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La manicura adictiva

Ana Fernández

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Había un tiempo en el que la manicura difícilmente aguantaba perfecta más de cinco días. Salíamos del centro de estética con las uñas lacadas y brillantes, pero también nos acompañaba el temor a que no estuvieran secas y a ese primer desconchón fortuito... Sinceramente, en esas condiciones, por mucho que cuidaran mis manos, dieran forma a la uña e hidrataran y nutrieran las cutículas, me daba pereza hacerme la manicura. Y en casa, por mi cuenta, tampoco acababa de encontrar el momento. Eso era así hasta hacerme fan de Shellac, el sistema de esmaltado de uñas que dura inaltarable hasta catorce días. La manicura adictiva; quien la prueba repite y repite, doy fe.

El sistema Shellac, de la firma Creative Nails Desing (CND), se basa en el sellado de las capas de esmalte con una lámpara de rayos ultravioleta. El proceso, que en total no dura más de media hora, es el pasaporte para disfrutar unas manos impecables durante más de dos semanas. Basta cuidar la hidratación y utilizar algún aceite nutriente. Los días pasarán y haremos mil tareas cotidianas, y el esmaltado seguirá brillando como recién puesto.

¿Habrá letra pequeña? Parece que no. Shellac no contiene productos químicos dañinos y preserva la uña, según la información proporcionada por la compañía CND. El colorido es muy amplio y ofrece nuevos tonos cada temporada. No obstante, hay que tener en cuenta que el esmalte debe de retirarse en el centro de estética. Por su adherencia lo recomendable es que unas manos profesionales sean las que lo hagan, ya que se elimina con unos envoltorios especiales empapados en acetona pura.

Mi adicción a Shellac comenzó en el centro de estética Dori Simón. Sus manos expertas comienzan realizando los pasos previos de toda manicura. A continuación procede a limpiar con un líquido la superficie de la uña para garantizar la fijación de la capa base, que es transparente. Hecho esto, la mano tratada se introduce en la lámpara de rayos ultravioleta, que es inocua. Tras ello, se aplican las dos capas de esmalte, sellando cada una de ellas con un tiempo de exposición en la lámpara. Y para terminar, se aplica la capa de brillo, que se sella también por el mismo procedimiento. !Y listas! Las uñas están brillantes y perfectamente secas. Con una manicura Shellac recién hecha podemos meter las manos en los bolsillos y hacer cualquier cosa. Increíble.

Además, para conquistar a las fanáticas del nail art, Shellac ha lanzado una gama de pigmentos y lacas con los que diseñar dibujos y fantasías sin fin.

El precio de la manicura con Shellac actualmente resulta asequible. Y teniendo en cuenta su duración queda más que amortizado. Probar es una opción muy recomendable aunque haya riesgo de adicción.

Agradecimientos: A Dori Simón, que ha abierto las puertas de su centro de estética, ubicado en la calle Alfonso XIII, para mostrar su profesionalidad y encanto en la aplicación del esmaltado de uñas Shellac.Dori Simón

Nota: Las menciones a los establecimientos y marcas no llevan aparejada ningún tipo de contraprestación.

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