El desconocido templo romano de Corduba (que no es el de la calle Claudio Marcelo)
A la altura del número 14 de la calle Tejón y Marín sigue existiendo un solar tapiado con una alta pared. En el año 2003, sus propietarios demolieron el edificio que acogía. Y en la pertinente excavación arqueológica se encontró con algo inesperado. Bajo varios estratos históricos aparecieron los restos de lo que posteriormente se ha identificado como un templo romano de época republicana. Se trataría, por tanto, de uno de los edificios cultuales hallados intramuros más antiguos de Hispania, según el análisis posterior publicado en el año 2017 por los investigadores de la Universidad de Córdoba Ana Portillo Gómez y Manuel D. Ruiz Bueno.
En este informe, los investigadores identifican los restos hallados en este solar, un complejo que admiten que aunque documentado en su momento ha permanecido “inédito” a pesar de su importancia. “Gracias a la revisión y al estudio crítico de la documentación disponible, hemos podido identificar un recinto sacro público o semipúblico levantado a finales del siglo I antes de Cristo a escasa distancia de la muralla, y que con posterioridad (segunda mitad del siglo I después de Cristo) fue reformado puntualmente. Se trata de uno de los escasos recintos religiosos urbanos intramuros (al margen de los fora) documentados arqueológicamente hasta la fecha en Hispania, y además uno de los más antiguos”, han expuesto.
Este templo romano se construyó en la ampliación de la Corduba romana que se llevó a cabo a finales del siglo I antes de Cristo. Su localización está, de hecho, en el límite de la ampliación y cerca de una de las puertas de la muralla. Hoy es la Puerta de Almodóvar, fosilizada a lo largo de los últimos dos milenios. Eso sí, antes de un templo se ha comprobado que allí hubo una vivienda, con su patio romano, al inicio de la primera Corduba republicana. La casa apenas estuvo habitada durante un siglo, hasta que su solar fue ocupado por un edificio público dedicado al culto.
Fue a finales del siglo I antes de Cristo cuando se comenzó a construir un complejo arquitectónico compuesto por un templo sobre podio, que además estaba flanqueado por un pórtico en sus extremos este, oeste y sur. Enfrente del propio edificio había un altar. El pórtico estaba repleto de pequeñas instancias, identificadas como tabernae. En su interior podía acoger usos como estancias privadas para los sacerdotes o para almacenar todo lo necesario para el culto.
“En un momento impreciso de la segunda mitad del siglo I después de Cristo se detecta una intervención en el recinto consistente en la reforma de la pavimentación de las estancias del pórtico oriental y del suelo que rodea tanto al podio como al espacio intermedio entre el templo y el altar , además de la monumentalización de parte del recinto, como es el caso de la zona perimetral del altar”, describen estos investigadores.
El templo estuvo en uso al menos hasta finales del siglo III después de Cristo. E incluso se ha comprobado cómo no fue arrasado ni expoliado hasta el siglo IV. A partir de entonces se ha documentado un progresivo expolio de sus estancias. A partir de entonces, en toda Europa comenzó a imponerse el cristianismo sobre otros cultos considerados paganos, como al que probablemente se dedicó este edificio. Los investigadores sostienen que no era habitual construir iglesias sobre antiguos templos. De hecho, es probable que el de la calle Tejón y Marín sufriese un progresivo proceso de abandono y no de destrucción sistemática o intencionada, por la falta de culto.
De hecho, se ha documentado que sobre las ruinas del templo hubo enterramientos. Ha habido al menos tres cuerpos exhumados en la zona, que años después también debió tener uso productivo. Ya en el siglo VII se integró dentro de un barrio residencial, que prácticamente ha llegado hasta el día de hoy.
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