Reciben sepultura los restos de Soledad Donoso tras ser exhumados en 2012 para nuevas pruebas
Los restos de Soledad Donoso, la joven cordobesa cuyo cadáver fue hallado junto al río Guadalquivir en Córdoba capital en 1992 tras ser asesinada, un caso por el que no se ha llegado a acusar ni juzgar a nadie y que está sobreseído desde 2014, han recibido sepultura este martes después de llevar desenterrados desde 2012 cuando fueron exhumados por orden judicial al reabrirse la investigación sobre su muerte.
Según han informado a Europa Press desde la familia, en la tarde de este martes se ha celebrado una misa en el cementerio de la Fuensanta de la capital cordobesa y han valorado que “por fin van a descansar los restos”, que no pudieron enterrar los familiares en 2015 tras extraviarse parte de ellos durante la práctica de las nuevas pruebas.
Como se recordará, la familia de Soledad Donoso lamentó en su momento que la Audiencia Provincial acordara el sobreseimiento de la causa, tras el recurso planteado por los familiares ante la decisión del Juzgado de Instrucción número 7 de Córdoba de archivar el caso sin procesar a nadie.
En concreto, la Audiencia acordó concluir el sumario sin procesamiento en un auto firme, de modo que contra la resolución no cabía recurso, tras reconocer que “no hay pruebas suficientes para procesar al único sospechoso por esta causa”.
Al respecto, el Juzgado de Instrucción 7 emitió un auto de conclusión del sumario sin procesamiento en 2014, después de que no pudiera determinar la intervención de una persona concreta en el crimen. Ante ello, la familia recurrió la resolución ante la Audiencia, después de aportar una prueba como fue la presunta identificación y localización del vehículo que supuestamente utilizó el único varón que fue imputado en los hechos, R.C.G., conocido de la víctima.
Por tanto, el dictamen de la Audiencia puso fin a un largo proceso judicial que vivió una segunda fase después de que se reabriera la causa en el año 2012 y la juez imputara a R.C.G.. Un testigo situaba al sospechoso el día de los hechos en los alrededores de la plaza de San Pedro, donde vivía la chica, conduciendo un Volkswagen Golf de color rojo, mientras que otra persona aseguraba haber visto un coche igual en El Arenal ese mismo día.
No obstante, los allegados de la víctima solicitaron la colaboración ciudadana a la espera de que alguien pudiera proporcionar alguna pista sobre lo que sucedió el día de los hechos, el 28 de septiembre de 1992. Mientras, la familia pretendía que el juzgado procesara a la única persona que fue imputada, R.C.G., al que el juez tomó declaración en 2013. Entonces, aseguró que sí tuvo una relación con la joven, pero que no la mató. De hecho, negó cualquier implicación en el asunto.
Aspectos de la investigación
Entretanto, la familia celebró distintas reuniones con representantes de la Subdelegación del Gobierno para analizar el caso del que destacaban en 2014 que en los últimos años “se habían aclarado muchos aspectos controvertidos o totalmente ocultos” desde 1992.
En concreto, pidió información sobre distintas pruebas al Ministerio de Justicia y el de Interior, como que se localizaran “los cabellos extraviados” sobre este causa, que estaban en el laboratorio de Policía Científica en Sevilla, o en su defecto, se dictara una resolución administrativa que “deje constancia de su pérdida y se depuren responsabilidades administrativas de los responsables de su custodia”.
Igualmente, solicitaron que hubiera un pronunciamiento en los mismos términos en lo referido a la pérdida del reloj de la víctima en el año 1992 del cajón de la mesa de un agente judicial, así como el mechero decomisado en el escenario del crimen y que “no aparece en el depósito de pruebas del juzgado”, entre otras pruebas. Según fuentes cercanas al caso, desde los ministerios se respondió con la recomendación de acudir a la vía judicial para plantear peticiones.
Cabe destacar que Soledad Donoso Toscano, de 18 años, salió de su casa en la plaza de San Pedro para ir a trabajar a una pizzería de la avenida de Barcelona en la tarde del 28 de septiembre de 1992, pero nunca llegó a su destino. Su cuerpo se encontró 14 días después en El Arenal, en proceso de descomposición, después de que un paseante avisara al 091.
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