Luz interior en Santiago
La lluvia impide la salida de María Santísima de la Concepción en su Desamparo, que fue venerada en la parroquia | La procesión del ‘pasito chico’ del grupo joven de las Penas cumplía su 25 aniversario
El día transcurre de manera sombría. El cielo amenaza lluvia. Lo hace desde primera hora y a lo largo de la jornada. Una vez más, como sucediera en Semana Santa, las miradas se elevan. El tono gris del manto que cubre la ciudad no ofrece expectativas positivas de cara a la tarde. Es un sábado diferente en Santiago Apóstol. En el interior de la parroquia, María Santísima de la Concepción en su Desamparo aguarda en su pequeño trono. Los componentes del grupo joven de la hermandad de las Penas mantienen la esperanza de que el tiempo mejore. Pero la claridad no llega y después de un compás de espera, el colectivo de la corporación del Domingo de Ramos decide suspender su salida procesional. La inestabilidad meteorológica, en ese momento, da paso en ese instante, unos antes, a las precipitaciones.
La lluvia, tanto el riesgo como su presencia, volvió a impedir que una cita esperada pudiera tener lugar con normal desarrollo. Este año el agua cobró protagonismo en exceso. En esta ocasión, el grupo joven de la hermandad de las Penas lo tenía todo dispuesto para celebrar un importante aniversario. Porque se cumplía un cuarto de siglo de la salida de su pasito chico, sobre el cual se encontraba María Santísima de la Concepción. Con motivo de dicha efeméride, el colectivo había establecido la fecha de tan tradicional procesión para los cofrades cordobeses de forma que coincidiera con el triduo en honor a Nuestra Señora y Madre de los Desamparados.
Precisamente el recorrido por las calles del barrio de Santiago, que también tenía un carácter especial, debía comenzar tras el segundo día de culto a la titular de la corporación del Domingo de Ramos. Pero no pudo ser. En torno a las nueve de la noche, era anunciada la suspensión de la salida procesional. La ilusión quizá quedó desdibujada, pero no se apagó el compromiso que durante años mantienen los más jóvenes de la hermandad de las Penas. Los miembros del grupo joven y de la corporación mostraron su devoción entre los muros de la parroquia, con los cirios del pasito chico encendidos. Como la luz interior de quienes garantizan un brillante futuro cofrade a la ciudad.
0