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El desconocido terremoto que arrasó 'Corduba'

Templo romano de Córdoba

Alfonso Alba

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Entre los años 245 y 253, la provincia de la Bética, cuya capital era Corduba, estuvo exenta del pago de impuestos. El emperador concedió una inmunitas temporal. Es algo que se sabe por una inscripción encontrada en Écija. Pero lo que la epigrafía no explica es la causa de esa inmunitas temporal. Como en la actualidad, el Gobierno puede declarar a una región concreta como “zona catastrófica” por un evento desastroso: inundaciones, incendios o terremotos. Se conceden ayudas, se compensan impuestos y se moviliza a lo que haga falta para tratar de que ese territorio recupere cuanto antes la normalidad. Ya en el siglo III después de Cristo Roma funcionaba de una forma similar.

A finales de los años noventa, en la excavación del Teatro Romano de Corduba (bajo el actual Museo Arqueológico de Córdoba) el arqueólogo Ángel Ventura fue el primero en plantear la teoría del terremoto destructivo de finales del siglo III. En la roca donde se asentaba la cavea (la grada baja) del teatro los arqueólogos descubrieron grietas de entre siete y ocho metros de longitud, y hasta 25 centímetros de anchura. El muro de la terraza superior se había derrumbado como un dominó, desde el noroeste hasta el sureste. Y solo hay algo en el mundo capaz de provocar una destrucción así: un terremoto.

El propio Ventura señaló otro lugar de destrucción sísmica: el famoso Aqua Vetus. Este acueducto suministraba agua a la Colonia Patricia, la sede del gobernador de la Bética que disponía de un senado propio, desde los manantiales de Sierra Morena. En una excavación a la altura de la avenida de América, los arqueólogos descubrieron “roturas y deformaciones” en “un tramo subterráneo” del acueducto. Esas roturas y deformaciones solo las había podido provocar un terremoto. El Aqua Vetus dejó de llevar agua a Córdoba tras este suceso. Y así lo estuvo haciendo durante 39 años... hasta que se desvió hacia el enorme complejo suburbano que se construyó en Cercadilla. Aunque esa es otra historia.

El terremoto de Séneca

En el año 2017, el investigador Manuel D. Ruiz-Bueno, del grupo de investigación Sísifo de la Universidad de Córdoba publicó un paper sobre la teoría del gran terremoto de Corduba en la que detalla todo lo que hasta la fecha se había estudiado. El gran problema que presenta este evento sísmico es que no hay nada escrito sobre él. En el año 76 antes de Cristo, por ejemplo, se sabe que hubo un terremoto sentido en toda la Península Ibérica. Lo describió el propio Séneca. Se calcula que murieron unos 300 cordobeses. Pero no hay rastro alguno del de finales del siglo III, un momento en el que también decae la epigrafía y sobreviene una especie de crisis de la Hispania romana. ¿Tuvo algo que ver el terremoto? O los terremotos.

Los arqueólogos también han descubierto que la famosa Baelo Claudia, junto al Estrecho de Gibraltar, fue destruída por un seísmo a finales del siglo III. La mayor parte de las domus de Munigua (en la actual población sevillana de Villanueva del Río y Minas) también sufrió un terremoto durante esa época. E incluso se han encontrado evidencias en Carthago Nova de destrucción sísmica sobre una época también similar. El investigador Ruiz-Bueno es prudente y sin descartar la posibilidad de un gran terremoto (hay estudios que hablan de una intensidad IX) también abre el abanico a un periodo de terremotos locales pero superficiales y de magnitud 6.0 capaces de provocar una gran destrucción.

Los daños estudiados y confirmados en al menos el Teatro Romano de Corduba certifican un seísmo que en la zona debió tener una intensidad de IX. Es un terremoto considerado como “destructor” según la escala divulgada por el Instituto Geológico Nacional (IGN). Con esa fuerza, “las personas pueden ser lanzadas bruscamente al suelo” y en cualquier ciudad se desata el “pánico general”. Los monumentos sufren, se caen o se giran. No es la escala máxima, que llega a intensidad XII, pero sí es altamente devastadora y compatible con lo que los arqueólogos se han encontrado bajo el Museo Arqueológico de Córdoba.

En el estudio del investigador Ruiz-Bueno se analizan hasta 11 excavaciones en el interior de los muros de la Colonia Patricia de Corduba donde se han planteado hipótesis compatibles con el terremoto. Ahí aparece el “complejo cultural de la calle Capitulares” o más conocido como Templo Romano, popularmente, que presenta una destrucción de finales del siglo III, con la posibilidad de que fuese a causa del terremoto.

En las famosas termas de la calle Concepción, bajo un popular local comercial, se han encontrado restos de un probable incendio y unas grietas, compatibles también con el seísmo. En la calle Ambrosio de Morales se halló una antigua taberna con un derrumbe hacia la vía pública similar a los que provocan los terremotos. Tanto en el foro colonial como en el probable foro de la propia ciudad se han hallado depósitos de tierra compatibles con escombros... también similares a los que genera un terremoto. Incluso en la zona del Paseo de la Victoria, donde hubo un suburbio, hay evidencias de una destrucción de finales del siglo III también compatibles con un terremoto.

Ruiz-Bueno señala, no obstante, que en estos casos todo son hipótesis, pero que no hay ningún estudio multidisciplinario, entre arqueólogos y geólogos, que sea capaz de determinar si en Corduba hubo un gran terremoto a finales del siglo III, si fue el mismo que destruyó Baelo Claudia, con maremoto incluido, o se trató de un evento local altamente destructivo.

Pero lo que queda claro es que Corduba se repuso. Los cordobeses de entonces abandonaron gran parte de sus edificios públicos y comenzaron a usarlos como cantera. Las piedras del Teatro Romano sirvieron, por ejemplo, para construir el gran complejo de Cercadilla. Y el gobernador de la Bética permaneció al menos un siglo y medio más en Corduba, hasta que se trasladó a Itálica, ya en la decadencia del Imperio Romano.

Y Corduba siguió siendo una ciudad importante en la Península Ibérica. De hecho, el casco urbano se mantuvo habitado durante las posteriores centurias, Cercadilla se convirtió en un lugar espectacular para la época y los musulmanes decidieron instalar la capital de su emirato, primero, y de su califato, después, sobre las ruinas de la antigua capital de la Bética.

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