Las obras del Templo Romano siguen paradas a falta de dos meses para que acabe la prórroga
Como un bumerán, entre los círculos de arquitectos, arqueólogos, periodistas y políticos, vuelve a lanzarse una pregunta realmente incómoda: ¿Qué pasa con las obras del Templo Romano? Una duda que llega después de que, durante las últimas semanas, lo que durante meses fue una obra muy activa, haya estado prácticamente paralizada.
Un periodo de inactividad que, además, ha llegado después de que el Ayuntamiento de Córdoba concediera una ampliación del plazo de ejecución a la empresa Ingeniera de la Construcción Cordobesa (ICCOR), que solicitó formalmente la prórroga el 6 de septiembre, argumentado en los contratiempos que surgieron durante la ejecución de la estructura de la plataforma sobre Antérides y encuentro con el muro del Ayuntamiento durante los meses de verano.
Según explicó el Ayuntamiento, siguiendo la hipótesis que planteó la compañía, en aquel momento se detectaron “una serie de apoyos sobre estos arqueológicos que, por el estado de conservación de los mismos”, requirieron de “trabajos de supervisión arqueológica y recálculo de ciertos apoyos y encuentros que garantizasen su estabilidad y conservación”. Todo aquello ralentizó el suministro de vigas, chapones de escalera y revestimientos superiores, materiales que supuestamente no llegaron hasta la primera semana de septiembre, cuando se solicitó la citada prórroga.
Una pregunta en el Pleno
Dos meses después de la concesión y cuando se cumplía un año desde que se iniciaron los trabajos (empezaron, oficialmente, en noviembre de 2023), las obras parecen hoy en punto muerto. La gran grúa torre sigue instalada coronando el espacio vallado, y en el que no hay trasiego de operarios.
La situación de paralización de la obra llevó a que, en el último Pleno, la portavoz municipal de Vox, Paula Badanelli, preguntara al equipo de Gobierno si la falta de actividad en el Templo Romano estaba relacionada con un posible concurso de acreedores en el que hubiera entrado la empresa ICCOR.
La pregunta llegaba poco después de que este periódico publicara la noticia de que el Ayuntamiento de Hornachuelos ha rescindido el contrato por el que esta compañía gestionaba el parque multiaventura Río Secreto debido a las múltiples deudas que la entidad acumula con el Consistorio. Dicho ayuntamiento, preguntado por este periódico, desconoce la situación de la empresa, que no contesta a las llamadas ni a los correos electrónicos con los que esta redacción ha intentado contactar con sus responsables.
No obstante, desde el Ayuntamiento de Córdoba han asegurado a Cordópolis que no la empresa no ha presentado ningún concurso de acreedores y se remiten al plazo aprobado para que termine las obras del Templo Romano.
El plazo expira el 29 de enero. Es decir, ICCOR tiene por delante para acabar los trabajos dos meses justos, aunque estos dos meses impliquen una Navidad (con las restricciones de movilidad que ello conlleva en el centro) y cinco días festivos de por medio.
Esta complejidad logística es la que ha traído a la memoria la suspensión de las obras del año 2018, también cuando le quedaban dos meses. La empresa adjudicataria, Arquetec, solicitó entonces un modificado al proyecto original para seguir adelante con los trabajos. Nunca hubo acuerdo y las obras estuvieron en un limbo hasta 2023, cuando se adjudicaron a ICCOR, que comenzó a trabajar en noviembre de 2023, con un plazo de ocho meses para ejecutar el proyecto. Es decir, debían estar terminadas en julio. Luego se pidió la prórroga, y hasta hoy, cuando el calendario se aprieta.
El proyecto
El presupuesto de los trabajos actuales, sin impuestos, se acerca a los 600.000 euros, casi el doble del que se aprobó en 2018. Además, estará subvencionado por los fondos europeos del plan Next Generation.
El proyecto plantea construir una serie de pasarelas peatonales para poder contemplar el templo a tres alturas: los cimientos, la antigua plaza y la base del propio monumento. El objetivo final de la obra es que los turistas puedan caminar por el Templo Romano de la calle Claudio Marcelo.
Así, se rescata la imagen de podium del Templo Romano buscando dejar ver con una marca en el ladrillo el nivel del terreno original, cuando el edificio estaba en uso en época romana. Asimismo, se plantea recuperar toda la cota del pronaos, la parte de entrada al templo rodeado por las columnas, de manera que el visitante pueda acceder a él y llegar a lo que era la explanada previa, y tener las vistas a lo que era el circo romano que ocupaba San Pablo y Orive.
A su vez, se busca rehabilitar la parte de debajo del pronaos, la cimentación, restos que comparte el templo con el Ayuntamiento. De hecho, el centro de interpretación del mundo romano se situaría en la planta baja del consistorio.
Cuando el Templo Romano de Corduba se construyó se configuró como un balcón con unas vistas privilegiadas hacia el Este de la ciudad. Probablemente, bajo sus columnas, los cordobeses romanos veían la arena del circo que se extendía sobre gran parte de lo que hoy es la plaza de la Corredera, y también la entrada a la ciudad por la vía Augusta, en la actual calle San Pablo.
0