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Desempleo Estoicista

Antonio López

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Ayer, miércoles 1 de mayo, fue el día de los trabajadores y trabajadoras. Fue una jornada festiva aunque, desgraciadamente, ya existen más de 50.000 personas en esta ciudad -yo soy una de ellas- que no distinguen entre estas efemérides y un día laborable cualquiera pues la lacra del desempleo, que se extiende a marchas forzadas por la sociedad española, lo hace con mayor virulencia en esta urbe que tiene la triste costumbre de afrontar las vicisitudes con el paso cambiado. Más allá de datos históricos, no cabe duda que Séneca era un cordobés de pura cepa cuando inspiró el estoicismo como filosofía moral, doctrina que impregna esta ciudad y actúa como nexo entre las distintas generaciones de cordobeses que sufren impertérritos y resignados las continuas oportunidades desaprovechadas. Para una persona cualquiera, salvo que sea natural de Córdoba, resulta tarea ardua entender cómo la duodécima ciudad española por población y cuarta por extensión de su término municipal, que posee un patrimonio histórico y un acervo cultural riquísimos y que disfruta de unas envidiables vías de comunicación con otros núcleos urbanos, no ha sido capaz de despegar económicamente. No obstante, desde una perspectiva senequista, no resulta difícil comprenderlo ya que el estoicismo no sólo está presente en la ciudadanía, sino también en sus clases dirigentes que, más preocupadas de lograr el sillón o, en su caso, de retenerlo, se muestran incapaces de trabajar con seriedad y responsabilidad para, en el marco de sus competencias y posibilidades, ofrecer soluciones reales que, más allá de servir de titular mediático, ayuden a solventar los problemas que nos atenazan.

Con motivo de la publicación durante la pasada semana de los datos que confirmaban el imparable incremento del paro, tanto la oposición como el gobierno municipal se han enfrascado en un estéril debate sobre planes de empleo o similares. Por un lado, el alcalde, José Antonio Nieto, defiende un proyecto titulado “Córdoba Emplea”, mientras que Juan Pablo Durán, portavoz del grupo socialista, ampara otro rubricado “Rescata Córdoba”. No dudo de las buenas intenciones de ambos pero me parece ridículo que los principales espadas municipales pierdan su tiempo intentando convencer a la ciudadanía acerca de su capacidad para afrontar un problema sobre el que carecen de título competencial alguno. Tal como recoge la normativa local española y andaluza, los ayuntamientos apenas gozan de competencias en materia de empleo, cuestión que corresponde a las administraciones estatal y autonómica. Las atribuciones municipales a este respecto son nimias y, por tanto, cualquier disgresión que pueda generarse en Capitulares sobre este asunto me resulta ridícula, tanto por las pretensiones de sus emisores, como por la posible credulidad de sus receptores. Pero es que la desazón de nuestros políticos locales y provinciales por demostrar su preocupación por el desempleo no queda ahí. Hace ya algunos años, José Antonio Ruiz Almenara, actual alcalde de Palma del Río, vinculó su reelección como Secretario General del PSOE cordobés a la reducción del número de parados en la provincia. Llegado el momento de renovar su mandato, no había logrado tan noble objetivo aunque ello no le importó para seguir liderando su partido en la provincia. En esta misma línea, el actual primer edil, José Antonio Nieto, anunció que, si el desempleo no disminuía en la ciudad, no volvería a concurrir como candidato del PP a la alcaldía de Córdoba. Aún restan dos años para unos nuevos comicios municipales pero la tendencia no invita al optimismo. Llegado este caso, ¿qué hará Nieto?; ¿mantendrá su promesa o actuará como hizo en su día el señor Almenara? Sea cual sea su decisión, habrá tiempo de enjuiciarla y compararla en su momento aunque a día de hoy puedo afirmar que ambos estuvieron poco acertados con las promesas que realizaron pues vincular su futuro político a una realidad sobre la que no pueden incidir directamente me parece, cuando menos, temerario y populista.

No piense usted, querido lector, que soy insensible ante el drama que nos rodea. No obstante, como ciudadano que ha ostentando responsabilidades públicas en Ayuntamiento y Diputación, conozco sus atribuciones y, entre ellas, no figura el empleo. A este respecto, un municipio puede crear empleo directo, mediante el incremento del personal a su servicio, o de forma indirecta, implantando medidas que lo estimulen aunque éstas, por sí solas, sin apoyo estatal o autonómico, nunca alcanzarían el efecto deseado pues los recursos municipales son limitadísimos y su capacidad normativa para incidir en esta materia, también. Me refiero a medidas como subvenciones directas por contratación indefinida, supresión de impuestos municipales durante los primeros años de actividad, ofrecer suelo industrial barato que sea atractivo para la instalación de nuevas empresas, etcétera.

En definitiva, tal como queda constatado, el margen del que disfrutan nuestros responsables municipales para generar empleo es escaso y, si realmente se quiere optimizar, no hace falta tanta algarabía mediática, sino verdadero compromiso, tanto por parte del gobierno, como por la oposición. En cualquier caso, aunque éste no se suscite, que ningún cargo público se preocupe, pues mucho me temo que los cordobeses seguiremos con estoica atención y cierta credulidad todos los planes y medidas en materia de empleo que nos propongan.

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