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Citas

José María Martín

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Había barajado escribir un artículo que llevara por título ¿Dónde está la gente de la cultura en Córdoba?, pero creo que iba a ser parcial, derrotista e injusto para con quienes sí están trabajando en ella, así que esperaré a conformar un poco más el mensaje y plantearlo de una manera más equilibrada de la que soy capaz de estructurar ahora.

Así qué, mientras pongo en orden eso, copiaré algunas citas que he leído recientemente y que quiero compartir.

- «Las carreteras forman parte del paisaje». (Brinckerhoff Jackson, John, Las carreteras forman parte del paisaje, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2011.

- «Siempre queda el soma para para calmar su cólera, para reconciliarle a uno con sus enemigos, para volverle paciente y sufrido. Antaño, sólo podían lograrse estas cosas realizando un gran esfuerzo y tras años de disciplina moral. Ahora se traga uno dos o tres tabletas de medio gramo, y se acabó.» (Huxley, Aldous, Un mundo feliz, Editores Mexicanos Reunidos, México, 1985)

- «En esta contaminación tan evidente de política y religión como ejes de poder, no será de extrañar que en estos primeros años de posguerra, el gusto fascista lleve a la Hermandad de las Angustias de Córdoba a nombrar a Mussolini hermano Mayor Honorífico en abril del 39.» (Martín, Ana Isabel; Moreno, María del Carmen, Los años de Cántico, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba, Córdoba, 2013)

- «Según el taxidermista, el pájaro debía de estar volando por encima del aparcamiento y confundió los reflejos del pavimento por un lago. Suponía que el pájaro se estrelló contra el asfalto y se rompió el cuello.» (Shepard, Sam, Crónicas de motel, Editorial Anagrama, Barcelona, 2010)

- «Adoro la verdad y la nombro». (Vilas, Manuel, Listen to me, Editorial La Bella Varsovia, Córdoba, 2013)

- «Decimoquinto minuto de la segunda parte. Cero a cero. El árbitro pita y llama a los dos capitanes. Les dice que está muy cansado, que no sabe lo que le pasa, pero está muy cansado, y quiere irse a su casa. Quiero irme a casa, dice. Estrecha la mano a los dos, luego se da la vuelta y cruza el campo caminando lentamente hacia los vestuarios. El público lo mira en silencio. Los jugadores permanecen inmóviles. El balón está quiero, en mitad del área, pero nadie lo mira. El árbitro se mete el silbato en el bolsillo, murmura algo que nadie oye y desaparece por el túnel.» (Baricco, Alessandro, City, Editorial Anagrama, Barcelona, 2012)

- «Padres, hermanos, amigos, profesores:

soy un ser de deseo.» (García Faet, Berta, Fresa y herida, Instituto Leonés de Cultura, León, 2011)

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