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Top Ten de Errores en Padres Primerizos

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María Isabel Martínez

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Nace un bebé y nace también una madre y un padre, lo que nos lleva a sumergirnos de pleno en un proceso de aprendizaje ad continuum que además, nunca será definitivo, pues a veces, lo que nos funciona con un hijo, no lo hará con el siguiente. Los padres y madres estamos sometidos a un continuo reciclaje de conocimientos, que es lo que nos hará crecer como tales.

En este proceso de aprendizaje, la inexperiencia nos suele pasar factura la primera vez que padres y madres nos enfrentamos a la crianza de nuestro primer hijo. Probablemente, será inevitable que sin darnos cuenta, cometamos ciertos errores en los primeros días o meses de nuestro bebé y que con el tiempo, seremos capaces de reconocer por nosotros mismos y ya nos encargaremos de no repetirlos (o sí), pues de los propios errores se aprende más que de ninguna otra experiencia. Así, en las siguientes crianzas todo fluye de manera más espontánea y natural, sin agobios ni dudas (o al menos no tan intensas) y esto nos lleva a vivir la maternidad/paternidad de manera más relajada y consciente.

He aquí por tanto, unos cuantos pequeños “Errores de Primerizos” que tal vez podamos evitar si los conocemos desde el principio y que nos harán vivirlo más relajados, o al menos, es lo que se pretende.

