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El rompecabezas de los institutos para la vuelta a las clases presenciales

Un aula vacía con gel desinfectante.

Carmen Reina

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El horizonte de la vuelta a las clases en septiembre con el Covid-19 como nueva realidad en las aulas mantiene ocupados en este mes de julio a los equipos directivos de los centros educativos diseñando los protocolos que guiarán cómo serán las clases a partir de entonces. Tratan de adaptar las instrucciones de la Consejería de Educación a la realidad de cada centro, diseñando cómo deberá ser la vida en cada uno de ellos con todas las medidas de prevención e higiene articuladas para evitar riesgos de contagio. CORDÓPOLIS ha hablado con los directores de tres Institutos de Enseñanza Secundaria (IES) que tienen que afrontar la vuelta a las clases con más de un millar de alumnos, el mismo espacio y la premisa de evitar aglomeraciones.

Todos los institutos están trabajando en tener listo un protocolo para adaptar las instrucciones básicas de Educación sobre la vuelta a las clases presenciales a la realidad de cada centro, de cada edificio y de su comunidad educativa. Al protocolo sanitario de medidas de higiene, limpieza y desinfección, se le suma el objetivo de evitar aglomeraciones cuando estamos hablando de centros con una gran cantidad de profesores y de alumnos. El IES Ángel de Saavedra -con unos 1.000 alumnos-, el IES Gran Capitán -con 1.300 alumnos-, o el IES López Neyra -con un millar de alumnos-, son ejemplo del auténtico rompecabezas que tienen los equipos directivos sobre la mesa en estos momentos.

“Tenemos un protocolo con indicaciones que estamos adaptando a la realidad física del centro”, explica Manuel Vega, director del IES López Neyra. Al aprovisionamiento y reserva de material higiénico y de mamparas divisorias para determinadas zonas de este centro como espacios de atención en la biblioteca o mostradores, se suma toda una señalización de los flujos por donde deben ir los estudiantes “para no mezclar unos grupos con otros”, una diferenciación que llegará hasta distinguir zonas del recreo.

Uno de los principales obstáculos está en la entrada y la salida al instituto. ¿Cómo entra o sale del centro un millar de estudiantes -y alrededor de un centenar de profesores- de manera escalonada como pide Educación y, a la vez, sin perder horas de clases -como también pide la Consejería? Ahí hay tantas respuestas como edificios distintos albergan los institutos. Y es que dependerá de la cantidad de accesos desde la calle que tenga el centro las posibilidades de dividir por grupos y horarios escalonados las entradas y salidas. El López Neyra, por ejemplo, puede tener hasta tres puertas de acceso, donde dividir al profesorado y a los alumnos por grupos, con 5 minutos de intervalo.

Distintas puertas de acceso y separación por grupos

El IES Ángel de Saavedra, por ejemplo, sin edificios colindantes, prepara la vuelta en septiembre con cuatro puertas de acceso y cada una de ellas será de uso exclusivo de determinados niveles, para no mezclar a los grupos, explica su director, Luis M. Prados. Así, los grupos de 1º y 2º de ESO entrarán y saldrán siempre por una puerta, otra distinta utilizarán siempre los alumnos de 3º y 4º de ESO, una tercera será de uso exclusivo para 1º y 2º de Bachillerato y una cuarta puerta será para los ciclos formativos.

En este centro han previsto que la entrada la hagan a las 8:30 los estudiantes a los que corresponden dos de las puertas más alejadas entre sí y, a las 8:40 los alumnos por los otros dos acceso, de manera que se haga escalonadamente en tiempo y en espacios más separados posibles. Además, se establecerá que las aulas sean las más cercanas a la puerta que cada grupo use para entrar y salir del instituto, explica Prados sobre el puzzle que está componiendo junto a su equipo directivo en estas semanas. En el caso del IES Gran Capitán, su edificio solo permite que cuenten con dos puertas de acceso al centro, para unos 1.300 estudiantes.

