La gran obra que ahorrará el 80% del coste de la electricidad a centenares de regantes del Guadalquivir
Uno de los grandes costes del regadío es el de la electricidad. La modernización de los sistemas de regadío en el Valle del Guadalquivir y en la provincia de Córdoba ha hecho que donde antes el agua bajaba por gravedad ahora hagan falta estaciones de bombeo. Las más espectaculares de la provincia se localizan en Palma del Río, al principio del Canal del Bajo Guadalquivir, una infraestructura construida en los años 40 del siglo XX por los presos de la dictadura franquista.
Ese enorme canal del Guadalquivir nace en Palma del Río para regar una extensa vega de árboles frutales, especialmente cítricos, también en la provincia de Sevilla. En total, este canal, que se alimenta con el agua de los embalses de Sierra Morena, riega unas 5.000 hectáreas que son propiedad de casi 700 agricultores. El canal dispone de dos estaciones de bombeo que conducen el agua hacia cada una de las parcelas. El bombeo se alimenta de electricidad.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) tiene contratados 9.709 kilowatios en la tarifa 6.3 con el consiguiente gasto que esto supone, ya que el consumo eléctrico anual ronda los 12 millones de kilowatios a la horaº. Actualmente para cubrir la demanda total de agua durante los meses de junio, julio y agosto, las estaciones de bombeo tienen que funcionar las 24 horas del día durante los fines de semana.
La Confederación ha solicitado financiación a los fondos Next Generation para construir una planta fotovoltaica en Palma del Río con la que ahorrarse el 80% de los costes de electricidad. La planta tiene un coste superior a los 11 millones de euros y se construirá en un suelo que es propiedad de la Confederación junto al propio canal. El objetivo futuro es que gran parte de los bombeos de verano funcionen en horario diurno. Es decir, que la mayoría de las operaciones necesarias para suministrar el regadío se lleven a cabo mientras funcionen los paneles solares.
Esta planta no sustituirá completamente al suministro ordinario de la red eléctrica, pero sí que provocará significativos ahorros en la factura de la luz. De hecho, cuando no sea necesario aportar energía a las estaciones de bombeo, fuera de la temporada de riego, la planta podría seguir generando energía eléctrica que se vendería al mercado, lo que redundaría en beneficios para la comunidad de regantes.
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