Plan de Parto
La verdad es que la percepción del parto en la actualidad difiere mucho de esos partos que vivieron nuestras abuelas y bisabuelas. Siempre hemos sabido que las mujeres podemos parir solas y sin ayuda (y de hecho, se hace en muchas otras zonas del mundo) pero desde que empezamos a ir a los hospitales para hacerlo, las mujeres vamos teniendo la sensación de que nos está faltando algo.
Nos está faltando la certeza de que ese parto te pertenece a ti mujer, y solo a ti. Y es que cuando una mujer entra en un hospital, entrega su parto (y todo lo que lo rodea) al hospital y aquí nos limitamos a aceptar todo aquello que nos impongan sin rechistar porque a cambio de ello obtenemos seguridad y bienestar para la madre y el hijo. Nos hemos dejado avasallar por todo lo que nos han querido imponer y hemos perdido la capacidad de expresar nuestras voluntades al respecto y tomar las decisiones sobre cómo queremos vivirlo. Y la conclusión de ello es que nos vamos del hospital con esa sensación de frustración por culpa de no haber ejercido ningún control sobre nuestro propio parto y por el exceso de intervención asistencial sobre el mismo.
Esto está muy cuestionado últimamente y seguro que no sois ajenos a las corrientes que abogan por un parto respetado y un mayor protagonismo de la mujer en su propio parto, por una mayor humanización en su asistencia y por recuperar el papel de la madre naturaleza en situaciones tan fisiológicas como es traer a un bebé al mundo.
Esta situación había llegado a un nivel máximo de deshumanización en la atención a la mujer y a su hijo en el proceso natural de su parto y lógicamente disparó todas las alarmas sobre lo que estaba ocurriendo y cómo las mujeres estábamos siendo víctimas de abusos importantes que no hacían otra cosa que repercutir de manera negativa en la experiencia de su alumbramiento, cuando éste debería ser la vivencia más maravillosa de una mujer.
Lo peor de todo, es que ahora hay muy pocas mujeres capaces de creer que pueden parir solas sin ayuda, porque nos han robado esta seguridad en la propia naturaleza femenina. Hoy ya pocas mujeres separan el concepto de parto de la necesidad de parir en un hospital.
Todo esto, añadido a la añoranza de volver a donde estábamos, ha hecho que se empiece a trabajar de forma implicada en conseguir devolver a la mujer su parto y el poder de decisión en los aspectos fundamentales del mismo.
Quede claro, que parir en un hospital nos va a dar mucha seguridad y disminuye la morbi/mortalidad maternoinfantil, es decir, que hoy por hoy es la mejor opción y en eso estamos todos de acuerdo (respetando a quien quiera realizarlo en su propia casa, siempre y cuando se cumplan unos mínimos de garantía). Es la forma en la que se pare en un hospital lo que estaba en tela de juicio.
Gracias al movimiento de muchas asociaciones para la defensa del parto humanizado, colectivos con mucha fuerza y alto grado de implicación, gracias a que las mujeres hemos recuperado nuestra voz, y gracias al trabajo de muchos profesionales sanitarios -que no somos ni ajenos ni insensibles a estas cuestiones- algo se mueve en la actualidad. Ahora se está dando voz y voto a la mujer para que pueda tomar ciertas decisiones en su propio parto, que lógicamente hagan que la experiencia de su maternidad sea vivida desde una perspectiva más cercana y cálida.
Uno de estos grandes logros es la posibilidad de elaborar lo que llamamos un Plan de Parto.
Estoy completamente segura de que a estas alturas, la mayoría de vosotr@s ya habéis oído hablar de lo que es un plan de parto, aunque no siempre se sabe muy bien qué implica elaborarlo y a qué nos comprometemos con él.
Partimos de la base de que los planes de parto se elaboran para dejar constancia de nuestras voluntades por escrito, es decir, dejar escrito cómo me gustaría que se desarrollase mi parto, si las circunstancias así lo permiten. Quiero decir con esto, que si el parto se desarrolla con total normalidad, probablemente podamos influir con nuestras decisiones en la marcha del mismo (siempre y cuando el hospital permita esta práctica, que no siempre lo hace, desgraciadamente).
Y ¿En qué puedo yo influir en mi parto?
Puedo hacerlo en aspectos relacionados con la postura en la que deseo parir o dilatar, en si quiero estar acompañada y por quién, en si deseo más o menos intervención en aspectos como rasurados, ingesta de líquidos, enemas o métodos de analgesia (farmacológicos o alternativos), en la atención a vuestro bebé en las primeras horas y en muchas cosas más.
Todas estas cuestiones son recogidas en un documento escrito y serán presentadas en el hospital (registro de entrada), preferiblemente con al menos un mes de antelación y por triplicado (porque una copia suele ir a neonatología, otra a paritorio y otra va destinada a la matrona) y así dar tiempo a los diferentes departamentos a evaluar los aspectos recogidos en el documento.
En los hospitales en los que esta práctica es una realidad, normalmente, tras recibir la solicitud de una usuaria para que se atienda su plan de parto, se suele concertar una cita con la matrona en la que ésta va a valorar conjuntamente con la mujer (y su pareja) lo que ella ha recogido en su plan. La misión de la matrona es hacerle ver aquellos aspectos implicados en su petición y exponer los protocolos de su hospital así como informar sobre los pros y contras de lo reflejado en el documento. Volvemos a resaltar algo importante: los planes de parto son situaciones valorables en atención a partos normales y sin complicaciones, pues en estos otros casos, siempre prevalecerá el criterio médico sobre la voluntad de la mujer por su propia seguridad y la de su hijo/a.
La Junta de Andalucía, ha elaborado un modelo de plan de parto -que os podéis descargar libremente de Internet o que recibe la embarazada en su Centro de Salud durante las visitas y controles prenatales- que os puede servir de mucha ayuda para redactar el vuestro. No es obligatorio adaptarse a este formato, cualquier documento es aceptado, pero sí convendría que al menos lo leáis para así haceros a la idea de los aspectos sobre los que podéis influir y cuáles son vuestros derechos y los de vuestro hijo.
Habitualmente, se suele concertar una cita con la mujer tras dar a luz (o bien contactar telefónicamente) para preguntarle si se cumplieron sus expectativas y si se encuentra satisfecha con la atención recibida durante su estancia en el hospital. Esta es la medida que nos permite evaluar el grado de satisfacción de un usuario y la medida de presión para poder cambiar protocolos y mejorar la asistencia hospitalaria.
Os dejo el enlace para que podáis descargarlo y evaluarlo y os invito a que preguntéis sobre vuestras dudas y necesidades.
Recordad que si estáis bien informados sobre vuestros derechos, probablemente podáis escribir juntos la historia de vuestro parto de manera más implicada y natural.
En estos pequeños detalles reside el arma para promover grandes cambios. Y los derechos están para protegernos y hacer uso de ellos.
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