y se prevé que el trigo que ha estado más rezagado en la nascencia se complete y se llegue a una normalidad.

También ha sido positivo para la sierra donde se verá crecer la hierba con lo que “el ganado está de enhorabuena”, ha afirmado Ignacio Fernández de Mesa, quien espera “que venga más agua que consolide lo que hasta ahora tenemos”.

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