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Alcolea: el último paso a nivel de Córdoba

Paso a nivel de Alcolea | MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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FOTO Y VIDEO: MADERO CUBERO

Los trenes siguen pasando por el centro de la población, mientras los vecinos piden que salgan las vías y ADIF ofrece un paso soterrado

Suena un tilín tilín que recuerda a otros tiempos. Los coches meten marchas cortas y aceleran para poder pasar. Una mujer de más de 70 años corre porque las barreras empiezan a bajar. Cuando bajan, se forma la cola. Uno, dos, tres, hasta diez coches aguardan. En la acera, una pequeña masa de unas 30 personas espera. A los tres minutos, pasa el mercancías. No va muy rápido, pero impresiona lo suficiente como para que el que no está acostumbrado a ver un tren tan cerca desde hace muchos años dé un paso atrás, temeroso.

Alcolea es la última población de toda la provincia de Córdoba que tiene un paso a nivel con barreras en el centro mismo de su casco urbano. Es una imagen que recuerda a los años 80, cuando los abuelos llevaban a sus nietos a ver pasar los trenes. Al día, pueden pasar unos 40 convoyes. Muchos, de mercancías, lo hacen de madrugada y cuando pasan “se mueve toda mi casa”, explica Ana Gómez, vocal de la plataforma Fuera Vías de Alcolea. “Y algunos pitan, en mitad de la noche”.

La barriada de Alcolea sigue teniendo un paso a nivel por muchas razones, pero principalmente porque sus vecinos se opusieron a la construcción de un paso soterrado. La plataforma Fuera Vías de Alcolea no quiere que se elimine el paso a nivel “a cualquier precio”, explica su secretario, Emilio Berná. Lo que esta plataforma quiere es que las vías salgan de donde están, que se construya una variante ferroviaria a las afueras del casco urbano y los trenes dejen de pasar junto a las casas. Por eso, quizás, sobrevive el último paso a nivel de la provincia de Córdoba.

Fuentes del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), explican que contaban con un proyecto y con un presupuesto para eliminar el paso a nivel. El plan era invertir algo menos de un millón de euros en la construcción de un paso subterráneo, que los vecinos rechazaron y que, en consecuencia, descartó también el Ayuntamiento de Córdoba, propietario de la carretera que cruza la vía. “Construir una variante ferroviaria es bastante más caro”, precisan las fuentes. “Podemos hablar de decenas de millones de euros”, concretan. Y ahí está el problema, en el dinero.

El Ayuntamiento descartó el proyecto de soterramiento por la oposición frontal de los vecinos. La plataforma, que en manifestaciones ha llegado a movilizar a más de mil personas en una barriada donde no viven muchos más, asegura que el soterramiento divide en dos Alcolea y que puede provocar, incluso, que quede aislada. Ana Gómez explica que en caso de una riada importante, el agua del Guadalquivir anegaría el interior de este paso subterráneo y que sus vecinos quedarían atrapados entre las vías del tren convencional, las vías del AVE y el propio río. Por eso, “ante cualquier sospecha de que quieren iniciar un soterramiento nos tendrán en contra”, asegura Emilio Berná. “Si los vecinos no se hubieran opuesto no habría paso a nivel”, aseguran las fuentes del ADIF.

El ADIF insiste en que es muy caro construir una variante ferroviaria nueva. Además, habría que levantar un nuevo puente sobre el río Guadalquivir, porque la actual pasarela de hierro de Alcolea (con docenas de años de historia) no podría ser reutilizada. Pese a todo, las fuentes insisten en que sería posible pero que el proceso es mucho más largo. Las obras las tendría que poner en marcha el Ministerio de Fomento y sería el Ayuntamiento de Córdoba el que tendría que pedirlas, como titular de la carretera que cruza el paso a nivel.

Mientras tanto, pasan los años (y los trenes), y el paso a nivel sigue ahí. Al viajero que no reside en Alcolea le sorprende que por esa vía sigan pasando trenes. Muchos conductores no han visto las señales que lo advierten nada más que en el libro con el que se prepararon el examen práctico para el carnet de conducir.

Cada vecino que pasea junto al paso a nivel tiene una historia para relatar. “Yo he visto ya 18 muertos en el paso a nivel”, relata Ana Gómez. Casi todos cuentan cómo alguna vez han visto al tren rozar a alguien: algún coche que se saltó las barreras, algún temerario que pasó andando y por poco no lo cuenta, o un autobús de Aucorsa que estuvo apunto de provocar una enorme tragedia cuando cruzó apenas un segundo antes de que pasara el tren. Otros cuentan historias más desagradables, más extremas, “que han llegado a ver niños de diez años, imágenes que les quedarán para el resto de su vida”, explica un vecino.

El paso a nivel sigue ahí, y parece que lo hará por muchos años. Como uno de esos electrodomésticos muy antiguos que aún funcionan o como el único superviviente de un tiempo en el que a nadie le extrañaba ver pasar a un tren por el centro mismo de un pueblo.

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