Como contaba en la primera entrega de la serie, la base de la riqueza, empieza por un estado mental de no necesitar mucho. Si eres de esos, y además te gusta trabajar, empezarás a acumular y hacerte rico.
“No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita” dice el dicho. Pero los ricos, necesitan que tú necesites consumir mucho de todo para que sus ruedas giren, y sus activos produzcan. Sin consumo no hay riqueza, y aquí es donde aparece el protagonista de nuestro artículo de hoy, el consumidor.
Bajo la perspectiva de ricos y pobres, el consumidor es el que se va a inflar a trabajar para que un rico se haga más rico todavía. Dada esta necesidad los ricos han montado todo un ecosistema de industrias consagradas a avivar tu necesidad de consumir de todo.
La más evidente es la industria publicitaria, aquella que te convence de que te lo mereces todo. Te mereces ese coche, esa casa o esas vacaciones, no en Cádiz o Almería, eso es de tiesos, en Punta Cana, y con pulserita de todo incluido para que consumas a barra libre, y puedas proclamar al mundo tú “no pobreza” reventando Instagram a fotos de todo lo que te comes y bebes.
Más novedosa es la técnica que trata de convencerte que no solo te lo mereces, sino que además no eres pobre, tú juegas la liga de los ricos. Esto no solo hace que consumas más, sino que consumas bienes y servicios “premium” que son muy parecidos a los no premium, pero mucho más caros.
Dentro de este grupo hay una categoría especial para los “quieroynopuedistas” que quieren hacerse ricos muy rápidamente y gastan dinero y esfuerzos en conseguirlo. Son pasto fácil para una jarcia que va desde chiringuitos estatales como loterías del estado, a criptobros, bados, y traders de todo pelaje y condición.
Hay que consumir para vivir, pero si quieres hacerte rico, piensa como uno de ellos, no te conviertas en el tonto necesario y caigas en un consumismo que no necesitas ni te puedes permitir.
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