Salud y 60 asociaciones analizan la nueva realidad social
La Delegación organiza una jornada para establecer propuestas orientadas a prevenir la aparición de enfermedades
La Delegación Territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales acogió durante toda la jornada de ayer un encuentro entre profesionales de Salud y representantes de unas 60 asociaciones de la provincia con el fin de analizar la realidad social de la provincia y establecer una serie de propuestas orientadas a prevenir la aparición de la enfermedad. Así lo ha puesto hoy de manifiesto la delegada del ramo, María Isabel Baena, en la inauguración de este encuentro que se organiza en tres sesiones.
Las tres convocatorias reunirán a los colectivos que directamente trabajan con la Salud Infantil, la Seguridad Alimentaria y, en una tercera convocatoria, a todas aquellas entidades que de forma transversal puedan estar interesadas en la Actividad Física y Alimentación Equilibrada. La Junta de Andalucía, a través de la Consejería, viene desarrollando Planes específicos en cada una de estas áreas y lo que se pretende con este encuentro es conocer de primera mano lo que opina el movimiento asociativo y los agentes sociales sobre estos Planes Integrales y Estrategias de Salud, para así “crear un espacio de intercambio de información, incorporar sus sugerencias y propuestas de mejora en las próximas revisiones que se realicen”, según Baena.
En cada bloque ha habido una primera parte con una introducción-exposición, realizada por un experto de la administración en la que ha explicado la estrategia o plan, sus diferentes elementos y puesta en práctica; y una segunda parte en la que los asistentes han expresado su opinión y se ha llevado a cabo el debate-coloquio.
Esta iniciativa se enmarca en el compromiso de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales por conocer lo que opina el movimiento asociativo y los colectivos ciudadanos, de las actuaciones que se llevan a cabo desde Salud Pública. La finalidad última es a través del debate-coloquio escuchar, recoger sugerencias y realizar mejoras teniendo en cuenta la opinión de la ciudadanía.
La Ley de Salud Pública de Andalucía incide en un modelo de participación directa de la ciudadanía, real y efectiva en la formulación, desarrollo, gestión y evaluación de las acciones de salud y destaca el principio de participación. Así las Administraciones públicas de Andalucía deben actuar siempre bajo el principio de la efectiva participación de la ciudadanía en la toma de decisiones y en el desarrollo de las políticas relacionadas con la salud pública.
En este sentido, según ha destacado Baena, la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales aprobó, en octubre del año pasado, el IV Plan Andaluz de Salud, donde se recoge la estrategia de la Junta en esta materia para el periodo 2013-2020. Según la delegada del ramo, “las situaciones de injusticia y desigualdad en la distribución del nivel de salud nunca se deben a circunstancias individuales, sino que surgen como resultado de las decisiones y prioridades políticas y económicas que se tomen en un momento histórico dado”.
Precisamente por ello, la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales pone en marcha el IV Plan, que se compone de seis grandes compromisos, 24 metas, 92 objetivos y 290 acciones. Se trata además de una iniciativa coherente con los objetivos europeos y nace con la premisa de que la mejora de la salud es fundamental para el nuevo modelo económico andaluz ya que produce retornos en la capacidad productiva. Son compromisos que se definen en base a un análisis de la realidad andaluza y también, en base a la realidad concreta de la provincia de Córdoba.
Actualmente, para adaptarse a los cambios sociales y dar una respuesta efectiva a la demanda de la ciudadanía, el Sistema Sanitario Público de Andalucía no se limita exclusivamente a la actividad asistencial, sino que su cometido incluye la mejora de la salud y de la calidad de vida de la población, pero además debemos contribuir a generar las condiciones estructurales y organizativas en la sociedad y las condiciones de vida de la población, que sean más favorecedoras para la salud, para promover conductas y estilos de vida más saludables, y para proteger la salud ante las amenazas y los riesgos.
