¿Estamos viviendo de nuevo un escenario como el de la caída hace 10 años de Lehman Brothers?
El 15 de septiembre del año 2008, Lehman Brothers se declaró en quiebra. Fue el comienzo de la una crisis histórica que ha cambiado nuestras vidas.
Han pasado ya 10 años, parece que fue ayer, pero no estaría de más recordar y aprender de lo que ocurrió para no cometer los mismos errores.
Las causas fueron diversas. Sin embargo, dichas causas pueden estar volviéndose a ver hoy.
Recordemos en síntesis qué ocurrió y cómo la no aversión al riesgo, la globalización, la avaricia, la falta de control efectivo de las autoridades, el boom del ladrillo, los bajos tipos de interés y titularización de hipotecas nos llevaron a la mayor crisis financiera global que aún notamos.
La banca formalizó hipotecas sin tener en cuenta los factores de riesgo, motivado por unos bajos tipos de interés que mermaban sus márgenes financieros y sus beneficios.
Con el objetivo de incrementar sus beneficios, todo pasa por dar más hipotecas a todo el mundo, a pesar de los riesgos de no poder devolver lo prestado.
Y luego, la banca fabricó productos de inversión con alto riesgo basados en estas hipotecas. Dichos productos se colocaron a pequeños ahorradores por todo el mundo a través de productos financieros inapropiados para el ahorrador.
¿Nos suenan depósitos estructurados, participaciones preferentes, deuda subordinada, bonos convertibles, fondos de inversión inmobiliarios?
Muchos son los que se vieron afectados, perdiendo todo su dinero ahorrado, su vivienda y su trabajo.
No fue hace tanto tiempo, y sin embargo hoy en septiembre de año 2018 seguimos observando cómo se pueden volver a cometer los mismos errores.
Llevamos varios años con los tipos de interés en mínimos, el Euribor aún continua en negativo.
La banca, aunque ha limitado la financiación, vuelve a conceder hipotecas a más del 80% de su valor, con el riesgo que conlleva.
Los productos tradicionales, depósitos a plazo fijo, no rentan nada, y nos ofertan nuevos productos de inversión con riesgo.
El ahorrador tradicional se ha visto abocado a invertir su dinero en productos financieros que no entiende, por ejemplo en fondos de inversión, producto estrella que genera jugosas comisiones a las entidades financieras.
Ahora el ahorrador es inversor y no todo ahorrador es inversor.
La banca vuelve con productos de alto riesgo, por ejemplo emisiones de CoCos, bonos convertibles en acciones a elección del emisor con una duración perpetua.
Para conseguir rentabilidad, y no hablamos de rentabilidades de dos cifras, estos productos de alto riesgo se empaquetan y venden a los inversores profesionales, fondos de inversión entre otros.
Leemos constantemente que la inversión en inmuebles es muy rentable, tanto por la rentabilidad conseguida por el alquiler como por la subida de precios experimentada.
Vivimos en un escenario de tipos bajos, hay dinero esperando conseguir rendimiento y éste es el peor escenario para no obviar el riesgo.
Parece que volvemos al principio de hace 10 años.
Sólo podremos no volver a equivocarnos dejándonos de ser presa de productos no aptos para el pequeño ahorrador, que no entiende el riesgo que asume, y sobre todo, si adquirimos una formación adecuada en materia financiera.
Debemos ser conscientes de las decisiones financieras que tomamos, tanto en las de inversión como en las de financiación.
0