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Crónica de un año sin agua potable en el norte de Córdoba: el fracaso de la gestión hidrológica

Agua embotellada para servir en Alcaracejos

Alfonso Alba

16 de abril de 2024 20:08 h

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El 17 de abril de 2023, la Junta de Andalucía prohibió el consumo de agua en prácticamente todo el norte de la provincia de Córdoba. Los análisis detectaron unas altas concentraciones de carbono activo, muy por encima de lo permitido por la normativa sanitaria andaluza. El origen de ese carbono está en los restos de unas algas que crecían de forma desaforada. Y las algas, a su vez, se alimentaban de los vertidos que han contaminado el embalse de La Colada.

Este miércoles se cumple un año desde que la Junta dio la orden, que afecta a 80.000 personas. Desde entonces, la Diputación de Córdoba suministra con camiones cisterna a los vecinos de los municipios de Alcaracejos, Añora, Belalcázar, Belmez –Belmez, Doña Rama, El Entredicho y El Hoyo–, Los Blázquez, Cardeña –Azuel, Cardeña y Venta del Charco–, Dos Torres, Espiel, Fuente La Lancha, Fuente Obejuna –El Alcornocal, Argallón, Cañada del Gamo, La Cardenchosa, La Coronada, Cuenca, Fuente Obejuna, Los Morenos, Navalcuerno, Ojuelos Altos, Ojuelos Bajos, Los Pánchez, Piconcillo, Porvenir de la Industria, Posadilla–, La Granjuela, El Guijo, Hinojosa del Duque, Pedroche, Peñarroya-Pueblonuevo, Pozoblanco, Santa Eufemia, Torrecampo, Valsequillo, Villanueva de Córdoba, Villanueva del Duque, Villanueva del Rey, Villaralto y El Viso.

Un año después, las comarcas del Alto Guadiato y de Los Pedroches han pasado del pesimismo al optimismo. Las lluvias asociadas a la borrasca Nelson llenaron el embalse de Sierra Boyera. La causa de su desgracia está, primero en la sequía, y después en la mala gestión hídrica. Sierra Boyera fue el primer, y único, embalse del sur de la Península Ibérica que se ha secado completamente en este último episodio de sequía. Oficialmente, se quedó sin agua el Domingo de Resurrección de 2023. Nunca antes había ocurrido. Ni en la sequía de los años noventa.

De hecho, tras la sequía de los noventa, que estuvo muy cerca de dejar sin agua (ni potable ni no potable) a toda la zona norte de Córdoba, se apostó por construir un segundo embalse que evitara este riesgo. La propia Diputación lideró el proyecto, que dispuso de fondos también del Gobierno. El plan era unir los dos embalses a través de una red de tuberías. Cuando Sierra Boyera mermara siempre estaría La Colada de apoyo. Pero este plan sin fisuras saltó por los aires tras un fracaso en la gestión.

Un plan con fisuras

La Colada es un embalse que está en otra cuenca hidrográfica, la del Guadiana, distinta a Sierra Boyera, que se levanta en la del Guadalquivir. Se acabó de construir a principios del siglo XXI y jamás se utilizó salvo con un fin recreativo: como playa de interior en El Viso. Durante la crisis económica de entre 2008 y 2015, la Junta de Andalucía suspendió las obras de construcción de la llamada red secundaria, las tuberías que iban a conectar ambos embalses, por falta de fondos. A día de hoy y pese al cambio de Gobierno, los trabajos no se han reiniciado.

Además, la cuenca de La Colada es una de las más complicadas. Sus dos afluentes, el Guadarramilla y el Guadamatilla, tienen una alta concentración de vertidos. Por un lado, los de la intensa actividad ganadera de la comarca de Los Pedroches. Por otro, el mal funcionamiento de la depuradora de Pozoblanco, incapaz de atender a una población tan grande y a una industria tan potente como la de este municipio.

Con Sierra Boyera cerca de secarse, el Gobierno hizo unas obras de emergencia. Construyó unas tuberías y una estación de bombeo provisionales en La Colada. Con ello logró que el 14 de marzo de 2023, el agua de La Colada llegase hasta Sierra Boyera. Pero algo comenzó a ir mal desde entonces.

Bajo las comarcas de Los Pedroches y el Guadiato hay unos 800 kilómetros de tuberías. Se calcula que el agua que fluye de Sierra Boyera hacia los grifos tarda casi dos semanas en llegar al punto más alejado de la red. En este tiempo, muchos vecinos comenzaron a quejarse de que el agua olía y era de todo menos transparente. Los análisis lo confirmaron. La ETAP de Sierra Boyera no tenía capacidad como para potabilizar el agua que llegaba desde La Colada.

Años de vertidos sin control y de un agua sin uso provocaron que primero incluso se llegase a prohibir el baño en La Colada. Las algas se multiplicaron por la enorme cantidad de alimento de la que disponían. La enorme presencia de algas afectó a la calidad del agua. Y el resto vino rodado.

La Diputación habilitó un sistema de camiones cisterna que a día de hoy sigue vigente. Y financió el coste extraordinario de equipos electrógenos que bombean el agua desde La Colada. De lo contrario, las dos comarcas habrían estado sin agua, que aunque no se pueda beber sí que se usa para el aseo y para los animales.

La búsqueda de soluciones

Desde hace un año se busca una solución. Al principio se confió en poder potabilizar el agua, pero la ETAP de Sierra Boyera carece de capacidad. Además, las algas de La Colada acabaron contaminando a la propia potabilizadora. Por lo que la salida solo vendría tras una enorme inversión y unas obras que no iban a ser inmediatas, o por la lluvia. Al final ha llovido antes de que las obras concluyesen.

La Diputación puso en marcha cinco obras de emergencia con las que buscaba acabar con las famosas algas y limpiar toda la red. Se han usado ultrasonidos en La Colada, en un sistema pionero que ha funcionado en Estados Unidos. Se han cubierto depósitos, ya que sin sol las algas mueren. Y se ha limpiado la red. Además, se trabaja en un proyecto para ampliar la ETAP de Sierra Boyera, que el Gobierno se ha comprometido a pagar.

Pero Nelson llegó antes. En Semana Santa ha llenado Sierra Boyera. El embalse que se secó vuelve a tener agua para años. Y la Diputación ha vuelto a conectar el embalse sano a su red. Ahora se espera que el agua limpia haga todo el trabajo. Su lento discurrir por toda la red está limpiando la contaminación. Los primeros análisis son optimistas. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, calculó que para la próxima semana ya se podría autorizar el consumo de agua en la zona. Este lunes, el presidente de la Diputación, Salvador Fuentes, era más optimista aún y esperaba que sucediese esta misma semana. Por la mayor parte de los grifos de la zona ya no sale agua de color oscuro y con olor. Pero a pesar de todo no se ha evitado el titular de este miércoles. 80.000 cordobeses llevan un año sin poder beber agua del grifo. Aunque la pesadilla está muy cerca de acabar.

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