ONCE: 75 años de pérdida de visión
Este año 2013 se cumple el 75 aniversario de la ONCE y para celebrarlo su cúpula dirigente está realizando diferentes eventos cargados de boato y de coste astronómico, alejado del sentir de sus trabajadores y afiliados y sobre todo, del estado de ánimo de la ciudadanía española.
Entre estos actos, me gustaría destacar el premio Príncipe de Asturias a la Concordia y la audiencia con su Santidad El Papa Francisco, prevista para el 11 de Diciembre.
Ante estos dos solemnes actos, tengo que advertir como la ONCE ha venido deterirando las relaciones democráticas en su seno en las últimas décadas, jugando a la compra de voluntades de todo tipo de instituciones tales como massmedias, sindicatos, asociaciones de representantes de discapacitados y un largo etc, con el único fin de ocultar sus miserias.
Por otro lado, hemos visto como sus afiliados han ido perdiendo servicios tales como los Centros Especiales de Educación, ayudas a la vivienda o al empleo y como sus trabajadores han ido perdiendo todos los Derechos adquiridos, convirtiéndose de esta manera, los vendedores del cupón en un auténtico laboratorio de las Reformas Laborales que se han ido aplicando en España, indistintamente del Gobierno de turno.
Si alguna institución no es merecedora del Príncipe de Asturias a la Concordia, sin duda que esa es la ONCE, máxime el mismo año que entra en vigor su XV Convenio Colectivo en el cual, se sanciona como falta muy grave a los vendedores que durante dos meses consecutivos estén por debajo del rendimiento pactado, con el riesgo de ser despedidos a las tres faltas de esta índole. En esta situación se encuentra el 10 % de la plantilla de vendedores del territorio español. Afectando de manera singular a los vendedores ciegos y de movilidad reducida.
Pero sin duda, lo que clama al cielo es que pidan audiencia con su Santidad, justo cuando El Papa Francisco está denunciando al Liberalismo como fuente de todo mal e instando a la Humanidad a que abandone el dinero como centro de su vida.
Seguramente cuando la cúpula de la ONCE, los cuales ganan 40 veces más que los vendedores del cupón, se postren ante su Santidad, éste le responda de la siguiente manera:
el llamado capitalismo salvaje no hace sino volver más fuertes a los fuertes, más débiles a los débiles y más excluidos a los excluidos. Hace falta gran libertad, ninguna discriminación, nada de demagogia y mucho amor. Hacen falta reglas de comportamiento y también, si fuera necesario, intervenciones directas del Estado para corregir las desigualdades más intolerables“.
Juan Escribano Gutiérrez, profesor Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
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