Decidido: me voy al monte
Tanta mierda me sobrepasa. Así que abandono el mundanal ruido y me voy al campo. A disfrutar de la tierra, de los ríos y de la gente. En febrero desconecto. Quizá también de este blog
La fiscalía quiere investigar a los medios que publicaron los correos de Blesa; esa misma fiscalía que defiende a la infanta Cristina por encima de todas las cosas. Jaume Matas no entra en la cárcel a la espera de ser indultado por el Gobierno. El aborto nos retrotrae a los 60’ y se montan manifestaciones hasta en París en su contra, mientras aquí no se hace casi nada. Se recortan pensiones y sube la luz. Se destapa la estafa de Sacyr y el Gobierno corre en su defensa y amparo. Y ahora, si eres ‘aventurero’ y te vas al extranjero, te dejan sin tarjeta sanitaria en tres meses. Para que no vuelvas, no sea que retomemos la senda del desempleo ahora que las cifras mejoran. Mejoran eso sí gracias a dos factores: mucha gente se está yendo del país y otra mucha está aceptando empleos-escoria, porque llamarlos basura sería casi un halago. Trabajar gratis durante meses esperando un ansiado contrato temporal, echar horas y horas por unos míseros 300 euros… Pues ¿sabéis una cosa? Me he cansado. Estoy harto. Me voy al monte. A vivir en la naturaleza y a intentar olvidarme un poco de toda esta mierda. Ni siquiera prometo seguir con el blog. Será en febrero, así que aún quedan unas semanas en las que seguiré despachándome a gusto de tanto malnacido, pero es que he llegado a la conclusión de que voy a acabar con la salud destrozada por estar tanto tiempo leyendo los tejemanejes de estos sinvergüenzas. Y, especialmente, por ver que son (somos) muy pocas personas -cada vez menos- las que se deciden a luchar para poder cambiar tanta injusticia. No sé si me habrán ganado, pero abandono, al menos por ahora.
Si no hay ningún cambio, la decisión está tomada. Me voy a La Adrada, en la sierra de Gredos. A olvidarme del mundanal ruido, a disfrutar del carpe diem abrazado al beatus ille. A participar en un bonito centro social (CSA Barrio Tiétar
) donde la tierra es la gran protagonista. A participar de un huerto colectivo, a trabajar con las manos, a producir lo que necesite. A tener una chimenea y disfrutar del verde de la zona. A bañarme en sus ríos y a dialogar con sus gentes. A hacer pan, jabón, cerveza y lo que se tercie. A disfrutar de la vida. Llevo dos años peleando contra todo, intentando crear tejido social, pero es muy difícil. Se han conseguido muchos avances, pero quizá fui demasiado ambicioso. Necesito irme para tomar aire. Tele 5 y su hipnosis colectiva ganan por ahora. Lo han conseguido, han creado un monstruo tan grande que es incontrolable y nos engulle a todos y todas sin poner apenas resistencia. Parece que la mayor parte de la ciudadanía sucumbe a la explotación, a vivir empobrecida, sin sanidad ni derecho alguno y a gastar los pocos duros que le quedan a fin de mes en las rebajas de cualquier centro comercial. Vivo-consumo-muero. Pues no, no paso por ahí. Me salgo del círculo. Sé que es difícil, pero voy a abandonar todo al máximo. Hasta que renueve energías.
Aunque mi ordenador y mi trabajo ligado a Internet sean poco sostenibles, sí intentaré que el resto de mi vida lo sea. O al menos, más que ahora. Necesito participar de otros proyectos y empezar a construir alternativa, porque tengo la sensación de que durante estos dos largos años lo único que he hecho ha sido intentar tumbar lo que había. Se ha construido, pero poco. O no tanto como esperaba. Cuán difícil es pelear contra molinos, querido Sancho. Abandono la contaminación de la capital para disfrutar del aire puro y limpio de Gredos. Quiero volver a correr por el campo e incluso me replanteo volver a tocar el clarinete, que lo tengo abandonado desde hace años. Chimenea, lectura y proyectos. El CSA Barrio Tiétar tiene muchos y diversos. Un mercado social con productores de la tierra, huertos comunes, grupos de consumo… y un sinfín de talleres y actividades destinadas a todos los públicos para dar vida a la comarca, prácticamente despoblada hace una década. Hoy, entre Sotillo, La Adrada y Piedralaves hay más de 10.000 personas en apenas 15 kilómetros y muchos de ellos jóvenes y con ganas de poner ideas y proyectos en marcha. Algunos me llamarán 'jipi', otros loco y algunos, los menos, afortunado. Pues sí, así me siento, lejos de horarios, de estrés, de agobios en el metro, de consumismo y pasotismo generalizado.
No sé si estaré más de unos meses, de hecho mi idea es volver a Carabanchel con fuerzas renovadas después del verano. Ahora mismo estoy agobiado, me supera la realidad, la represión. Quizá sea un cobarde y por eso huya. Quizá me venga bien intercambiar ideas y saberes. De lo único que estoy seguro es de quien quiera cambiar de aires y apostar por un modelo de vida más relajado y sostenible, tiene sitio en el valle del Tiétar. ¡Os espero!
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