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Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

Parejas y trabajo. Morir de éxito

Iglesias y Montero en una imagen de archivo

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Trabajar en pareja no resulta saludable. Para nadie. Y menos para ellos. La experiencia cuando divorcio a alguna me dice que el día a día pesa mucho. Es tan duro y estresante y requiere de tantas decisiones que, al fin y a la postre, todo eso pasa factura a la relación personal. Se van a la cama y es como que empiezan a meterse en ella - en medio - los problemas, los reproches y hasta los celos por los éxitos que uno ha tenido y el otro no. Hay uno que siempre se siente perdedor.

Las relaciones personales se dan con más facilidad en el ámbito en el que cada uno nos movemos. Es inevitable enamorarte de un abogado, si es lo que eres, que el amor surja entre médicos en un hospital, o entre astronautas en el cursillo de la Nasa. Por cierto, que el coitus interruptus del cohete Artemis me ha consolado mucho. Si la NASA falla ¿quién soy yo para que todo me salga perfecto? 

La cuestión -creo- no es dedicarte a lo mismo, o compartir actividad o profesión. Eso es hasta sano, porque el lenguaje que utilizas es común y sientes que te entienden hasta sin hablar. La palabra de consuelo está más fundada. “María hoy se me ha muerto el paciente de la 3”. “Hombre, pues normal, con la fiebre hemorragica que tenía no es tu culpa querido. El Ebolavirus que tenia era letal”.  Y a dormir.  

El problema es cuando era ella la que tendría que haber puesto el tratamiento para la fiebre y a lo mejor no estuvo fina. Cuando las responsabilidades son conjuntas, cuando la decisión de uno afecta a la del otro, cuando lo que uno haga está condicionado, influido o afectado por el comportamiento del otro. No digamos cuando uno tiene la sensación de estar ahí solo por el otro.

La política no es ajena a esto, sino todo lo contrario. Es el exponente máximo porque es la representación de la vida misma. Y los que están ahí no deben olvidar que solo lo están por un voto fruto de un segundo. A la próxima, en otro segundo, te quedas fuera. 

Y es que a los ciudadanos no nos gusta que en una misma cama de matrimonio se concentre el poder que nos manda. Y para los que duermen en esa cama ni es sano, ni cómodo, ni debe ser fácil. Salvo que uno sea el que mande y el otro un simple títere y además lo acepte. Y no nos gusta tampoco que el dinero por un servicio público se duplique cuando no hay debate. Porque si lo hay, la pareja muere. 

La multiculturalidad en la cama es muy sana. La sangre se regenera. Y lo es también no tener los huevos en la misma cesta. Si los “huevos” son dinero público, feo, feo, feo. Lo de la ministra de Igualdad, Irene Montero y el exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias no estuvo nada bonito y díganme si no les pasó factura y hasta le costó la coleta a uno. 

Pues estuvo tan bonito como cuando ocurre en el partido que tanto lo criticó. Cuidadín, que o muere la pareja, o muere uno de ellos, o puede que hasta mueran los dos. Morir de éxito. Qué feo. 

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Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

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