Todos los santos
Recuerdo una reunión en Bruselas con un eurodiputado de los verdes alemanes de origen argentino. Le contábamos los muchos problemas y las divisiones que teníamos en España, lo cainita que era la izquierda española, y él nos repondió con la musicalidad propia de los argentinos y la retranca de los que la tienen: “ ¿por qué será que todo el mundo se cree Abel?. Es del día de todos los santos y me acuerdo de la izquierda, que es ella misma todo un santoral.
Porque el tema siempre es la izquierda, la derecha ha sabido convertirse en paisaje, en naturaleza, un a priori sobre el que no hay nada que hablar porque es universal. La derecha son tres o cuatro verdades inamovibles, (todos preferimos beneficiarnos a nosotros mismos, si no es por interés propio las personas no somos constantes y los proyectos fracasan, hay diferencias porque somos diferentes, cada uno tiene lo que se merece…) y la impotencia ante simplezas tan sólidas nos ha hecho emprenderla con el de al lado. Así, la gran tarea, la tarea de verdad es convertir o en su caso aniquilar a los vecinos, que es donde está el demonio. Tener a la izquierda enfrente se está demostrando un chollo últimamente, lo difícil de verdad es tenerla al lado, porque nos hemos especializado en la caza del primo.
Cuando uno es un soldado ya se sabe, unos días disparas a un lado, otros días a otro, lo que al final te identifica es disparar. La vida da muchas vueltas y las cosas siempre son interpretables, así que si uno es un luchador lucha, y la cuestión es buscar al contrincante, el enemigo suelen decir, que nos permite ser lo que somos. Porque hemos venido para luchar y no para creer en las palabras, el derecho, los acuerdos, las instituciones, finalmente emanados de quien tiene el poder y por tanto ilegítimos.
El metabolismo basal de la izquierda es puro dispendio, gasta una cantidad enorme de energía sólo en subsistir, un subsistir que a su vez y paradójicamente consiste en ir dando mandobles a lo que cada uno con su particular criterio considere integrismo, revisionismo o desviacionismo (todas esas palabras unas y trinas se resumen en una: el compañero o compañera). Así que como soy yo de poca religiosidad voy a dedicar el día y un hermoso ramo de flores a todos los santos de la izquierda que en la historia han sido y los que nos quedan, que parecía que habíamos dado con el gen disruptor pero resulta que no hemos sabido aislarlo.
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