Segunda División

— Córdoba CF

El nuevo Córdoba CF toma forma con la defensa como tarea pendiente

Tras un inicio de mercado veraniego centrado en el ataque, el Córdoba CF ahora fija sus miras en la parte defensiva. Como ya comentó Iván Ania en reiteradas ocasiones a lo largo de la temporada, el aspecto fundamental para el éxito en Segunda División es la fortaleza en ambas áreas, y el combinado blanquiverde parece querer paliar por la vía rápida esta debilidad. No en vano, las incorporaciones en la parcela ofensiva han sido numerosas y de calidad: Sergi Guardiola, Adri Fuentes, Dalisson y Mariano ya son oficialmente jugadores del club califal, poblando así la zona de ataque. Mientras tanto, Rubén Alves, Alcedo, Iker Álvarez, y ahora, Fomeyem, se han convertido en los primeros fichajes en la zona defensiva del equipo.

Tan solo basta con mirar las estadísticas para comprender la fragilidad defensiva que ha sufrido la escuadra de Iván Ania a lo largo de toda la temporada. Con 63 goles en contra, el combinado blanquiverde es el tercer equipo más goleado de la categoría, tan solo por detrás de FC Cartagena (78 tantos) y Racing de Ferrol (64 tantos). Las 63 dianas le empatan con otros rivales como CD Eldense, Real Zaragoza o CD Castellón, pero le mantienen lejos de los rivales de la zona alta de la tabla, que en algunos casos llegaron a encajar hasta 20 goles menos que el combinado blanquiverde. Una cifra que choca frontalmente con la percepción generalizada y la realidad de lo visto en el césped: la grandísima temporada de Carlos Marín, cuyas intervenciones de mérito evitaron una sangría aún mayor.

Aquí nace la gran paradoja que explica la necesidad de los fichajes, sobre todo en esa zona defensiva. ¿Cómo puede un equipo con un portero en estado de gracia y que, además, fue de los que menos disparos recibió, acabar con un balance de goles tan negativo? Y es que hay otro dato aún más flagrante: el Córdoba CF ha sido el cuarto equipo que menos disparos ha recibido de la competición (453, 10.79 por partido), tan solo por detrás de Real Oviedo, Tenerife y Elche. Estos datos, además, coinciden con los “Goles Esperados” -xG- en contra, estadística en la que el Córdoba CF es también el cuarto, con tan solo 1.28 xG en contra de media por partido.

La conclusión, por tanto, es tan clara como dolorosa: la raíz del problema no estaba en la cantidad de ocasiones concedidas, sino en la letalidad de las mismas. El Córdoba CF fue un equipo al que resultaba difícil crearle peligro por su dominio del esférico, pero al que, en cambio, le marcaban con una facilidad pasmosa. El altísimo porcentaje de goles recibidos por cada disparo en contra es la prueba irrefutable. Cada error, cada desajuste defensivo, cada pérdida en zona comprometida, se convertía en una ocasión de un valor tan alto que dejaba vendido a Carlos Marín. La defensa no se rompía a menudo, pero cuando lo hacía, era de forma catastrófica.

Estas desconexiones puntuales, ya fuera en la estrategia a balón parado o en errores individuales, regalaban goles al rival y hacían inútil el buen trabajo previo de contención. Por ello, la dirección deportiva ha actuado con rapidez. Los fichajes de Fomeyem, Rúben Alves y Juan María Alcedo buscan aportar la contundencia y la concentración necesarias para minimizar esos errores fatales. La llegada del portero Iker Álvarez, lejos de cuestionar a Marín, responde a la necesidad de crear una competencia de élite y tener dos guardametas de garantías para un puesto sometido a un castigo excesivo. El objetivo final es evidente: construir una muralla que, esta vez sí, proteja a su portero y transforme la solidez estadística en una seguridad real.