Todos los centros dirigen sus esfuerzos a evitar las aglomeraciones, respetar filas en los accesos y establecer protocolos para los desplazamientos por el interior de los institutos, con doble sentido en pasillos y zonas amplias, y con orden por grupos en los pasillos estrechos, señala el director del IES Ángel de Saavedra. La zona de recreo, en este caso, se dividirá también en cuatro espacios, intentando que la separación por grupos se mantenga.

Mascarilla ante la falta de distancia

¿Y dentro de las clases? Pues Educación ha mantenido la ratio, con lo que habrá el mismo número de alumnos en la mayoría de los grupos, entre 25 y 30 alumnos. Los pupitres se dispondrán en filas individuales, pero con el mismo espacio, la distancia entre estudiantes no podrá ser 1,5-2 metros. “Los alumnos tendrán que llevar siempre mascarilla seguramente”, señalan los directores. El gel desinfectante, papel desechable, spray desinfectante y papeleras compondrán nuevas herramientas en cada clase para que los estudiantes se desinfecten las manos a la entrada de clase y también puedan “higienizar” sus mesas.

“El número de alumnos que tenemos por aula se da de frente con el protocolo”, apunta la directora del IES Gran Capitán, Carmen Domingo. Con una ratio de unos 30 alumnos por aula, un centro con 1.300 estudiantes y más de un centenar de profesores, en un edificio de solo dos accesos desde la calle, escalonar las entradas y evitar aglomeraciones se convierte en un gran obstáculo. Este centro ha preguntado a Educación de qué margen de tiempo puede disponer para escalonar esa entrada y salida de los alumnos, y espera una respuesta para ver cómo organizar los flujos de estudiantes y evitar que se junten grandes grupos.

“Es muy difícil de gestionar y reestructurar” la vida en un centro de estas dimensiones, cuando se cuenta con el mismo espacio que antes pero haría falta mucho más para separar a los alumnos. Aquí, además, no disponen de más espacios alternativos para utilizar como aulas, señala su directora, así que están disponiendo toda la cartelería y señalización necesaria para ordenar el paso de los estudiantes. “Adaptar unas normas muy generales a la realidad de cada centro es muy complicado”, advierte. Por eso, los equipos directivos viven estas semanas “volcados” en determinar los protocolos. “Somos profesores y echamos en falta algún técnico especializado”, dice, además de un contacto próximo con el centro de salud con quien deberán coordinarse.

“No somos expertos en riesgos laborales” apostilla el director del IES López Neyra, donde también se trabaja en adaptar espacios como aulas, zonas del patio diferenciadas y en difundir la “disciplina de grupo” que va a ser necesaria, que protagonizará las reuniones informativas con profesores, alumnos, madres y padres ya en septiembre, para explicar la nueva rutina que habrá que asimilar.

Adaptar espacios y aulas de aislamiento

Los institutos intentan también realizar alguna modificación con los fondos dispuestos por la Junta para ello -25.000 euros por proyecto-, para remodelaciones o adaptaciones de zonas que se necesite para la nueva realidad del Covid-19. Es el caso de techados de patios para poder salir aunque llueva e incluso utilizarlos en algunas clases de determinadas asignaturas. O para adecuar “un aula de aislamiento”, donde se pueda quedar un alumno o profesor si presenta síntomas, mientras se contacta con el centro de salud del barrio y se llevan a cabo los pasos del protocolo establecido.

Los cambios llegarán también a los espacios de los profesores, donde en centros como estos con alrededor de un centenar de docentes, tendrán que dividirse para trabajar en la sala de profesores y en los distintos departamentos de áreas educativas. También se han dispuesto, en algún caso, más casilleros para cada uno de los profesores y más distanciados unos de otros también en los puestos de ordenadores que se podrán utilizar.

En estos días, los equipos directivos terminan sus propuestas de protocolos en cada centro, que deberán remitir a comienzos de septiembre a Educación. Y, todo eso, con un plan B bajo el brazo, por si regresa el confinamiento y hay que volver a las clases telemáticas. Está por ver cómo se podrá volver realmente a las aulas de manera presencial a partir de septiembre, cómo será la adaptación a las normas y cómo la realidad de cada centro guiará la nueva vida en los institutos.

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