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Rosa y azul, alma salesiana

Procesión de María Auxiliadora | ÁLEX GALLEGOS

Redacción Cordópolis

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Si el alma tuviera color, la de todo salesiano de corazón con devoción a su Virgen, María Auxiliadora, sería rosa y azul. Como el vestido y el manto de la Señora que vela todo el año por los desvelos de los alumnos de su colegio, los que lo son y lo fueron, y de aquellos que le tienen cariño aunque no hayan pasado por su casa educativa. Todos fueron a rendirle pleitesía este 24 de mayo, día de su festividad en el que la Virgen y su Niño en brazos salen a pasear por el barrio de San Lorenzo.

A las siete de la tarde estaba todo dispuesto, todo en su sitio, y comenzaba a salir el cortejo del santuario en dirección al patio del colegio de Salesianos. En la puerta de la iglesia y en el colegio había banderas y guirnaldas con los colores de la Virgen y en el patio y los balcones de algunas casas colgaduras en los mismos azul y rosa y fotos de María Auxiliadora. A las siete y media comenzaba la misa que fue celebrada por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y concelebrada por cuatro sacerdotes. A la Eucaristía asistieron cientos de fieles que llenaron por completo el patio de Salesianos y a los que el prelado dijo en su homilía que se confíen a María y todos los días se acuerden de la advocación que celebraban tuvieran la edad que tuvieran, pues “Ella nos defiende del demonio y nos ayuda a vivir unidos a Jesucristo”. A María Auxiliadora le pidió que proteja a los niños y adolescentes del mundo.

Fue éste el acto central del día junto a la procesión que le sucedió y que comenzaba pasadas las nueve menos diez de la noche. En esta ocasión el itinerario fue inverso al del año pasado, por lo que llegó hasta la calle San Francisco de Sales y Ronda de la Manca para dirigirse a la plaza del Cristo de Gracia y desde allí hasta San Lorenzo por Frailes y Jesús del Calvario. La tarde se caracterizó por el intenso viento que hacía, así como también bastante fresco cuando el cortejo se ponía en la calle.

La procesión iba formada, como es tradicional, por otras dos imágenes además de la de la Virgen: Santo Domingo Savio, que era llevado en parihuelas, y San Juan Bosco, en un paso a costaleros con claveles blancos en el friso y lilium del mismo color en jarras y esquinas. Cambiaba la banda que acompañaba al fundador de Salesianos y esta vez iba tras él la Agrupación Musical Santísimo Cristo de la Humillación de Lucena.

La Familia Salesiana cordobesa estaba al completo, fiel a la cita: antiguos y actuales alumnos del colegio, vestidos de Primera Comunión los que la han recibido este año y los de los primeros cursos de Primaria de angelitos; asociación de madres y padres, y salesianos cooperadores no faltaron, acompañados también por miembros de la hermandad del Prendimiento, que radica en el santuario. En último lugar, presidiendo, salía María Auxiliadora con los sones de la Banda Municipal de Mairena del Alcor, que tocaba su música por segundo año a la Virgen.

Para María Auxiliadora dispusieron sus hijos que tanto la quieren flores en tonos rosas y blanco. Había sobre el paso dorado en cuatro jarras, friso y esquinas alhelíes, rosas, orquídeas y astilbe. A estas flores se unieron las que cayeron por el aire en la petalada que le ofreció el grupo joven de la asociación que organiza la procesión en la que se escucharon para la Virgen marchas como Coronación de la Macarena, que sonó como el año pasado a la salida tras el Himno Nacional, seguida de Virgen de la Estrella. A lo largo del recorrido la banda llevó en su repertorio otras como Virgen de los Negritos, Macarena, La Estrella Sublime o Saeta cordobesa.

La Virgen, que llevaba en el frontal una reliquia de San Juan Bosco -al igual que el paso de este santo-, volvía tras pasar por San Lorenzo al santuario que la acoge por la calle que lleva su nombre para ocupar el lugar de todo el año en su camarín. Lo había abandonado el miércoles al término de la novena para bajar hasta el suelo en un emotivo acto en el que la talla descendió por una rampa mientras se alternaban las sentidas palabras del director del colegio de Salesianos, José Antonio Perdigones, y los cantos del coro del mismo centro educativo. En el presbiterio la esperaban alumnos de Infantil y de Primaria vestidos de ángeles y al llegar hasta ahí comenzó el besapiés.

Tras entrar la procesión de nuevo en la iglesia nadie se despidió “hasta el año que viene” pues María Auxiliadora saldrá en procesión extraordinaria, Dios mediante, en septiembre con motivo del centenario de su santuario para acudir el día 22 de ese mes hasta la Catedral.

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