La moratoria de pisos turísticos de Córdoba ya se nota en el Registro de Turismo de Andalucía

De tres nuevos pisos turísticos al día, a uno cada dos días. Así ha bajado el ritmo de obtención de permisos para operar en el mercado del alquiler turístico desde que el pasado 2 de abril el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) publicó la moratoria en la concesión de toda clase de aprobaciones, autorizaciones, licencias urbanísticas y declaraciones responsables para viviendas de uso turístico en los distritos Centro y Sur de la ciudad de Córdoba.

Los datos los ofrece el Registro de Turismo de Andalucía, que es el instrumento que permite monitorizar este fenómeno. Pues bien, en este mismo registro, el número de pisos turísticos que había registrados en Córdoba capital el pasado 2 de abril era de 3.485, mientras que este martes 6 de mayo, ese número asciende a 3.500.

Son quince nuevas licencias preaprobadas (en realidad, son declaraciones responsables que permiten a sus propietarios operar en plataformas), lo que supone el crecimiento más bajo que experimenta la ciudad desde el parón que supuso la pandemia para la vivienda turística (entre 2020 y 2021, de hecho, muchos pisos turísticos volvieron al alquiler de larga duración, ante el frenazo de los viajeros).

Por comparar con los datos más recientes: entre el 1 de enero y el 31 de marzo de este año, el número de licencias de Vivienda de Uso Turístico en la capital cordobesa había pasado de 3.153 a 3.439. Es decir, el Registro de Turismo de Andalucía había preaprobado un total de 286 nuevos pisos turísticos en la ciudad. Y, en esos mismos tres meses, la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía suspendió o sacó de circulación un total de 183 licencias.

Es decir, se ha pasado de una media de 95 autorizaciones mensuales entre enero y marzo, a preaprobarse 15 en el mes de abril. La caída es del 84%, tras más de tres años de subida constante.

La doble fórmula para que no haya efecto fuga

La moratoria aprobada el 2 de abril tiene una duración de tres años, e impide que la Delegación de Turismo de la Junta de Andalucía autorice nuevas licencias en los distritos afectados Centro y el Sur. Dentro del primero, la suspensión afecta a los barrios de Mezquita-Catedral, San Basilio, San Francisco-Ribera, San Pedro, El Salvador y La Compañía, La Trinidad, Santa Marina, San Miguel Capuchinos, Santiago, San Andrés-San Pablo, La Magdalena, Huerta del Rey Vallellano, Centro Comercial, San Lorenzo, Campo de la Merced-Molinos Alta, Ollerías, Cerro de la Golondrina y El Carmen. En el distrito Sur, los barrios afectados son Campo de la Verdad-Miraflores, Fray Albino, Sector Sur y Barrio del Guadalquivir.

Al mismo tiempo, para evitar el “efecto fuga” a otros barrios, el Ayuntamiento de Córdoba ha encontrado una vía para limitar la proliferación de pisos turísticos en toda la ciudad a través de la interpretación de la reciente modificación normativa andaluza (el Decreto 31/2024, de 29 de enero).

Según la interpretación que hace el servicio de licencias de la Gerencia de Urbanismo en un informe, al que ha tenido acceso este periódico, al prestar un servicio de alojamiento turístico de carácter temporal y desarrollar una actividad económica, la vivienda de uso turístico debe encuadrarse dentro del uso urbanístico terciario de hospedaje, de acuerdo con el artículo 12.4.2 de las Normas Urbanísticas del PGOU de Córdoba vigente. Es decir, que para poder inscribir una vivienda en el Registro de Turismo de Andalucía, el interesado deberá manifestar que resulta compatible para el uso turístico de conformidad con la planificación u ordenación urbanística aplicable.

La clave de la nueva estrategia reside en la interpretación del artículo 12.4.2.2 del PGOU de Córdoba para el uso de hospedaje en edificios destinados total o parcialmente a viviendas. Según este artículo, una actividad de este grupo (como las VUT) solo podrá desarrollarse si dispone de elementos de acceso y evacuación adecuados independientes de los del resto del edificio, así como de instalaciones generales (luz, agua, teléfono, etc.) igualmente independientes.

Eso limita la apertura de pisos turísticos, en la mayoría de los casos, a los bajos de los edificios que han podido solicitar el cambio urbanístico. El alcalde ha aclarado que, con esta interpretación, se equipara en ciertos aspectos la actividad de una vivienda de uso turístico con la de un comercio u otra actividad económica en cuanto a la necesidad de no generar interferencias con el uso residencial del edificio.