  1. Escuchar a todos antes que a uno mismo. Pongo este el primero porque considero que es el más nocivo de todos. Por desgracia, nos encanta eso de dar consejos bienintencionados -que nadie ha pedido- a diestro y siniestro, y en unos padres primerizos esto puede ser muy dañino. Lo que a nosotros nos ha ido bien o mal, no tiene por qué funcionar con otros padres u otros bebés. Si constantemente estamos diciendo a unos padres noveles qué es lo que tienen que hacer, en primer lugar los podemos estar confundiendo (pues tal vez lo que le estoy recomendando no es lo correcto para esa familia o ese bebé) y en segundo, minamos su confianza y los hacemos sentir pequeñitos, como si no fueran capaces de criar a sus hijos ellos solos o lo que es peor, transmitiéndoles la sensación de que no lo están haciendo bien. Dejemos que los padres y madres exploren su propia capacidad para resolver el día a día con la crianza de sus hijos y a vosotros padres, os invito a que confiéis más en vosotros mismos y menos en los demás, y si necesitáis ayuda, pues buscadla, pero de forma especializada (vuestro pediatra).
  2. Esterilizarlo todo hasta que el niño es mayor. Cada vez se recomienda menos esterilizar chupetes, biberones y demás utensilios de bebés, pues ellos deben ir adquiriendo su propia inmunidad y la mejor forma de hacerlo es dejar que el ambiente se encargue de activar sus defensas. Una cosa es esterilizar y otra higienizar. Las cosas del bebé deberían estar limpitas y resguardadas una vez lo estén, pero sin obsesionarnos. Podemos lavarlas en el lavavajillas a una temperatura alta y esto bastará para higienizar correctamente. No obstante, si somos tradicionales y “no nos fiamos”, pues podemos seguir esterilizando aunque no más allá de los 2 ó 3 meses. Como excepción, si los bebés fuesen prematuros, sí se recomienda esterilizar y aumentar la higiene en estos casos dada la inmadurez de los bebés prematuros.
  3. No sacar al bebé a la calle por miedo a que se enfríe. En los meses de invierno sobretodo, nos cuesta trabajo sacar a los bebés recién nacidos a la calle, pensando que con el frío pueden enfermar dada su escasa inmunidad competente. Esta medida es contraproducente ya que precisamente, el salir a la calle hará que sus defensas se activen y además, ayudaremos a sintetizar la vitamina D (que se activa con la luz solar) y a eliminar la posible Ictericia Fisiológica del recién nacido (color amarillento de la piel y mucosas que algunos bebés experimentan los primeros días tras el nacimiento). Sacadlo desde el primer día, no le tengáis miedo.
  4. No sobreabrigar a los bebés.  Cierto es que al principio no regulan bien su temperatura corporal y carecen de actividad física, por ello, un recién nacido ha de ser abrigado algo más los primeros días, pero al poco tiempo, esta función se normaliza. Como regla, deberíamos de poner a un recién nacido una prenda más de la que nosotros llevemos, por ejemplo, un body, un pijamita/pelele de algodón y algo de abrigo arriba. ¡¡Pero ojo, con luego añadir encima dos o tres mantas, sacos, plásticos en los cochecitos, etc....!! El sobreabrigar a los bebé puede ser igual o incluso más nocivo que el desabrigarlos, tenedlo en cuenta. Más adelante, se vestirá con el mismo número de prendas que un adulto. Puedes tocar su nuca para comprobar si está sudorosa, es un buen sitio para saber cómo de abrigado está el bebé. Sed coherentes.
  5. Mantener la casa en silencio. Otro error muy frecuente en padres primerizos es hablar susurrando en casa o bajar el volumen de televisiones, móviles, etc. mientras el bebé está durmiendo para evitar que se despierte. La vida sigue en la casa y el bebé tiene una gran capacidad para adaptarse a ello y os sorprenderá en las situaciones en las que es capaz de dormirse un bebé de forma profunda. Si mantenemos siempre todo en silencio, el bebé se sobresaltará ante cualquier ruido normal (puerta, timbre, móvil...) y no le estaremos ayudando a descansar. Además, con el tiempo aprenderá a dormir más por la noche (asociando el silencio) y menos por el día, cuando sus hormonas vayan regulando el ciclo vigilia/sueño, por supuesto.
  6. Ponernos nerviosos con el llanto del bebé. Sí, sé que esto es muy difícil. pero mientras más nerviosos estemos nosotros, menor capacidad para resolver el enigma del origen del llanto tendremos. Un bebé llora por muchas cosas, no siempre por estar malito, es su forma de transmitirnos sus necesidades. Es importante mantener la calma, porque ello nos facilitará la escucha activa de ese bebé para reconocer el origen de su llanto (está cansado, tiene sueño, tiene hambre, está mojado, está aburrido, quiere bracitos de mamá...). Con el tiempo, aprenderemos a diferenciar los distintos tipos de llanto de nuestro hijo, pues varía en función de sus necesidades. Es un lenguaje especializado. Y algo muy importante: ¡¡los bebés que lloran no siempre es por gases o cólicos!! hay muuuchas otras posibilidades que habrá que descartar previamente. Desplegar toda nuestra empatía hacia ese bebé y cogerlo en brazos meciéndolo rítmicamente puede ayudarle a calmarse si no hay una necesidad imperiosa detrás de ese llanto.
  7. Bañarlo a diario. Es un gran error bañar a los niños cada día, a pesar de que son las recomendaciones que seguramente vais a recibir por parte de vuestro entorno más cercano. Si los bañamos en exceso, eliminamos el manto lipídico que tenemos en la piel, que es la primera barrera de defensa de nuestro organismo, ello predispondrá al bebé a padecer dermatitis atópicas y de otra naturaleza. Cada tres o cuatro días es una buena frecuencia. Ah, y no pongáis el agua muy caliente, no más de 36.5ºC ó 37º C  en los meses fríos.
  8. Atiborrar al bebé de cremas y potingues. La piel necesita estar limpia, seca y bien ventilada (ropa de algodón) y si ponemos cremas sistemáticamente en su piel, obstruimos sus poros y no permitimos la transpiración de la misma. Poned crema sólo cuando sea necesaria (piel seca o irritación del pañal) y usad una buena línea de bebé que sea libre de parabenos y perfumes. A los bebés hay que ponerles pocas cosas, pero buenas, tomadlo como un buen consejo.
  9. No poner al bebé boca abajo. Sí, sé que la culpa es nuestra, de los profesionales que os estamos recomendando que los bebés duerman boca arriba para evitar asfixias neonatales, pero una cosa es esto y otra la fobia de ponerlos boca abajo. Los bebés deben ir fortaleciendo la musculatura de su cuello y espalda poco a poco, para ir adquiriendo sus progresos madurativos (sujeción de cabeza, volteo, sedestación, etc..) y evitar deformidades craneales. Poned al bebé boca abajo a lo largo del día con frecuencia, supervisadamente y no para dormir, sino para hacer “gimnasia” y eso desde el principio.
  10. No dormir cuando lo haga el bebé. Especialmente recomendado para la mamá que da el pecho, pues los bebés suelen ser muy demandantes por la noche y ello impedirá que podamos dormir a pata suelta durante algún tiempo con el mismo orden de siempre. Sin embargo, al principio sí suelen dormir algo más de día (hasta que van regulando su ciclo del sueño) por tanto, este es el momento en el que la mamá debe intentar descansar, aunque no sea la costumbre. Dar el pecho en la cama nos puede facilitar el descanso y tal vez dormir algo mejor.

¿Se te ocurre algún error más que quieras compartir? Te animamos a que lo expongas para ir haciendo crecer la lista de “no recomendaciones” que ayude a los futuros papás a agobiarse menos y disfrutar más de su crianza.

Autor: Dra. Mª Isabel Martínez Muñoz

Médico Especializada en Educación Maternal y Recuperación Puerperal.

Especialista en Sofrología, Asesora de lactancia Materna y Educadora de Masaje Infantil

Directora del Centro de Educación Maternal C.E.M. Los Arcos

www.cemlosarcos.es

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