Oficina de Atención a Víctimas: buscando a su abuelo represaliado en el mismo edificio que fue la cárcel donde murió
Antonio Garrido tiene 63 años, vive en Hospitalet del Llobregat (Barcelona) y lleva consigo una carpeta con documentos de su familia. Sus padres y abuelos eran del municipio cordobés de Pedroche. La Guerra Civil truncó, como la de tantas familias, la vida de la suya. Su padre fue enrolado “en el bando nacional” y se fue a Huesca. En la distancia, supo que el abuelo fue apresado y sufrió la represión en la antigua cárcel del barrio de Fátima de Córdoba capital.
Hoy, en ese mismo edificio que fue la antigua cárcel y ahora es un centro cívico municipal, se ubica la Oficina de Atención a Víctimas y Memoria Democrática, donde familiares de represaliados acuden a hacerse pruebas de ADN y aportar datos y documentación que ayuden a identificar a los suyos entre los restos que se exhuman en las fosas comunes de los cementerios de Córdoba.
En su camino por saber si su abuelo está enterrado en las fosas del cementerio de La Salud de Córdoba, Antonio recuerda a su padre y sus visitas a la ciudad: “Lo que más me duele es que él estuvo en la Mezquita y nunca supo que a solo un kilómetro, en el cementerio, era donde podía estar su padre”. Porque nunca supieron dónde estarían sus restos. Y, en ese mismo camino por buscar la verdad sobre su familia, Antonio ha descubierto que tenía dos tíos más de los que nunca supo nada y seguramente también fueran represaliados. “Yo no tenía nada, solo la memoria de mi padre”. Y, ahora, por esa memoria y la de su familia, ha llegado a Córdoba a buscar a su abuelo y otros familiares.
Ese testimonio y toda la información y documentación que conserva lo ha contado hoy en la Oficina de Atención a Víctimas y Memoria Democrática de Córdoba. Poco antes que él, otro familiar pasaba a la sala ubicada en la antigua cárcel que hoy es el Centro Cívico de Levante, para hacerse las pruebas con las que tomar muestras de su ADN y poder cotejarlo con la de los restos que se exhuman en las fosas. Y, poco después, era Antonia, de 86 años, la que llegaba con su testimonio: toda una vida sin llegar a conocer a su padre, fusilado al terminar la Guerra Civil. Hoy, sigue intentando saber el paradero de sus restos y poder cerrar su herida. “Es cuestión de cerrar heridas”, se reafirma Antonio al salir de la oficina y atender a esta redactora.
Los testimonios a flor de piel, la labor que se realiza en esta oficina y el objetivo que persigue atendiendo a las víctimas de la represión franquista es lo que se han encontrado en su visita a estas instalaciones el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, y el alcalde de Córdoba, José María Bellido. Un encuentro que les ha servido para conocer de primera mano, de viva voz, el sufrimiento y la esperanza de las familias por obtener, después de décadas de búsqueda, la verdad, la justicia y la reparación para sus seres queridos.
Han podido conocer también, de la mano del coordinador del equipo que trabaja en las fosas del cementerio de La Salud, Daniel Quiroga, cómo van esos trabajos y cómo la complejidad de los mismos, les hacen saber que la fecha tope prevista en el convenio por el que ahora realizan estas labores -finales de 2025-, no será suficiente para terminar todas las exhumaciones y el trabajo antropológico que conlleva. Y ahí es donde se reclama que las administraciones sigan manteniendo su apoyo para poder realizar de principio a fin los trabajos sobre las fosas de represaliados de Córdoba, donde en su día se arrojaron los cuerpos de más de 4.000 personas.
Compromiso del alcalde para continuar los trabajos
Con la vista puesta en esos trabajos, el alcalde ha reafirmado su “compromiso” con esta labor. Y más allá de que se logre firmar un nuevo convenio con todas las administraciones para prorrogar los trabajos, Bellido afirma que, por parte de su gobierno municipal, se seguirá apoyando estas actuaciones: “Por nuestra parte, que es lo que me compete a mí como gobierno local, nosotros vamos a seguir trabajando, con convenio o sin convenio. Seguiremos trabajando porque se sigan haciendo excavaciones y porque se siga manteniendo esta oficina”, ha asegurado a este periódico.
Una oficina que visitaba por primera vez desde su reciente apertura y que mostraba hoy al Defensor del Pueblo. “Me voy gratamente sorprendido y con más concienciación todavía de la labor que se hace y que se tiene que seguir haciendo. Hemos coincidido con dos familiares que están siendo atendidos y creo que su testimonio habla más que cualquier cosa que podamos decir nosotros, sobre cómo quieren lógicamente buscar los restos de sus familiares desaparecidos”, asevera Bellido.
Entre esas paredes de la Oficina de Atención a las Víctimas, dice, es donde los familiares pueden “tener una nueva esperanza, en un momento ya complicado seguramente al final de sus vidas, pero renace la esperanza. Creo que la labor que se hace aquí es fundamental, en verdad, justicia y reparación”.
Maeztu: “No entiendo quién se puede oponer a la memoria democrática”
En la misma línea, el Defensor del Pueblo Andaluz ha destacado los testimonios de familiares como Antonia, “que estamos viendo en carne y hueso”, y ha apostado por que la labor en la Oficina de Atención a las Víctimas sirva de “esperanza” para estas personas y para saber que han hecho lo posible por conocer el paradero de los suyos.
“Oponerse a esto es ridículo y no vale ningún argumento”, ha defendido Maeztu sobre la recuperación de la memoria democrática y los restos de las personas represaliadas. Ha valorado el esfuerzo de los colectivos memorialistas durante años para empujar que las administraciones atiendan sus peticiones.
“Esto no es volver a nada -en referencia a quienes dicen que la memoria democrática reabre heridas-, es poner el dinero suficiente que haya, para avanzar, que la ciencia haga todo lo posible. No entiendo quién se puede oponer a una memoria democrática”, ha asegurado en una visita donde, los testimonios han sido los protagonistas: “Es la visita más informal y menos protocolaria, pero la más real”. Y se ha congratulado de que esta labor se esté llevando a cabo en Córdoba. “Es necesario y me alegro que Córdoba lo tenga”.
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