Según ha destacado la delegada territorial, “para plantear acciones no podemos obviar datos como la baja fecundidad, el aumento progresivo de la esperanza de vida a los 65 años y el incremento de personas ancianas en situación de dependencia, que residen en municipios con un elevado índice de ruralidad y un reducido índice generacional, hechos que dificultan los cuidados familiares tradicionales”. Esta realidad se traduce también en que el 9,7% de la población cordobesa declara tener alguna discapacidad y un 6,3% se considera en situación de dependencia. Así, en Andalucía, de cada 100 personas con dependencias, cerca de 70 son personas mayores de 65 años. Además, generalmente existe limitación de la movilidad.
En el ámbito del movimiento migratorio, Baena ha destacado que “tenemos que seguir manteniendo la igualdad en el acceso a los servicios”. En este sentido, a 1 de enero de 2013, en Córdoba residían 25.497 personas de nacionalidad extranjera, “un 3,2% de la población en la que hay que poner el foco y garantizar su salud a través de acciones especializadas”.
Al contexto poblacional hay que sumar la situación social y económica, “ya que son, especialmente en este momento, condicionantes que afectan directamente a nuestra salud”. En este sentido, por ejemplo, la caída del 2% del PIB o la disminución de un 5,2% del empleo (primer trimestre del año 2013) dan como resultado el aumento de la población activa y el retroceso de la ocupada, es decir, el número de personas paradas se ha incrementado, alcanzando el máximo histórico del 36,9%.
Para Baena, “este escenario implica un incremento del riesgo de la exclusión económica que, además, se concentra en infancia, juventud y población vulnerable”. En Andalucía, según la delegada, el impacto de la crisis está siendo amortiguado por los sistemas de protección social (protección al desempleo, servicios sanitarios con cobertura universal y gratuita y por el resto de las redes de protección social pública).
Educación y medio ambiente
Otro de los condicionantes que afectan directamente a nuestra salud es la educación. En este sentido, las tasas de escolarización han experimentado un incremento considerable en Andalucía. Sin embargo, según ha apuntado Baena, hay que atender otros aspectos educativos porque la situación de desigualdad en el rendimiento académico de la población escolar está relacionado con el nivel educativo familiar y el tiempo dedicado en los hogares monoparentales y en los de menores ingresos a los deberes es mucho menor que en otros hogares más favorecidos.
Por otro lado, la delegada ha destacado que hay que tener en cuenta aspectos ajenos a nuestros hábitos pero que afectan también a la salud como las temperaturas extremas. “Para que se hagan una idea, las urgencias atendidas asociadas a la ola de calor aumentaron hasta un 36,6% los días posteriores a periodos con temperaturas excesivas u otro dato como que el 25% de los hogares andaluces no dispone de temperatura adecuada en verano”.
En otro área completamente diferente como es la aparición de nuevos canales de comercialización de productos alimenticios “se hace necesaria la adaptación de los servicios oficiales mediante unidades de control virtual, a fin de garantizar el control de estos productos, ya que el 8% de los españoles compra alimentos por Internet y el 25% de los distribuidores los oferta por esta vía”.
En su intervención, la delegada también ha señalado que hay que seguir insistiendo en los factores de riesgo más importantes como son el tabaquismo, especialmente entre los jóvenes y las mujeres; desarrollar acciones más contundentes frente a las nuevas tendencias ya que, por ejemplo, en el consumo de alcohol se ha incrementado el número de personas que beben con una regularidad de más de una vez al mes, y muy especialmente también hay que desarrollar acciones específicas con los jóvenes, ya que el 16% de ellos consumen alcohol semanalmente.
La alimentación equilibrada también sigue siendo una prioridad, pues por ejemplo, el consumo de verduras y hortalizas aumenta a medida que lo hace tanto el nivel de renta como el nivel de estudios, por lo que se hace patente la obligación de garantizar su consumo entre los colectivos que no tienen este hábito ya que, este hecho toca de lleno la existencia de sobrepeso. En este sentido, desde el 1999 se observa un aumento en el porcentaje de personas con exceso de peso, una tendencia que debemos paliar sin demora.
En definitiva, son datos que explican cuál es la situación en la que nos encontramos, cuáles son las nuevas tendencias y que evidencian la necesidad de un trabajo conjunto. En este sentido, “existe evidencia de que si controlamos la obesidad, hipertensión, la hiperlipidemia y la hiperglucemia ganamos de media de cuatro a seis años de esperanza de vida”.
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