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La crisis del aceite de oliva: una producción insuficiente para atender la demanda que no salvará ni la lluvia

Imagen del proceso de obtención del aceite en una almazara

María Berral / Alfonso Alba

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Cada año, España necesita 1,6 millones de toneladas de aceite de oliva para atender la demanda de los mercados, tanto el interno como el externo. Los españoles consumen, de media, unas 400.000 toneladas al año. El resto, 1,2 millones, se vende fuera. El gran consumidor de aceite de oliva español es Italia, al que España vende cada año entre 400.000 y medio millón de toneladas. En números similares está ya Estados Unidos. Pero ni esta campaña ni la próxima España podrá cumplir con sus compromisos aceiteros. Y esa es la clave de la gran crisis de precios que vive el sector.

El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en Córdoba, Miguel Cobos, es uno de los grandes expertos oleícolas de España. En su cabeza maneja todas estas cifras, que consulta a diario. Y detalla que aunque diluvie, la próxima campaña no va a tener una producción alta. “No hay aceituna en los olivos”, resume. El calor extraordinario del mes de abril, la sequía y la falta de riego ha provocado que cristalice muy poca flor de olivo, y que por mucho que llueva no habrá más aceitunas. “Si llueve el fruto actual mejorará y tendrá más rendimiento, pero no se recuperará la producción”, explica. “El agua vendrá muy bien al árbol, que se recuperará ya para la siguiente campaña”, asegura.

Esta campaña, España cerrará con una producción de unas 663.000 toneladas. En las almazaras y envasadoras había un remanente de 485.000 toneladas. Gracias a eso, se ha podido atender al mercado, pero con unos precios que a su vez han ido reduciendo el consumo. Donde más se ha notado ha sido en las exportaciones. “La caída en las ventas al exterior ha sido del 35% en los seis primeros meses del año”, asegura Cobos. Internamente, quién más se ha resentido ha sido el canal Horeca. Los restaurantes, hoteles y cáterings han mermado su consumo por encima del 40%. En los hogares españoles la caída se cifra en el 16%, a pesar de los grandes precios que se observan ya en los supermercados, donde es casi imposible comprar un litro por menos de diez euros.

Precio histórico

El aceite de oliva virgen extra (AOVE) acaba a principios de agosto un precio histórico, según el sistema de precios Pool Red. En origen, el kilo de virgen extra se paga a 8,5 euros, una cifra que hace meses no se podía pasar por la mente del consumidor. El presidente de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), José María Penco, quien ha indicado que “al haber menor disponibilidad en el mercado el mecanismo para disminuir el consumo ha sido la subida de precios”.

“Ha bajado el consumo pero porque si no hay aceite, no había más remedio que reducir la salida”. Según ha detallado Penco, “si no hubiese bajado el consumo, se hubiese acabado el aceite”. Pero a pesar de la subida de precios que buscaba reducir el consumo para que no se agotaran las existencias, Penco indica que el resultado ha sido sorprendente. “El consumidor es bastante fiel al aceite de oliva, a pesar de haber subido precio seguía consumiendo por lo que ha demostrado su fidelidad”.

A pesar de que el precio en origen ya supera los ocho euros - que en los lineales se incrementa “porque hay que cubrir gastos de envasados, distribución, etc.”- la compra de aceite se ha reducido “menos de lo esperado”. Y lo ha hecho de la misma manera a nivel nacional, como andaluz y provincial, según ha detallado. Pero ha disminuido a duras penas porque “el consumidor se resiste porque lo compra por tradición o salud” y se mantiene fiel. Aunque también se opta ya por otras opciones como “el aceite de orujo, que también proviene de la oliva, o el de girasol” frente al aceite de oliva, que según detalla el presidente de AEMO se reserva “para usos crudos como su utilización en ensaladas o tostadas.”.

Una garrafa de cinco litros que rondaba un precio normal de 20 o 25 euros puede costar ahora 50 euros, indica Penco, algo que “una familia no puede permitirse tienen que buscar otras alternativas para recortar gastos”. Aunque a veces parecen que por caro que sea el aceite es indispensable para una cocina española y andaluza.

Los envasadores acumulan producto para comprar barato y vender muy caro

Una de las grandes polémicas de la situación actual del mercado oleícola es si el incremento brutal de precios se debe a la especulación. “Sí que hay una poca especulación”, concluye Miguel Cobos, de UPA, que señala directamente a los envasadores.

Aunque los precios han subido principalmente por la escasez de producto a presente y a futuro, los envasadores son actualmente los grandes tenedores de aceite de oliva en España. Así, en sus almacenes acumulan 220 toneladas. De estas, 190.000 toneladas están guardadas “a granel” y el resto ya envasadas. Es un aceite que se compró “a cuatro, cinco o seis euros”, y que ahora se vende a los precios actuales, mucho más altos.

Por su parte, las almazaras tienen en sus almacenes unas 151.000 toneladas de aceite de oliva, con las que pretenden atender sus compromisos antes de que concluya la campaña actual, el 30 de septiembre. El día 1 de octubre se dará por iniciada una nueva campaña, aunque la gran producción no llegará hasta mediados o finales del mes de noviembre.

Con esta distribución de producto almacenado, las envasadoras están sacando el aceite poco a poco al mercado, a la espera de que los precios puedan seguir subiendo. No obstante, el sector trabaja con la previsión de que no crezca mucho más. La barrera psicológica está ya en los diez euros, una cifra a la que ya se han cerrado algunas operaciones de mercado a futuro (aceitunas que aún no se han cosechado pero que ya se han vendido).

Aunque la patronal agraria Asaja ha advertido de una posible “escasez” de aceite de oliva, el descenso del consumo y las reservas existentes alejan ese fantasma actual. De hecho, España también importa aceite de oliva del extranjero, unas 220.000 toneladas al año, que palian la situación. Cobos calcula que el “enlace de campaña” a pesar de la enorme crisis de producción podría estar entre las 220.000 y las 230.000 toneladas. Es la mitad del año anterior pero suficiente para atender a los mercados más urgentes.

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