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Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

Cenicienta y el turismo

Turistas en la Puerta del Puente y la Ribera

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Érase una vez cenicienta. Era bella, inteligente y trabajadora. Era la mejor, pero los intereses, la falta de protagonismo y la errada decisión de su padre, la llevaron a estar encerrada. Sin un plan de futuro a la altura de su rancio abolengo. Érase una vez el cuento de nunca acabar 

He tenido el privilegio de compartir una mesa de opinión y debate sobre turismo, de ese debate en el que sin intereses partidistas cada uno se arriesga a decir lo que piensa. Un grupo de personas cuya prioridad profesional y personal es dar lo mejor de sí en pro del turismo de calidad para esta ciudad. Los mejores entre lo mejor.

Las palabras compromiso, control, liderazgo, accesibilidad administrativa, valentía, organización, coordinación, plan de actuación, casco histórico, agenda cultural, proyección, calidad, sostenibilidad o responsabilidad, fueron más que simples palabras manidas o desasidas de la realidad, porque la realidad la conocían mejor que nadie. 

No tengo ni idea, ni me interesa, qué carnet político tenían, si es que lo tienen, en qué creen o qué piensan. Una ciudad que califique a priori a cada cual según en qué “bando” esté y encierre en el sótano a quien piense diferente, es una ciudad mediocre y muerta. Los grandes proyectos, esos que hacen que sin tener nada, o mucho menos, algunas ciudades brillen, solo son posibles con ilusión, auténtico liderazgo y compromiso de todos. Léase “todos” en mayúscula y mucho acento, como diría Lola Flores. 

Una  ciudad - la única - cuatro veces Patrimonio de la Humanidad, que lo tiene todo para ser la más potente turísticamente, no sé si del mundo, pero sí de España, no puede tener tantas carencias. La Unesco nos ha reconocido muchos títulos, pero no olvidemos que también nos impone obligaciones. “A los responsables políticos y culturales de Córdoba” se nos ha encomendado la tarea de “vigilar, conservar, proteger y fomentar el estudio de nuestra historia”. Así reza en la página oficial Córdoba, Patrimonio de la Humanidad. ¿No es hora de que el mandato de la Unesco lo acometamos todos, trascendiendo los intereses políticos casi siempre bastardos?

La opinión fue unánime: necesaria protección del casco histórico; aplicar el plan o reescribirlo; extender y facilitar el acceso al turismo más allá del perímetro -saturado y machacado-  de la Mezquita; oferta cultural diferente y atractiva; industria cultural que eleve la categoría del turista; cuidar el centro solventando la carencia de aparcamiento; proteger el comercio artesano y autóctono que está desapareciendo a pasos agigantados. Y desterrar sillas de plástico, botellas tiradas, bolsas, restos de comida, vasos y platos de plástico, señales de tráfico inútiles junto a muros milenarios, grafitis, jaramagos, losetas levantadas, turistas de tres al cuarto…

Un plan ambicioso y de futuro con personas  con capacidad de gestión y decisión que trascienda los cuatro años que dura un mandato político. Siempre me gustó cuando Cenicienta canta “Soñar es desear” ¡Que inspiradora canción! Seamos todos como los ratones Bert, Mert y Luke, como Mary, Perla y Suzy, como los pajaritos de su ventana. Contra el gato Lucifer y la madrastra. Todos a una. Cenicienta merece la pena. 

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Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

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