La movilidad en el centro: 15 años dando vueltas a Las Tendillas
Hace más de 15 años que el Ayuntamiento comenzó a reformar las calles que vertebran su centro histórico. Tras la obra de remodelación de la plaza de La Corredera (que sacó los vehículos de lo que era un aparcamiento gigante), el Ayuntamiento emprendió la que iba a ser una ambiciosa reforma de estos viales, atorados de tráfico y que asfixiaban a los vecinos del casco. El Ayuntamiento empezó las obras por la calle Alfaros, de estrechos acerados y un firme muy deteriorado, con el objetivo de rodear la recién reformada plaza de Las Tendillas y construir un ágil eje hasta la Ribera. Quince años después el Ayuntamiento le sigue dando vueltas a Las Tendillas sin haber culminado aún un ambicioso proyecto que otras ciudades (véase Sevilla) sí que han acabado.
En el año 2003 arrancaron las obras de reforma de la calle Alfaros y un primer plan de movilidad sostenible en la ciudad. Cinco años después, en 2007, el Ayuntamiento aprobó el plan de movilidad en el casco histórico, aún vigente y que se quiere renovar. Esos dos documentos deberían haber sido el manual del área en el Ayuntamiento, pero a estas alturas ya hay incumplimientos: Cruz Conde nunca se previó como una calle totalmente peatonal.
Cuando arrancaron las obras en la calle Alfaros se planteó que los trabajos seguirían por la calle Alfonso XIII (como así ocurrió, aunque en el año 2009), para continuar por Capitulares (trabajos culminados hace un par de años), Claudio Marcelo, Diario de Córdoba, San Fernando y Paseo de la Ribera. También el plan diseñaba la llegada a Las Tendillas desde otro eje: plaza Padres de Gracia, María Auxiliadora, Realejo y San Pablo.
Este eje, que se articuló hace 15 años, se consideró clave para agilizar el tráfico y la movilidad en el casco histórico. Ya en 2003 se pergeñó un plan que priorizaba al peatón sobre el coche, aunque no iba tan lejos como las decisiones que ya en 2019 está tomando el Ayuntamiento. Salvo en la calle Jesús y María, no se llegó a plantear la plataforma única en ninguno de estos viales. Alfaros y Alfonso XIII tienen un eje central y acerados con escalón. Salvo en un tramo de El Realejo, la escasa reforma que se hizo desde San Andrés hasta San Pablo está configurada de la misma manera.
Hace 15 años ya se planteó restringir el tráfico en el centro y limitarlo a residentes. Era algo que ya ocurría en el eje Gondomar-Concepción. Y ya está. Pero entonces se planteó restringir el acceso de manera física, con pilonas automáticas que se levantaban cada vez que un vehículo no estaba autorizado. Las pilonas acabaron destrozando decenas de cárters de turismos y autobuses y el Ayuntamiento finalmente optó por sustituirlas por cámaras que ponían multas.
El estallido de la crisis provocó un parón en los planes de reforma. En el mandato del PP se proyectó la reforma de la calle Capitulares, que se ejecutó en el actual. Fue la primera vía de plataforma única de estos grandes viales y además se tomó la decisión de hacerla completamente peatonal. Pero, desde entonces, el plan se había quedado congelado, sin nuevas obras ni modificaciones. Tanto que la calle Alfaros ha sufrido hasta una reparación de aquella obra y a día de hoy el paso de grandes autobuses la sigue castigando (no así Alfonso XIII, donde hubo menos prisas para abrirla al tráfico y la calzada pudo fraguar mejor).
Ahora, el equipo de gobierno quiere reimpulsar aquel lejano plan y acabarlo de manera definitiva. Este viernes, la concejala de Infraestructuras, Amparo Pernichi, ha anunciado el proyecto para reformar el acceso al Realejo desde la plaza de Juan Bernir, una estrechez donde apenas hay aceras y que será de plataforma única. Para una segunda fase se dejará también la reforma de toda la calle María Auxiliadora hasta la plaza de los Padres de Gracia. El objetivo será sacar a la mayoría de los coches que aparcan ahí y que unos amplios acerados favorezcan el paseo.
Pero el anuncio más importante fue el plan para reformar la calle San Fernando y su conexión con Diario Córdoba. Este proyecto se llevaría a cabo en dos fases y también sería en plataforma única, a diferencia de Alfaros y Alfonso XIII. El objetivo nuevamente es ampliar los acerados y sacar a los vehículos aparcados, y hacer que el tránsito peatonal sea más amable que en la actualidad, con aceras que se estrechan tanto que hacen que en algunos puntos sea imposible el cruce entre dos peatones.
Sin embargo, el plan seguirá incompleto. La calle Claudio Marcelo seguirá con su aspecto actual a pesar de la puesta en valor del Templo Romano. La vía mantendrá unos antiguos acerados con un carril central de asfalto que será una especie de vestigio de aquella ciudad de finales del siglo XX donde todavía era posible entrar al centro y buscar aparcamiento.
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