El olivar más sostenible de España que cuidan las ovejas y preserva la biodiversidad
La finca Valle del Conde cuenta con 230 hectáreas situadas en el corazón del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, en el término municipal de Luque (Córdoba). Desde el año 2019, sus propietarios la han convertido en una finca regenerativa, donde la preservación del suelo es el pilar de toda la labor que se desempeña en el olivar, con un manejo de ganadería que consigue propiciar mejores cosechas y conservar el hábitat de insectos, aves y otras especies. No en vano, este año ha conseguido el premio al olivar más sostenible de España que otorga la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO).
Este olivar de montaña con certificado ecológico, en el que se cultivan variedades de aceituna como picudo y picual de las que se extrae el aceite de oliva, tiene en la conservación del suelo y la cubierta del terreno la base de su éxito. Nada tiene que ver con el olivar intensivo donde la maquinaria erosiona el suelo y, con ello, la vida de plantas y animales a su alrededor. Aquí, una pradera crece bajo los olivos y, con ella, el hábitat para preservar insectos, aves y otras especies.
“Preservar el suelo es lo que da la biodiversidad”
En esta finca se trabaja la agroganadería. Para cuidar el suelo, varios rebaños de ovejas merinas ejercen de protectoras de este entorno. “Las ovejas se introducen cuando termina la recolección de la aceituna y llega la época de pasto, entre enero o febrero y hasta junio”, explica a Cordópolis el responable de la finca, Francisco Ruiz. Los rebaños se manejan con pastores eléctricos, durante estancias de tres o cuatro días. Con ellas “vamos controlando la pradera” que nace bajo los olivos.
“Nuestro mayor tesoro es el suelo”, describe gráficamente Ruiz. “Y luego, ese suelo te entrega varias cosechas: la pradera para los animales y la cosecha de aceitunas y aceite. Porque lo que da verdaderamente biodiversidad es preservar el suelo”, reitera.
De esta manera, con el manejo de las ovejas, comprobaron cómo estas “no solo se comían la hierba manteniéndola en una pradera, sino que mejoraban los suelos y la biodiversidad”. Con el paso de este ganado por la finca, “los animales van trabajando los suelos, generando más hierba y cubierta. Sus excrementos dispersan semillas, cuando muerden la hierba fomentan el rebrote de esta y no se mata la planta de raíz, por lo que el suelo mantiene un entramado de raíz que sujeta la cubierta” y evita la erosión de esta, algo muy importante en un olivar de montaña con grandes pendientes donde las escorrentías de la lluvia podrían ser fatales.
Plantas, insectos, aves: un ecosistema completo
Esa cubierta preservada y la pradera sirven, a su vez, como “alimento y cobijo” para distintas especies. Los insectos proliferan aquí mientras que en olivares intensivos sin cubierta desaparecen. Saltamontes, mariposas, hormigas, insecto palo, mantis, escarabajos y un largo etcétera, viven en este olivar, además de albergar también colmenas de abejas. Y, con todos ellos, viven multitud de aves insectívoras. Pero también otro tipo de especies como reptiles y roedores que, a su vez, sirven de alimento a rapaces como los buitres leonados que parecen centinelas de la finca desde lo alto de las rocosas paredes de las Sierras Subbéticas.
“Es un ecosistema completo”, definen desde la finca. Tanto, que la finca acoge incluso rutas ornitológicas, como la prevista para el próximo 12 de octubre, por este olivar rodeado de montes de piedra caliza donde se ubican una de las buitreras más importantes de las Sierras Subbéticas.
“Por encima de nuestras cabezas está la buitrera del Abuchite”, apunta el naturalista y pajarero Damián Priego, miembro de la Sociedad Española de Ornitología y que lleva décadas realizando el seguimiento de los buitres que viven en este entorno. Como guía de rutas ornitológicas en la finca Valle del Conde, destaca la presencia de “una de las colonias más importantes de buitre leonado del parque natural”.
Multitud de especies de aves
Pero, además, muestra “la diversidad de pájaros ligados al medio agrícola en la finca” y ahí desgrana una interminable lista de nombres de especies que están presentes en este valle gracias a la preservación del suelo, la cubierta vegetal y los insectos que ella conserva. “Aquí podemos ver jilgueros, verderones, verdecillos, abubillas, algún ave nocturna como el mochuelo, currucas, mosquiteros, chochines....”.
“Al haber más biodiversidad, más insectos, más roedores, hay más aves. Es primordial”, valora y compara cómo “ en los cultivos agresivos del olivar intensivo, los insectos han desaparecido totalmente con los agroquímicos y pesticidas. No hay insectos, no hay hierba ni semillas en el suelo, que son el alimento primordial para las aves. Ahí se desequilibra la cadena trófica a un ritmo tremendo, desapareciendo las especies”.
Mientras, la práctica de la agronaganadería regenerativa en este olivar de montaña y la recuperación del suelo que se ha logrado mantiene la biodiversidad. “Han hecho que haya vuelto la vida”.
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