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España ha dejado de ser un gigante de la leche

Un trabajador extrae leche en una fábrica.

Alfonso Alba

9 de diciembre de 2024 20:15 h

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Hasta hace una década, las famosas cuotas lácteas regulaban en Europa lo que cada país podía producir. España se autoabastecía entonces con su producción nacional y el mercado, muy intervenido, marcaba unos precios más o menos justos tanto para productores como para ganaderos. En 2015 concluyeron las famosas cuotas lácteas y el mercado se liberalizó. España, en todo el proceso, había perdido muchas explotaciones productoras, gran parte de los ganaderos se había jubilado y el país había dejado de ser un gigante de la leche. Tanto que a día de hoy, el 25% de los lácteos que consumen los españoles procede de otros países de la Unión Europea.

Según consta en una respuesta parlamentaria del Ministerio de Agricultura al diputado de Vox, José Ramírez del Río, la producción láctea en España solo cubre tres cuartas partes de la demanda interna. Esto ha obligado al país a importar millones de toneladas de productos lácteos desde el resto de Europa. Durante el periodo de enero a agosto de 2024, las importaciones alcanzaron las 2.527.074 toneladas equivalentes, lo que representa un aumento del 4,4% respecto al mismo periodo del año anterior.

Por su parte, las exportaciones sumaron 956.937 toneladas equivalentes, creciendo un 6,2%. No obstante, la balanza sigue siendo claramente deficitaria, especialmente en productos como quesos, mantequillas y leches concentradas.

Costes de producción y un mercado desigual

El Ministerio apunta que el sector del vacuno de leche es extremadamente sensible a los desequilibrios entre oferta y demanda, además de la presión de los costes de producción sobre los precios. En los últimos años, la industria ha enfrentado desafíos como el incremento de los costes de alimentación animal, agravado por la guerra en Ucrania, un impacto de la sequía en la producción agrícola y ganadera, y una estructura industrial que sigue orientada principalmente a la producción por volumen, con escasa diversificación hacia productos de mayor valor añadido, como quesos gourmet o leches especiales.

Históricamente, el precio de la leche en España ha estado por debajo de la media europea. Aunque entre 2023 y mediados de 2024 los precios españoles lograron superar los comunitarios, esta diferencia comenzó a disminuir en la segunda mitad de 2024. En septiembre, el precio medio en España fue de 46,60 euros/100 kg, un 1,8% inferior al promedio de la UE.

La materia prima que reciben las industrias lácteas españolas es más cara que en países como Francia, Alemania, Holanda, Dinamarca o Portugal, tal y como avalan los datos publicados por la Interprofesional INLAC, entidad que forman ganaderos, cooperativas e industrias.

En general, la leche española contiene menos sólidos que en el resto de Europa, hecho que, aunque no afecta en absoluto a la calidad de la leche, sí que repercute en la menor producción de alimentos lácteos que se podrían elaborar con el mismo litro de leche. Cuestiones que están relacionadas con la alimentación de los animales y con la climatología explican que en cada región de Europa la leche tenga una composición diferente de grasa y proteína.

Esta falta de competitividad de la leche española como materia prima está afectando, principalmente, a la categoría de quesos, sobre todo, los de vaca y mezcla producidos en nuestro país, que están siendo desplazados en los lineales y sustituidos por quesos importados de bajo valor. Prueba de ello es que durante el primer semestre de 2024 España importó 200.000 toneladas de quesos pulverizando así todos los registros existentes hasta el momento. Ese dato supone un 15% más que en el primer semestre de 2023, año en el que se importaron 173.000 toneladas de quesos, cantidad que era el récord hasta ese momento.

Además, los datos de importaciones publicados por la Agencia Tributaria también reflejan la entrada en España de volúmenes importantes de ingredientes lácteos, como la leche en polvo, que se utilizan en otras industrias alimentarias (pastelería, galletas, helados, etc.). En definitiva, no solo los quesos nacionales están siendo sustituidos por los de importación, sino que también los ingredientes para la industria alimentaria que se fabrican en nuestro país con leche española.

El 2% de la producción industrial de España

La cadena de producción, transformación y comercialización del sector lácteo (vacuno, ovino y caprino) es de gran relevancia en el marco del panorama agroalimentario español. Según datos de la patronal FEIL (Federación Española de Industrias Lácteas), facutra unos 13.000 millones de euros al año y genera más de 60.000 empleos. Las propias industrias tienen un volumen de negocio anual de 9.500 millones de euros, lo que supone el 2% de la producción industrial del país.

En total, en España hay 17.000 ganaderos, la mayoría (10.300) producen leche de vaca, por 4.000 de cabra y 2.700 de oveja. Uno de los grandes centros de producción de leche de vaca está en la comarca de Los Pedroches. La cooperativa Covap factura ya 1.000 millones de euros al año.

Medidas para estabilizar el sector

Para paliar los efectos de la crisis, el Gobierno ha implementado varias ayudas específicas:

  1. 124 millones de euros destinados al sector vacuno lechero dentro del Plan Nacional de Respuesta a las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania.
  2. 17,4 millones de euros para abordar los efectos de la sequía y mejorar las condiciones del sector1.

Estas medidas han permitido cierta estabilización en la oferta, pero no han resuelto el problema estructural de la dependencia de importaciones.

Las industrias lácteas nacionales se encuentran en un momento muy complicado, ya que a una leche como materia prima poco competitiva se unen las estrategias de la distribución consistentes en usar los lácteos como productos reclamo para la atracción de consumidores, sobre todo, la leche líquida UHT. En palabras de Luis Calabozo, director general de FeNIL, “Los altos costes que nos supone la materia prima y la guerra de precios de los supermercados, provocan en la industria láctea española un efecto sándwich que erosiona los márgenes de las compañías, sobre todo de las PYMES, y pone en riesgo su rentabilidad a medio plazo”.

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