Capas “con poderes” para que los niños ingresados en el Reina Sofía pierdan el miedo al quirófano
Tela, hilos y mucha solidaridad. Este es el tridente de seis mujeres cordobesas de la asociación Kimo Kap que, de manera voluntaria y altruista, están consiguiendo que los menores ingresados en el Hospital Reina Sofía pierdan el pánico al quirófano, todo ello gracias también a la labor de Carmen María Chaparro, la enfermera del centro hospitalario que impulsó la iniciativa de las rutas prequirúrgicas para los menores.
Esta actividad se enmarca dentro de la estrategia de humanización de la asistencia sanitaria al paciente pediátrico del hospital y permite reducir el estrés, la ansiedad y el miedo que los niños experimentan ante una operación. Conocedora del trabajo que las voluntarias desarrollan con la confección de los Kimo-Kap -de Quimo Cap, gorro de quimio en inglés-, Chaparro acudió un día al centro en el que estas pequeñas modistas elaboran sus diseños “simplemente para darles las gracias por la labor que hacen”, señal la enfermera.
Pero como la verdadera solidaridad no entiende de límites, las mujeres le propusieron realizar pequeñas capas, con la S de Superhéroe, que pudieran usarse durante las rutas prequirúrgicas. Chaparro dijo que sí sin dudarlo. Las voluntarias dieron un paso más cuando le transmitieron la idea de proporcionarle gorritos para los niños que participan en esta iniciativa, unos complementos que tienen algunas diferencias con los que se usan exclusivamente para pacientes oncológicos.
En este caso, los gorros deben ser exclusivamente de algodón y sin costuras para evitar rozaduras dado la sensibilidad que experimenta la cabeza de los niños con estas enfermedades. No obstante, todos son reversibles, transmiten alegría a través de sus colores y estampados y hay de diferentes tallas, desde los cero a los 18 años.
Puri es una de las seis mujeres voluntarias. Todas trabajan por las mañanas, a excepción de una, y por las tardes se reúnen en el Espacio Atenea, donde les han cedido una pequeña estancia para coser. Recuerda que con el primer gorrito tardaron más de lo previsto aunque “cuando ya tienes el patrón, es todo mucho más rápido”. Desde la fundación de esta asociación a nivel nacional, en el Reina Sofía se han repartido cerca de 100 gorritos y tres capas.
Para Chaparro, la labor de esta asociación es “admirable” y contribuye a que los más pequeños pierdan incluso el terror cuando escuchan que van a ser operados. Dos años después de la puesta en marcha de la ruta prequirúrgica, esta enfermera realiza una valoración muy positiva “en base a los resultados que arrojan las encuestas tanto antes como después” de realizar la visita por el quirófano. Los menores que participan conocen en primera persona dónde se ubican los diferentes servicios, qué profesionales les atenderán, cuáles son las funciones de cada uno de ellos y cómo cuidarán de su salud. Concretamente, los niños visitan el quirófano, planta de hospitalización, el colegio hospitalario, el hospital de día, la bahía de quirófano y la consulta de cirugía pediátrica a través de un juego hospitalario, siendo los niños activos y colaboradores en dicho proceso.
Para hacerles la ruta más dinámica y divertida, los menores se disfrazan de profesionales sanitarios y reciben un kit de material sanitario para que puedan practicar algunas de las técnicas que se les van a realizar a ellos tanto durante la visita como en su domicilio, a fin de reforzar el aprendizaje hasta el día de la intervención quirúrgica. Este kit contiene vendas, gasas, mascarilla, jeringuillas, un depresor, guantes, etc. y material sanitario que un equipo multidisciplinar de profesionales les enseña a utilizar.
Desde su puesta en marcha, esta iniciativa ha tenido una gran acogida entre los familiares de los pacientes pediátricos ya que durante el recorrido los padres y madres pueden preguntar directamente al anestesista, celador o a la enfermera que van a atender a su hijo todas las dudas que tengan.
0