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Las lluvias intensas retrasan este año la presencia de la oruga procesionaria en Córdoba

Oruga procesionaria del pino.

Juan Velasco

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Las intensas lluvias registradas este invierno en la provincia de Córdoba han provocado que la oruga procesionaria retrase este año un poco su bajada del pino, con las consecuentes molestias y urticarias que provoca tanto en humanos como en animales.

Tras varios años en los que la falta de lluvia y las altas temperaturas impropias del invierno provocaron que los primeros brotes de procesionaria aparecieran en el mes de enero, este año, el tiempo de bajada de la oruga ha vuelto a acoplarse un poco al plazo habitual, en los compases finales del invierno, entre finales de febrero y principios de marzo.

Así, desde hace unos días, la presencia de oruga se ha vuelto habitual en las zonas boscosas y urbanas donde hay pino en la ciudad. Especialmente allí donde no se haya actuado con previsión y se haya tratado los árboles para evitar la presencia de este insecto y, con ello, los riesgos asociados a su contacto con personas y mascotas.

En este sentido, desde la Delegación de Infraestructuras del Ayuntamiento de Córdoba han indicado que desde el mes de diciembre ha estado retirando bolsas de orugas en los colegios de la ciudad. En estos centros se actuó concretamente en Navidad, mientras que en las zonas verdes de la ciudad se inició en diciembre y aún se sigue actuando.

Por su parte, la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul realizó este año una novedosa campaña de tratamiento a través del aire, contando para ello con cuatro aeronaves y un equipo humano que ha actuado sobre más de 3.300 hectáreas en las que el uso social del pinar es muy elevado.

Primeros animales afectados, este fin de semana

Lo cierto es que la presencia de la oruga y las reacciones urticantes que produce el contacto con los filamentos que la cubren, ya se han hecho notar en los últimos días. Algunas clínicas veterinarias consultadas por este periódico han confirmado que los primeros casos de animales -perros concretamente- afectados por entrar en contacto con la oruga son de los últimos días, a diferencia del año pasado, cuando los primeros tratamientos de urgencia se iniciaron en enero.

Como norma general, los veterinarios y médicos señalan que, aunque el contacto puede tratarse fácilmente de manera local y el daño suele ser leve, en casos aislados en humanos puede producir choques anafilácticos graves y, en el caso de las mascotas, las complicaciones pueden acabar con la muerte del animal por ahogamiento si no se actúa con celeridad.

Para detectar si el animal podría haberse visto afectado, se podrían dar uno o varios de los siguientes síntomas: muestra nerviosismo, saliva en exceso, vomita de manera seguida, se le inflama la lengua o se le enrojece, tiene problemas al respirar y con las patas se rasca los ojos y el hocico. 

En cuanto al contacto humano, en caso de producirse, lo recomendable es no rascarse y poner la zona afectada debajo del agua para que arrastre los filamentos, además de quitarse la ropa y lavarla de ropa y lavarla para evitar cualquier rastro de los “pelitos urticantes” de la oruga. En caso de que el escozor sea en ojos y garganta, hay que acudir rápidamente al especialista. Y, más especialmente, si se es parte del porcentaje de la población que sufre una alergia específica a este animal.

Un animal que, además, se confunde muy habitualmente con la oruga de los prados, otro tipo de oruga que nidifica en la base de los árboles en forma de tela de araña, no representa peligro para humanos o animales y, además, suelen moverse en solitario y no en procesión.

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