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Un anticiclón en la Mezquita

Carlos Puentes

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De entre el acalorado debate sobre si Mezquita, si Catedral, si rezo católico, musulmán, compartido, si titularidad pública o privada, de todas las opciones abordadas, la que yo prefiero, al menos en los días que vienen, es la de centro anticiclónico con 1040 hPa de presión. Es decir, un solazo como una Mezquita (antes Mezquita), anclado en todo lo alto del alminar (actual torre). De entre mis habituales rebuznos extra-meteorológicos, en este caso no diré nada, nada hasta que algún buen alma cándida, de las que pueblan esta tierra, publique el catálogo de elementos patrimoniales en serio peligro de conservación, tanto en su singularidad como en la correcta lectura del conjunto monumental, que tiene la cosa. Está por escribir.

Quedan 12 días para el día R. Va llegando el día en que comience en esta tierra la exaltación por antonomasia del barroco andaluz. Uno puede ver la Semana Santa con muchos ojos, desde el místico católico que ve en el llanto mariano la expiación de la lista de pecados anuales, hasta el incorregible ateo que aprovecha los días santos para rezar a San Simón en la barra de un bar de Chipiona. Entre medias, una retahíla de gentes tan amplia como el espectro sociológico que a diario vemos en las calles. A mí, lejos de lo que pudiera parecer, ni fu ni fa, pero ansío, eso sí, que el tiempo acompañe haciendo el largo camino de este que escribe, y de muchos otros que informarán estos días sobre el tiempo, un tranquilo paseo que rompa la terca dinámica atmosférica que la naturaleza insiste en imponer.

Lo más probable, por cosas de los patrones de circulación atmosférica, es que la semana que va del 13 al 20 de abril, sea inestable en según qué días. Pero eso, por el momento, no es más que ciencia estadística, amparada en la realidad de las cifras medias históricas. No engañaré a nadie, estos días, lo que por norma termodinámica se va a imponer, es el descuelgue periódico de masas frías desde la nevera ártica hasta nuestras latitudes. Estas masas, bien por su llegada como frentes nubosos, bien por su aislamiento en forma de embolsamiento frío, harán del mes el tradicional carrusel de días de sol y sombra al que estamos acostumbrados.

Ya los modelos estacionales marcan cierta tendencia húmeda en la mitad occidental de la Península Ibérica para la primera quincena del mes, incluso se puede empezar a intuir la llegada hasta nuestros dominios de una de esas masas aisladas que tienden a derivar en las tormentas vespertinas para el fin de semana de la próxima semana, pero por el momento, nada fiable.

Que llueva o que no llueva es algo que hasta bien entrada la próxima semana no podrá llegar a intuirse, por lo que no se angustien y disfruten de los próximos días que vendrán, pasado el frente que nos cruzará entre hoy y mañana. Desde el viernes tendremos unos magníficos días, de ambiente clamorosamente primaveral, derivados del panzamiento del amigo azoriano sobre toda la Península Ibérica y buena parte del continente europeo. Lo que venga después, espero que sea una continuación de los días que tendremos el próximo fin de semana, pero algo me dice, que por cuestiones de equilibrio dinámico, tenderá a ir compensándose, malogradamente, según avancen los días. Esto, también está por escribir.

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