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Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

El miedo que da la incompetencia

Imagen que acompaña al post.

Magdalena Entrenas

16 de noviembre de 2024 20:10 h

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No, no estuvo afortunado el alcalde cuando esta semana afirmó que la situación de los robos en El Brillante no debía causar alarma desmedida, quitándole importancia a un tema que tanto preocupa a los vecinos y ninguneando lo que ocurre. ¡Tres o cuatro robos en los últimos meses! Como si nada y como si la cifra -errónea, por cierto- fuera aceptable y servidumbre lógica de vivir en la zona “bien” de la ciudad. Alguien le debió advertir del craso error y se apresuró a recibir el viernes a los vecinos, prometiendo entonces cosas obvias (acerados decentes y buena iluminación) y poniendo sobre la mesa unos gráficos ininteligibles. Casi a la misma hora, los cacos asaltaban otra vivienda en la zona.

Una zona de Córdoba sobre la que es ya hasta cansino que se repita como un mantra eso de ser la que tiene la renta más alta de la ciudad, pero sin añadir a continuación que también es la que más impuestos paga, la que tiene mayor número de calles sin acerado, con zonas terrizas y hasta con socavones, y una iluminación francamente muy deficiente. Hagan la prueba con un carrito de bebé o unos simples tacones y a ver si son capaces.

La verdad, no imagino esos acerados en ningún otro barrio de Córdoba. Ni puedo imaginar qué diríamos entonces si, además, las calles estuvieran como la boca de un lobo y fuera normal -y nada alarmante- que hubiera asaltos de encapuchados y casas desvalijadas a menudo. Pero “ajo y agua”, que allí viven los ricos.

Los políticos y, por ende, las administraciones que manejan no debieran tener más objetivo que servir al interés de los ciudadanos -de todos-, procurar que los servicios se presten con criterios de igualdad, ofrecer seguridad siempre y hasta consuelo en los momentos difíciles. Y en la duda, darse un puntito en la boca. Pero, ya saben, últimamente los ejemplos de “boca, ábrete y di lo que quieras” y de “hago lo contrario a lo que debo” nos inundan más que el río Benamargosa esta semana.

A veces me pregunto qué más tiene que ocurrir para que los políticos entiendan que su primer mandamiento es “tendré conciencia social, empatía con mis ciudadanos y me dejaré la piel por aquello que necesiten y demanden, porque son ellos los que me pusieron aquí” … ¿Qué tenía que ocurrir más en Valencia, si ya flotaban los coches por las calles, para que saltara la alarma? ¿Hasta dónde más tenía que llegar el barro para callar y no decir aquello de “si quieren ayuda que la pidan ”? ¿Qué tenía que ocurrir para que Mazon suspendiera su comida? Esa de la que no ha dicho ni mu en su comparecencia … Y aquí, ¿qué más tiene que ocurrir distinto a los atracos y asaltos constantes para merecer algo más de empatía y medidas eficaces? ¿Que pasen a cuchillo a alguien?

Nadie debiera sentirse inseguro por vivir aquí o allá. Ni en El Cerro, ni en El Brillante. Vivir con miedo nunca es una opción. Nunca. A veces no podemos evitar sentir miedo cuando la muerte nos visita de cerca, miedo a la fragilidad de la vida, al fracaso, miedo a perder el trabajo, a la enfermedad; e incluso miedo al compromiso o a traer hijos a un mundo cada vez más incongruente. Pero el único miedo que nadie debiera sentir es el que genera la manifiesta incompetencia de los que nos gobiernan. Solo faltaba.

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Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

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