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Las Cuentas del Gran Capitán

Antonio López

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Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido por su excelencia en el campo de batalla como el Gran Capitán, nació en Montilla y llegó a ser un notable militar del Reino de Castilla. Junto con sus hazañas castrenses, el rango del ilustre oficial ha pasado a la historia por su vinculación con la expresión que da título al presente artículo. “Las Cuentas del Gran Capitán” es un tópico que se basa en una anécdota atribuida a nuestro paisano que, según la tradición, ridiculizó al mismo Fernando el Católico cuando éste le pidió explicaciones acerca de los gastos en los que había incurrido durante la campaña de Nápoles, a finales del año 1506. Al parecer, la respuesta de nuestro insigne cordobés, que llegó a ser Virrey de la referida ciudad italiana, fue desafiar al monarca con una relación de gastos exacerbados en conceptos absurdos pero que aludían directamente al heroísmo de sus soldados y a la importancia que las victorias conseguidas tenían para los intereses españoles. Así pues, actualmente, se emplea la citada expresión para calificar de exagerada a una relación de gastos, para ridiculizar una relación poco pormenorizada o para negar una explicación pedida por algo a lo que no se tiene derecho.

Salvando las distancias propias del transcurso del tiempo y de las circunstancias concurrentes, no sería exagerado reseñar los puntos en común existentes entre Gonzalo Fernández y nuestro alcalde, José Antonio Nieto. Ambos nacieron en la provincia de Córdoba, alcanzaron un elevado status en sus respectivas organizaciones, las responsabilidades de gobierno no le han sido ajenas y, además, a raíz de las noticias publicadas a lo largo de estos últimos días lluviosos, también  les une la contabilidad. A tal respecto, el primer edil convocó un pleno extraordinario la pasada semana para que la Corporación tomara conocimiento de la liquidación del Presupuesto del año 2012. Los resultados reflejados tras el cierre del último ejercicio no son para lanzar campanas al vuelo pero sí muestran una importante reducción del déficit municipal.

Si las arcas municipales finalizaron el 2010 con una deuda de 33 millones de euros (más de 40 si tenemos en cuenta el resultado presupuestario ajustado), ésta se ha reducido a “tan sólo” 24 millones en el año 2012 (más de 27 si nos atenemos al resultado presupuestario ajustado). Es decir, desde que el PP dirige los designios de la ciudad, el déficit se ha reducido en unos 9 millones de euros. Esta circunstancia ha permitido tanto acceder al crédito, como solicitar diversas ayudas públicas para, entre otras cuestiones, abonar todas las deudas vivas de ejercicios anteriores -cuyo montante ascendía a 58 millones de euros- y proceder al pago de aquellos proveedores municipales que tenían facturas pendientes con el Ayuntamiento -por una cantidad que supera los 22 millones-. Además, también se ha logrado el aplazamiento y fraccionamiento de deudas con otros organismos públicos como la Agencia Tributaria y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, cada una de ellas por una cuantía que excede los 3 millones de euros.

Teniendo en cuenta que la oposición municipal, responsable en gran medida de la situación económica y presupuestaria que heredó Nieto, no ha negado las grandes cifras que acabo de exponer y sólo ha centrado su crítica en aspectos formales, presumo la veracidad de aquéllas. Así pues, sobre el frío papel, las conquistas económicas del Gran Capitán popular y su lugarteniente en la materia, José María Bellido, concejal delegado de Hacienda, parecen inapelables. No obstante, no sólo de contabilidad viven los votantes por lo que estos supuestos logros han de traducirse en políticas concretas que redunden en la mejora de los servicios públicos, así como en el incremento de la calidad de vida en los barrios de nuestra ciudad.

El papel de los dirigentes políticos no puede reducirse al de meros ahorradores. No son empresarios, sino gestores públicos, estando obligados, no sólo a evitar todo tipo de despilfarro, sino también a optimizar los recursos disponibles para satisfacer con ellos el mayor número de necesidades. Por tanto, si bien es cierto que nos hallamos en una compleja coyuntura social y económica, el supuesto rebaje del déficit ha de servir para algo más que para quedar reflejado en el acta de un pleno extraordinario ya que, en caso contrario, algunos mal pensados podrían argumentar que los logros económicos presentados simplemente son… “las Cuentas del Gran Capitán”

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