Los ecologistas denuncian que se siga cazando conejos en base a la gran plaga de 2005
Ecologistas en Acción ha denunciado que, un año más, desde hace ya 19 ejercicios, la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul Sostenible, ha repetido mediante la correspondiente resolución las medidas cinegéticas excepcionales por supuestos daños ocasionados por conejos en distintas provincias andaluzas, incluida Córdoba, donde se permite su caza.
El colectivo considera que la Consejería está “pervirtiendo la norma legal para favorecer los intereses cinegéticos”. Su tesis se ampara en el argumento que esgrime el Gobierno Andaluz es “la simple hipótesis de que, si no se renueva este estado de excepcionalidad, los daños que se sufrieron hace más de una década volverían a producirse”. Por consecuencia, los conejos se podrán cazar durante todo el año, sin veda de ningún tipo, en numerosos municipios de Córdoba, Granada, Jaén, Málaga y Sevilla desde este domingo, día 11 de agosto.
La situación excepcional de la que hablan es la que se vivió en el año 2005, cuando la Consejería de Medio Ambiente aprobó un paquete de medidas para intentar acabar con la plaga de conejos y liebres que estaba destrozando los cultivos en la Campiña Sur de Córdoba y que, entre otras medidas, permitió agilizar las autorizaciones para cazar estos animales en los cotos afectados.
Los daños que normalmente provocan los conejos son la seca del cultivo (si se trata de viñedos u olivos), porque el conejo roe la corteza buscando limar sus incisivos, aunque son capaces de destrozar las protecciones de los olivos más pequeños sin mucha dificultad e incluso las infraestructuras de riego por goteo.
Lo que ocurre ahora, según Ecologistas en Acción, es que la realidad ecológica del conejo en los campos de Andalucía “no se ajusta a los supuestos establecidos en esos preceptos legales”.
“Un año más, sigue sin estar probado técnica ni científicamente una situación de emergencia que conlleve daños a los cultivos por explosión demográfica del conejo. La propia resolución de la Consejería es una simple y vergonzosa copia, (la misma de los últimos años), donde admite que los resultados (censales) generales indican una densidad media baja de conejos para el conjunto de Andalucía, aunque poblaciones localmente altas ocasionaron daños en el pasado”, explican.
Además, recuerdan que, respecto a lo establecido en el Reglamento de Ordenación de la Caza, “tampoco se da ninguna situación excepcional de tipo meteorológico, biológico, sanitario o ecológico de especial gravedad que ponga en riesgo a las especies cinegéticas o sus hábitats”.
“Una hipotética reaparición”
Por otra parte, consideran que los preceptos legales citados facultarían a la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad para adoptar medidas cinegéticas excepcionales “con la debida justificación”, y, en el caso que nos ocupa, “la única justificación aportada es una hipotética reaparición de daños si no se renuevan las medidas cinegéticas excepcionales. Por tanto, estamos una vez más ante una resolución administrativa sin la debida sustentación legal”.
Esta actitud de la administración medioambiental andaluza, es decir, renovar de manera automática y sin la justificación debida las medidas cinegéticas excepcionales, como viene ocurriendo los últimos 19 años, no hace otra cosa que contribuir a la cronificación del riesgo, asumiendo la anomalía como costumbre, como norma, y renunciando a medidas de corrección estructurales que aborden las causas del problema.
Las propuestas alternativas
Frente a la caza indiscriminada, ellos apuestan por recuperar la vegetación silvestre en las vías de comunicación, caminos rurales, vías pecuarias, arroyos, ribazos, linderos, y un largo etc., y por recuperar la comunidad de predadores naturales que tienen al conejo como una de sus principales presas.
Incomprensiblemente, en las mismas zonas que se autoriza la caza del conejo de forma ininterrumpida por una supuesta superpoblación, se incentiva también la caza del zorro, uno de sus depredadores, y, para más infamia, la Consejería ha iniciado la tramitación de la Orden por la que se regula la acreditación y las funciones de las personas controladoras de predadores cinegéticos y se aprueban sus métodos de captura. Todo un auténtico disparate, eliminar predadores del conejo.
Mientras que se implementan estas medidas, que requieren un tiempo, y en los casos donde realmente las densidades de conejo así lo aconsejen, se debería optar por capturarlos y traslocarlos, posteriormente a áreas naturales donde las densidades son extremadamente bajas y están poniendo en peligro especies amenazadas como el lince ibérico y el águila imperial. Lugares emblemáticos para el lince ibérico, como los valles fluviales de los ríos Jándula (Jaén) y Yeguas (Córdoba), pueden llegar a perder territorios históricos de reproducción por falta de conejo. Por supuesto que las translocaciones deben realizarse con las cuarentenas sanitarias de rigor.
Además, respecto a la conservación del lince ibérico, debemos de advertir de la existencia de territorios linceros establecidos en los términos municipales de Marmolejo, Lopera o Andújar, municipios, que, incompresiblemente, aparecen en el listado de la Resolución objeto de valoración. Y esto solo parece que es el principio, puesto que la desaparición del conejo en los últimos reductos del lince ibérico, están forzando a estos, a desplazarse a terrenos de campiña en busca de su principal presa, el conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus).
Para Ecologistas en Acción, la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, acepta sin pudor la incongruencia de resolver con escopetas un problema inexistente, mientras sigue, con una actitud de auténtico servilismo y vasallaje, atendiendo las exigencias permanentes del sector cinegético para llevar a cabo un innecesario control de predadores naturales.
“En éste como en tantos otros casos, se priman los intereses del sector cinegético que ve incrementados sus derechos de caza con justificaciones insostenibles. Los conejos, y sus depredadores, van a ser las víctimas de una guerra política entre la derecha y la extrema derecha por erigirse en representantes del sector cinegético más arcaico”, defienden.
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