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Ciudadano Kane

Redacción Cordópolis

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La historia de Charles Foster Kane es la de un hombre todopoderoso, capaz de comprar gobiernos, poseer medios de comunicación y de intentar ser gobernador del estado. Se construyó una mansión gigantesca, Xanadú, repleta de obras de arte donde, finalmente, muere en soledad musitando “Rosebud” como símbolo de aquella infancia tan lejana donde era feliz de la que le queda ser un caprichoso obsceno. Odia la verdad y es capaz de crearse la suya propia y de imponerla a los demás,. No entiende que el mundo no se rinda a sus pies pero hace todo lo posible para conseguirlo. No tiene amigos sino empleados y es más temido que respetado. Su pensamiento simple es típico de quien posee más dinero del que puede gastar. Es un personaje que Orson Welles nos describió con maestría, basándose en la vida real del millonario Hearst.

Su imagen me evoca la del “sosio” Gómez, el concejal que acaba de declarar que las naves siguen siendo suyas, y “no de su prima”, que no piensa tirar ni un metro de lo construido ilegalmente, y que está sin un duro y no puede pagar la multa impuesta por su desprecio a la ley. Es el mismo que fue presidente del Córdoba CF como instrumento para proyectar socialmente su imagen, y que compraba y despedía por docenas a los jugadores de fútbol, como si fuera una partida de sortijas, aunque fracasó en su intento de ascender a Primera División. Aquel que acabó con un encinar histórico para construir la urbanización de Carrera del Caballo en un procedimiento repleto de irregularidades. Que adquirió cines de verano o cuadros para canjeárselos al ayuntamiento por aquello que le interesara y que le produjera beneficios . Un empresario que regalaba relojes a puñados  a políticos y funcionarios como el que reparte chucherías. Un ambicioso personaje que aspiraba a gobernar la ciudad para resolver asuntos particulares pendientes y que recibió la confianza sorprendente de unos treinta mil cordobeses vendiendo populismo y declarándose com un político “antipolíticos”.

Si Kane tenía Xanadú repleto de obras de arte del patrimonio mundial, Gómez tiene sus Naves preparadas para vender miles de productos chinos. Lo malo es que hasta ahora no ha podido conseguir legalizarlas y, de forma ambigua, ha apoyado el plan que el cuerpo político le ha preparado para que pueda hacerlo, a la vez que lo critica y anuncia que no piensa cumplirlo porque supone deribar 15.000 metros cuadrados. Argumenta que las Naves generarían mucho empleo, pero se le olvida que la sentencia que anuló el proyecto de actuación que debía desarrollar el primer plan especial que él mismo se preparó de forma no legal, afirma con rotundidad que la mera creación de puestos de trabajo no justifica el interés social que se debe acreditar para instalar unas naves industriales en zona no urbanizable especialmente protegida. Igualmente, la sentencia determina claramente que no queda justificado que fuera necesario levantar las naves en suelo no urbanizable, más aún cuando en el entorno hay miles de metros de zona industrial. De esa sentencia, no se suele hablar porque a nadie le interesa, pero es taxativa y pone en cuestión que el uso pretendido, y la existencia en sí de las naves, pueda regularizarse, ni siquiera parcialmente. Por mucho que la faraona Aguilar le animara a construirlas, sigue siendo el mayor monumento a la indisplina urbanística en la ciudad. Del vergonzante pacto polìtico existente para su regularización, nos falta saber qué hará la Junta de Andalucía, ahora que ya no está el admirado García. Con la ley en la mano, debería volver a recurrir el plan especial y no dejar pasar el proyecto de actuación, que seguro que ya está “cocinado”.

El “sosio” Gómez supo conseguir que nadie le parase la construcción de las naves, que se le impusiera una multa que caducó, y que el segundo expediente que se le abrió haya topado con la opacidad de sus propiedades. Curiosamente, mientras que a cualquier pequeño parcelista se le trata casi como delincuente él, promotor de la mayor parcelación de la historia de la ciudad, ocupa un escaño en Capitulares, convertido en el mayor deudor municipal. Mantiene las oficinas de su partido en las Naves, obviando que ese uso administrativo está absolutamente prohibido en suelo no urbanizable. No consta tampoco que pague IBI urbano por la instalación, a lo que está obligado independientemente de que sea ilegal lo construido, que sería cuantioso dada la extensión de las Naves, sin que el ayuntamiento haga nada por ello.

El líder de UCOR es un magnate de una época que no acaba de desaparecer en la ciudad. Su propuesta de acción política es recuperar la construcción sin límite de vivienda y despreciar a los partidos, empezando el suyo propio, si tenemos en cuenta el espectáculo que protagoniza con Baquerín “sin espada”. Se ha ganado fama de hombre caritativo y desprendido que contrasta con su imputación en el caso Malaya. La financiación de su aventura inmobiliaria y constructora acabó, junto a otras, arruinando a Cajasur. En plena campaña electoral, se jactó de no haber leído un libro y de haberse hecho a sí mismo, aunque le faltó explicar cómo fue su etapa joyera para acumular tamaño patrimonio. Cuando piense en el tiempo pasado, y en aquello que le daba la felicidad, posiblemente musitará ... “Cañeroooo”.

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